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Cómo discutir de manera sana delante de los hijos

Aunque parezca una contradicción, no lo es. Es inevitable que alguna vez los hijos presencien una discusión de sus padres. Después de todo, los padres somos seres individuales, con creencias propias y con educaciones diferentes, que los une un gran proyecto en común, que es la familia. Aquí te contamos  cómo discutir de manera sana delante de los hijos para que ellos no se asusten y hacer de un intercambio de opiniones una herramienta de aprendizaje.

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Que la lucha sea justa

Esto quiere decir sin insultos, sin gritos, ni amenazas, centrándose de esta manera en el motivo de la discusión. Lo importante es que a los niños les quede claro que más allá de cualquier discusión sus padres se aman y seguirán juntos. Evitar descalificar las opiniones del otro.

Evitar temas de adultos

Por más que el diálogo sea importante en la familia, evita temas que por su temática son de la esfera privada de la pareja, como por ejemplo, su vida sexual o hablar mal de algún familiar que no esté presente, como por ejemplo, la suegra o la cuñada. No olvidemos que muchas veces los niños pueden malinterpretar la opinión de un adulto.

Imagen Thinkstock

Nunca discutir delante de ellos decisiones que los involucren

El tema de los límites es en muchas ocasiones uno de los mayores desafíos que se nos presentan como padres. Poner límites, incluso, puede llegar a ser doloroso para los padres, pero siempre debemos entenderlos como un gesto de amor.

Recuerdo, hace dos años, mi hija mayor tenía programado con el colegio un viaje para una competencia deportiva. En los últimos tiempos su conducta para con nosotros había empeorado, contestaba mal o ni siquiera nos contestaba por momentos. Después de hacerle reiteradas advertencias acerca de que necesitaba mejorar sus contestaciones y de obviamente, intentar hablar con ella para ver si su conducta se debía a alguna preocupación en especial, mi esposo me propuso suspenderle el viaje para que se replanteara su comportamiento.

Debo admitir que al principio me resistí a la decisión, pero conversándolo con él me dí cuenta que la conducta de mi hija era una situación dolorosa y estresante para los tres. Evidentemente nuestra hija estaba buscando un límite (aclaro que está en la etapa de la preadolescencia). Así que con el "corazón partío", como diría Alejandro Sanz, le comunicamos la decisión. En ese momento se enojó y no le pareció un acto de amor. Pero ayudó a que se comunicara con nosotros de otra manera. Por supuesto no fue de un día para el otro, pero valió la pena.

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Lo importante es transmitirles a nuestros hijos que las decisiones las tomamos de común acuerdo y desde la convicción que es lo mejor para ellos.

Que escuchen que llegamos a la resolución del conflicto

Esto les dará la posibilidad de aprender una de las herramientas más importantes de las que dispone el ser humano para la resolución de un conflicto, que es la negociación. Negociar significa escuchar las necesidades del otro y que nuestras necesidades sean escuchadas, y encontrar entre ambas un punto de encuentro y de solución.

Nunca hacerlos tomar partido

Es injusto para ellos tener que decidir por un padre o el otro, y sólo les dejará una sensación de culpa y de tristeza, que no ayuda en nada a la resolución del conflicto.

Si alguna vez, pierdes la calma y la situación se va de control, respira, aguanta un segundo y respira, discúlpate con tu hijo e infórmale que se ha solucionado el conflicto, para liberarlos de la preocupación y de la angustia. Porque, como diría mi abuela, esto pasa hasta en las mejores familias.