Gianclaudio Marengo nunca imaginó que su viaje a Nueva York le daría un racimo de sorpresas, algunas no muy buenas. La Gran Manzana siempre sorprende a los visitantes más allá de las expectativas pero lo que este joven italiano vivió no fue nada ordinario.
Un maratonista italiano vive momentos de desesperación en las calles de Manhattan. ¡Descubre su historia!


Gianclaudio viajó con un grupo de amigos que participarían en la carrera de maratón de Nueva York el 1ro de noviembre. Aunque él había estado entrenando no tenía un puesto registrado para participar en la carrera.
Sin embargo cualquier cosa es posible en Nueva York. Un amigo le cedió su puesto y como por arte de magia Gianclaudio corrió la famosa carrera.
Sin embargo, la segunda sorpresa no fue tan agradable. El hombre de 30 años debió haber botado la tarjeta con la información del hotel mientras sacaba la bebida energética de la bolsa que llevaba en su abdomen durante la carrera y no supo a dónde debía dirigirse.
Así que se decidió por dar vueltas alrededor del Central Park en busca de alguna pista que pudiera orientarlo, o quizás encontrarse con sus amigos con un golpe de suerte.
Las horas pasaron y Gianclaudio comenzó a perder la paciencia. “Me empecé a sentir avergonzado y ansioso. También me preguntaba qué estarían pensando mis amigos,” comentó Gianclaudio en una publicación. Imagínate a un hombre dando vueltas en Manhattan durante la noche con un número en el pecho, sin saber dónde ir, sin hablar ni un pelo de inglés, y sin dinero. Yo en su lugar me hubiera muerto de miedo, como le pasó a Gianclaudio. A todas estas hay que agregar que el joven se recuperó recientemente de problemas de adicción a drogas. “Lloré de desesperación durante el segundo día cuando empecé a perder las esperanzas", dijo.
Gianclaudio Marengo, 30enne italiano con disabilità mentale, è scomparso dopo la Maratona di New York. https://t.co/Wrz2LmADjI
— Pierfrancesco Loreto (@pierloreto) November 3, 2015
De tanto vagar nuestro amigo fue a recalar a un área cerca del aeropuerto donde un policía lo abandonó a su suerte. Pero donde las dan las toman, según el refrán popular. Horas después otro policía notó que Gianclaudio era un extranjero perdido y desesperado.
El oficial usó una aplicación en su teléfono para traducir de italiano a inglés mientras se comunicaban. El buen samaritano llevó a nuestro amigo a la estación de policía más cercana, pero antes: “El oficial me ofreció desayuno: un capuccino y una dona.”
Gianclaudio fue internado en un hospital de la ciudad donde garantizaron su recuperración.
“No recuerdo el nombre del oficial que me encontró pero me gustaría agradecerle e invitarle a visitar San Patrignano”, aseguro.
Un final feliz para la odisea de este hombre.









