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Cómo manejar los enojos de nuestros hijos.

La mirada de un niño enojado puede llegar a lastimar tanto como certeros cuchillos lanzados a nuestro sensible corazón de madres. Incluso pueden convertirse en hábiles maestros de la indiferencia, que nos vuelve locas, que no podemos soportar. Nuestros niños se enfadan, y es un arduo aprendizaje, que se pone en práctica durante toda la vida poder manejar los enojos de nuestros hijos frente a los avatares de la vida.

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Ayudar a los niños a manejar el enojo

Lo importante es saber que el tema no pasa porque nuestros hijos no sientan enojo, sino que puedan transformar la ira en un sentimiento más positivo. Esto les dará la posibilidad de abordar y resolver los temas que los molestan de una manera más constructiva.

Para lidiar con los enojos de tus hijos, ten en cuenta:

Toma una respiración profunda

Mientras recuerdas que nuestros pequeños están en pleno dessarrollo, y no pueden controlar las emociones de la misma manera que lo hacemos nosotros, respira profundamente. Los niños sienten las pérdidas y las frustraciones algo así como el fin del mundo, y así lo exteriorizan. Permítele llorar, es increíble el poder sanador de las lágrimas.

No tienes que estar de acuerdo con los motivos de tu pequeño, simplemente mostrar compasión y entender su verdad, ya que una vez que esté más tranquilo y se sienta comprendido, podrá escuchar tus palabras mostrándole otra perspectiva.

A tu pequeño debe quedarle claro que lo amas, aunque esté enojado.

Preservarlo de la violencia física

Muchos chicos no pueden controlar la ira de tal manera que pueden llegar incluso a agredirse, golpeándose o tirando de sus propios pelos. Trata de contenerlo, diciéndole que entiendes que esté enojado, porque no puede conseguir lo que desea en este momento, pero no está bien que se golpee. Lo que sí puede hacer es demostrar su enojo, zapateando en el piso para descargarse.

No permitas que tu pequeño ejerza violencia sobre tí, ya sea, empujándote o levantándote la mano. Si es así, tómale suavemente la mano, diciéndole que no puedes permitir que te haga daño y que tampoco crees que esa sea su intención. También puedes tomar distancia, pero aclarándole que estarás siempre lo suficientemente cerca para cuando te necesite.

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El momento de mayor enojo no es el momento indicado para tratar de razonar con nuestros hijos, lo mismo ocurre con los adultos. Cuando la calma llega y la ira se aleja, es más facil ayudar a los niños a reconocer los propios sentimientos. Y es allí, cuando un abrazo compasivo les enseñará una de las lecciones más importantes de la vida: que si bien no siempre se consigue lo que uno quiere, siempre se puede conseguir lo que se necesita.

Soportar los enojos de los niños no siempre es una tarea fácil para los padres, pero cuando permitirmos que la empatía haga su trabajo, nuestro vínculo con ellos se fortalece, y un pequeño milagro habrá obrado nuevamente en tu vida, el milagro de que tus hijos asciendan un peldaño más en la escalera de la inteligencia emocional.

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¿Cómo manejas los enojos de tus pequeños?