Además de estimular la inteligencia de tu bebé desde el primer año de edad, hay algo para lo que debes estar MUY preparada: los "terribles dos años", algo que expertos en salud mental califican como una "adolescencia" de bebé.
15 consejos para afrontar las etapas más difíciles de tu pequeño durante sus primeros 4 años

De acuerdo con la Asociación Nacional de Psicólogos Escolares (NASP, por sus siglas en inglés) en Estados Unidos, esta "primera" adolescencia es una etapa de aprendizaje y autodescubrimiento para los niños y puede extenderse hasta los 4 años.

La mala noticia es que como parte del autodescubrimiento, viene una notable rebeldía, una serie de llantos confusos y muchos berrinches. Es algo completamente normal, pero cuando las actitudes de los pequeños en esta etapa no se manejan bien, las consecuencias perjudiciales alcanzan a chicos y grandes.
A continuación te presentamos una recopilación de consejos que la NASP da para manejar las peculiares rabietas de esta complicada pero necesaria etapa:
La identificación es el primer paso

De acuerdo con los psicólogos Mark Shinn y Hill Walker —dos de los miembros más prestigiosos de la NASP— el primer paso para lidiar con un berrinche es descartar que se trate de otra cosa.
Cuando los pequeños comienzan a hablar y sus balbuceos aún son confusos, pueden iniciar una rabieta por mero capricho, no obstante, al no conocer gran parte del vocabulario, también podrían gritar y llorar al no saber expresar una necesidad (hambre, frío, dolor, etc.). Es importante estar cerca para detectar de qué se trata y actuar de inmediato.

No te dejes manipular

Desde los 2 años y medio, los niños comenzarán a tener noción de que sus llantos llaman la atención irremediablemente, así que ya podrían comenzar a usarlos por mero antojo.
Lo importante según Walker es que una vez identificada la manipulación NUNCA se ceda. A esta edad comenzarán de manera consciente a pedir más postre, un juguete en específico o quedarse más tiempo en la ducha, las cuales por supuesto NO son necesidades básicas.

Háblale mientras el berrinche trascurre

El niño puede gritar o lanzar fuertes balbuceos, pero según los expertos es importante mantener una conversación abierta con él. Puede ser una charla al azar, lo esencial es que nunca sienta que su voz es la única presente.
Cuando el niño tome aire o comience a llorar en silencio, es el momento de dar las primeras instrucciones de calma.

El indispensable el trabajo en equipo

De nada servirá que los padres eviten las rabietas en casa si los abuelos (por ejemplo) ceden a los berrinches del niño cuando están cerca.
Con maestros, abuelos, tíos y demás familiares es importante mantener una comunicación íntegra para no enviar mensajes contradictorios al pequeño.

Llévalo a un lugar seguro y pide "tiempo fuera"

Entre los 2 y los 4 años los niños tienen nula noción de cuando deben acabar su "teatro" y poco les importa el lugar en el que estén. Entre molestar a otras personas o que el niño se estrese por la aglomeración, los expertos recomiendan cargarlo a un cuarto solitario para que se tranquilice.
Una vez lejos de miradas escrupulosas y distractores perjudiciales el niño podrá desahogar mejor su frustración.

Baja un momento a su altura

Hill y Shin recomiendan que cuando las rabietas sean exageradas, se le hable al niño desde su propia altura. Ver a un adulto hacia arriba puede imponerles más y alterar su estado emocional.
Al bajar para verlo a los ojos es más probable que se tranquilice y que sienta la confianza para hablar de lo que le molesta. Aplicar un correctivo desde este ángulo también es más factible, ya que no hay necesidad de gritarle.

Tolerancia cero a agresiones físicas
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Para todo hay un límite: si en medio de una rabieta el niño golpea, patea o muerde es momento de un correctivo más fuerte.
Los especialistas no aprueban los golpes como método infalible (a diferencia de la creencia popular). En cambio, sugieren adoptar una posición firme y gritar un "¡BASTA"! o un "¡NO!" al niño. Si esto no es suficiente, una nalgada fugaz y una llamada de atención haciendo ruido con las palmas son la mejor alternativa. Cabe destacar que si el niño mantiene su agresividad al crecer, requerirá la ayuda de un terapeuta o pedagogo.

