Hace un tiempo hablábamos sobre la importancia de mantener la higiene de los alimentos. Por ese entonces veíamos que esta se basaba en una buena conservación y preparación de las comidas. En esta ocasión nos centraremos específicamente en el primer aspecto, es decir, en la conservación de los alimentos.
La conservación de alimentos

La conservación de alimentos se ha practicado durante cientos de años. Su objetivo principal es la de extender su vida útil, evitando la presencia de microorganismos indeseados y manteniendo (en la mayor medida posible) su valor nutricional.
Existe una variedad de formas para conservar los alimentos. El enfriamiento, por ejemplo, es una de ellas. Algunos alimentos se mantienen correctamente en nuestra heladera mientras que otros necesitan de una refrigeración mayor. A esos los conservamos en el freezer.
Los métodos para conservar los alimentos incluyen el sellado al vacío, el enlatado y el embotellado (estos últimos son especialmente útiles para la guardar conservas, mermeladas y jaleas). A su vez, envolver cuidadosamente a los alimentos (por ejemplo, con una lámina de plástico y luego con papel aluminio) también es una forma de evitar que se descompongan.
Otros métodos de preservación son: el secado, el salado o curado y la irradiación. Además, la conservación de alimentos se puede lograr a través de la pasteurización y la fermentación láctica. Todos estos métodos de conservación de los alimentos pueden aplicarse de forma individual o combinados, dependiendo de cada alimento en particular.









