Luchar contra el cáncer en México

Los días pasan y la cuenta continúa. Mi recuperación de la cirugía es muy buena, no sé si tenga que ver la edad, el ánimo, la alimentación o todas juntas.

Les cuento un poco: el 30 de junio me realizaron la cirugía conservadora, en la cual solo se extirpa una parte del seno afectado, por lo que tendré que someterme a quimioterapias y radiaciones para un mejor resultado en el futuro. ¿Cuál? Evitar que regrese el cáncer de mama.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), este tipo de cáncer es el más frecuente entre las mujeres. A nivel mundial representa 16% de todos los cánceres femeninos y, de acuerdo con la Secretaría de Salud mexicana, cada 30 minutos este padecimiento es diagnosticado en una mujer en el país.

Pero dejando de lado la numeralia, hablemos de la calidad de atención de los servicios públicos con los que cuentan los mexicanos. Para empezar, considero que no debería de llamarse servicio público, ya que las empresas y los empleados lo pagan, por lo tanto, gratis no es.

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El ir al seguro es un verdadero calvario: duras horas para que te atiendan, aún vayas con cita, los doctores (no todos) te tratan como si te estuvieran haciendo un favor, que tampoco lo es, porque a ellos les pagan para que den un servicio de calidad.

Sí, existe una excesiva demanda por el alto número de personas que no cuentan con recursos para pagar un servicio privado. Eso es una realidad, las instituciones de salud pública no se dan abasto por tantas personas que atienden al día. 

En una de las ocasiones que me tocó ir a un hospital público, le pregunté a una enfermera ¿cuántas personas has revisado el día de hoy? Me dice: “Llevo una hora y ya le he dado atención a más de 200 personas”. 

¿Cómo entonces queremos que las enfermeras sean tan dulces y tiernas como lo son en un hospital privado? Pero, ¿por qué privado es sinónimo de calidad? ¿entonces eres lo que tienes? En nuestra nación sí. 

La vivienda, la salud, la educación y otros derechos son inherentes a todos los mexicanos, según nuestra Constitución, y ninguna persona, en teoría, debería de pasar por este tipo de situaciones. Además de aguantar todo eso, tienes que estar de pie con tu enfermedad. 

A mí, gracias a la vida, me operaron en un hospital particular; sin embargo, por desgracia o no, me realizarán las quimioterapias y radiaciones en un hospital administrado por el Instituto Mexicano del Seguro Social, ya que no cuento con seguro de gastos médicos mayores privado y para una persona de nivel medio, es imposible costearse esa atención en lo particular. 

Lo importante aquí es que ya estoy del otro lado, con toda la voluntad y actitud de superar esto. Mi optimismo y la sonrisa que me llena día con día es una razón más para luchar contra el cáncer de mama.

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