La Dieta Yin Yang no es una propuesta para comer menos, sino mejor. Nació en Japón de la mano del sabio doctor Sagen Ishizuka, y se basa en la teoría de que los problemas de salud se asocian a la mala nutrición.
Dieta Yin Yang: aprende las bases de esta propuesta centenaria que promete alargar la vida

Esta dieta busca la grandeza de vivir más y mejor, en una total comunión entre cuerpo y alma, y también con la naturaleza. No podía ser menos viniendo del Oriente, donde hasta el más mínimo acto conlleva un profundo significado espiritual.
Los alimentos yin y los alimentos yan

La alimentación macrobiótica clasifica los alimentos en dos grandes grupos, de acuerdo a Healthline.
- Los alimentos yin o de energía fría incluyen: productos de soja, como tofu; ciertos tipos de carnes como la de pato y cangrejo; frutas como el melón; vegetales como el pepino, la zanahoria o el repollo; y el agua, así como otras bebidas frías.
- Los alimentos yang o de energía caliente que abarcan a las comidas ricas en grasas, proteínas, sodio o calorías; ciertas carnes como la de puerco y vaca; especias como la canela o el jengibre; huevos; arroz blanco; y bebidas alcohólicas.
Alimentos frescos y ecológicos
Además de proponer el equilibrio entre los alimentos yin y los alimentos yan, la dieta macrobiótica propone moderar al máximo todo tipo de alimentos refinados y procesados, y hacer énfasis en los alimentos de origen vegetal de un cultivo más ecológico posible.
El toque japonés

Ciertos alimentos característicos de esta dieta tienen fuertes raíces japonesas, como las algas marinas, muy utilizadas en Japón, los tés Mu o Bancha, el mijo el arroz integral y el Shiitake, entre otros.
Fiel a la gastronomía japonesa, las verduras se pueden preparar al vapor o estofadas. Y las frutas, hervidas o en compota.
Qué podemos aprender de la Dieta Yin Yang
Para empezar, esta dieta es una invitación para adentrarnos en un cultura de la que conocemos muy poco en Occidente, pero por sobre todo a alimentarnos de forma balanceada y a priorizar los alimentos frescos y naturales, por sobre los procesados. Y, definitivamente, en nuestro mundo de comidas rápidas y artificiales, necesitamos recordar y aplicar estos consejos.
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