Date un respiro

¿Qué es peor que una personita llorando y pataleando en el suelo? Exacto, dos personas llorando y pataleando. La etapa entre los 2 y 4 años de edad de cualquier niño, pone a prueba la paciencia de los padres constantemente.
Si en medio de un berrinche sientes que estás a punto de llorar o de soltar un golpe indebido se vale tomar un respiro. El niño puede quedarse un momento sin los padres mientras esté con otro adulto supervisando su rabieta. O bien, ambos padres pueden designar "turnos" para sobrellevar el ataque de ira del pequeño.

Dale opciones con palabras simples

En lugar de soltar los típicos "no, no, no" los niños entienden mejor las opciones a sus caprichos. Los especialistas citan ejemplos sencillos:
"Las figuras de procelana de la abuela son peligrosas, pero puedes jugar con estos muñecos ¡Son más suaves!", "Eres muy pequeña para usar mi maquillaje, pero ¿por qué no jugamos a maquillar a alguna muñeca?", etc.

Intenta distraerlo

Los especialistas sugieren además, que cuando los niños se encaprichan con un objeto, la mayoría de las veces puede sustituirse por otro sin mayor problema.
Cuando los ejercicios de guardar la calma se lleven a cabo será momento de invitarlo a hacer otra cosa para que deje de pensar en su frustración. Los dispositivos electrónicos NO son recomendables, se espera que en cambio se pongan a colorear, ver un libro de figuras o armar pequeños rompecabezas.

Evita a toda costa enojarte

Los expertos reiteran que los pequeños deben sentir respeto por sus padres, nunca temor. Si tu hijo te ve enojado y "explotas" en público no sólo recordará por mucho tiempo la humillación de la correctiva ante tantas personas, sino que aprenderá a tenerte miedo y te perderá la confianza.
Perder los estribos no resolverá nada, si esto ocurre seguido, es más probable que el niño se vuelva retraído y pierda confianza en sí mismo al crecer.

Deja las aclaraciones para otro momento

No, no es el momento (ni la edad) para ponerte razonable con tu pequeño. En medio del berrinche, los niños no entienden argumentos ni son capaces de sentir empatía por quienes están a su alrededor.
No te preocupes, esto se corregirá conforme crezca. Mientras tanto, espera a que el berrinche pase para hacerle saber que su comportamiento no es aceptable. Mientras más sencillas sean tus palabras, mejor.

Cuando el berrinche toque su peor punto, hazle cosquillas

La NASP cita en muchas de sus publicaciones el primer chantaje que los niños aprenden para obtener lo que quieren: aguantar la respiración o saltar de forma incontrolable.
La organización también recomienda una medida muy sencilla para parar estos actos: las cosquillas. En ambos casos, el niño reirá, se verá obligado a moverse de manera más relajada y se distraerá de todo aquello que le haya molestado.

Felicítalo cuando logre calmarse

Como se citó anteriormente: NO tiene caso tratar de razonar con un niño en medio del berrinche. Los especialistas sugieren en lugar de ello, esperar que la situación pase.
Cuando el niño tenga la iniciativa de calmarse o haya respondido bien a las palabras correctivas es indispensable felicitarlo y hacerle saber que así debe manejar sus futuras frustraciones.

Procura que también sepa jugar para relajarse

Nunca subestimes las bondades de las actividades relajantes para niños, ya existen materias especializadas de yoga y tai chi infantil, por ejemplo. Una actividad que le enseñará poco a poco a relajarse y a pensar antes de actuar.
Si te parece una alternativa muy sofisticada, hay otros juegos cotidianos (y en solitario) que le enseñarán a relajarse según los expertos: armar bloques, jugar con arena kinestésica, moldear figuras de plastilina, observar libros interactivos, etc. Lo importante es que el pequeño identifique qué lo hace sentir en paz.

¿Conocías estos consejos? Por supuesto cada niño es diferente y seguro habrá algunos tips que te funcionen mejor que otros.
¿Qué has intentado para manejar los berrinches de tu pequeño? ¡Cuéntanos en los comentarios!
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