Las parejas que por decisión propia o por situaciones adversas a ellos solo tienen un hijo cargan con prejuicios de la sociedad como que sus hijos serán narcisistas, malcriados e individualistas, todo gracias a los resultados de las investigaciones publicadas por G. Stanley Hall, paradójicamente uno de los fundadores de la psicología infantil.
Mitos del hijo único

Pero este mito con el paso del tiempo y nuevos estudios psicológicos se ha venido derrumbando dando paso a nuevas formas de mirar a estos chicos.
iMujer te cuenta cuáles son esas características que les atribuían a los hijos únicos y cómo han ido cambiando. Descubre los mitos alrededor de este tema.
Los hijos únicos no pueden socializar

Esta idea preconcebida se da por la tendencia que tienen estos chicos a mantenerse siempre dentro de su núcleo familiar, lo que hace que cuando llegue el momento de compartir con otros niños de su misma edad tiendan a aislarse o por lo menos se les dificulta mucha interactuar con los demás.
Pero los estudios más recientes desmienten esta creencia; si bien es cierto que en los primeros días de los niños en preescolar existen algunas dificultades para socializar la escuela, la rutina diaria se encarga de que esta timidez se vaya desvaneciendo poco a poco.
Tanto así que en un estudio adelantado por Donna Bobbitt-Zeher y Downey Douglas, de la Universidad Estatal de Ohio donde analizaron el comportamiento de 13.466 adolescentes determinando qué tan sociales eran los hijos únicos, comprobaron que tenían un nivel de aceptación igual que otros chicos con hermanos.
Es clave, eso sí, ayudar al niño a que desarrolle inquietudes donde socializar sea el método de resolverlas y evitar que los tiempos frente a un televisor o una pantalla de computador sean excesivas pues esto si aísla bastante, afirma Cristina Sabin, psicóloga argentina.
Los hermanos son esenciales

El siguiente mito recalca que los hermanos crean un grupo único donde se desarrollan alianzas, se comparten secretos y se enfrentan problemas de una forma que solo un hermano puede asumir.
Para Laurie Kramer, profesora de Estudios Aplicados de Familia de la Universidad de Illinois, esto no es necesariamente positivo pues en esta camaradería no solo se comparten las experiencias positivas, sino que se tiende a repetir las negativas.
Además, el concepto de familia se ha transformado bastante y los roles ya no están tan marcados así que la figura del hermano a veces la suple un primo, un tío muy joven o un amigo de la casa. El comportamiento de cada individuo lo dictan los valores impartidos en la familia y no el número de hermanos que tenga.
Los hijos únicos son más agresivos

Se asocia este comportamiento al hecho de que los hijos únicos son más consentidos y sus padres les conceden muchos más caprichos, lo que los hace voluntariosos e irritables cuando alguien no accede a sus deseos.
Pero lo cierto es que los hijos únicos al no tener en su casa un hermano con el cual pelear, desarrollan una actitud mucho más reposada y reflexiva evitando buscar conflictos con otros niños.
Las conductas agresivas que manifiesta un niño, independientemente de que sea único o tenga hermanos, son más bien comportamientos que observa en su núcleo familiar y que tiende a repetir luego.
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