De la misma manera que interactuamos y formamos parte de redes sociales, también lo hacíamos en la época pre-Internet, cuando no existían Facebook, Twitter o Instagram. De hecho, el término "redes sociales" es frecuentemente asociado al concepto de Internet, cuando en realidad se aplica a todo vínculo humano.
Un algoritmo social podría ayudar a prevenir el HIV en jóvenes sin hogar

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Algoritmos sociales utilizados para prevenir e informarnos sobre el HIV
Donde sí influye la tecnología de la información, es en cómo se manejan y para qué se utilizan esos datos, ya que hoy en día sí existe un mayor control y estudios al respecto. Publicidad, estafas, ingeniería social... Todos esos sistemas utilizan información estudiada de nuestras redes sociales y según nuestros contactos o nuestros gustos, nos transformamos en objetivos de determinados algoritmos que nos bombardean con información que "podría interesarnos", para que terceras personas obtengan un beneficio económico.
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De la misma manera, ese tipo de algoritmos que estudian (y alteran o determinan) nuestro comportamiento e intereses, también puede ser utilizado con buenas intenciones. Precisamente eso es lo que realizan investigadores de la Universidad de Carolina del Norte, para mejorar y facilitar la llegada de información referida al virus que causa una de las más temidas enfermedades: el SIDA.

Gracias a este algoritmo, se estudia el comportamiento de un grupo de jóvenes sin hogar, determinando además su influencia dentro de su comunidad. La cantidad de amistades, la incidencia que tienen sobre ellos, y la facilidad de comunicar una idea, son aspectos básicos para ser considerado un potencial transmisor de información, que además de ser clara y efectiva, sea bien recibida por sus pares.
Una versión artificialmente mejorada del "boca en boca"
Obviamente, el método "de boca en boca" siempre funciona mejor cuando la persona que nos recomienda algo es de confianza, por tanto en teoría, sería más efectivo utilizar a estos individuos como agentes concientizadores, que apelar a los medios clásicos de información. En números fríos, y según los propios investigadores, el experimento es un éxito y representa un 60% más de efectividad en el mensaje, comparado a campañas previas por vías clásicas.
El uso de este algoritmo está en una fase de prueba, teniendo como focus group la comunidad de jóvenes sin hogar, ya que en los Estados Unidos representan unos 2 millones de individuos entre los 13 y 24 años, de los cuales aproximadamente un 11% son portadores de HIV.
Si el proyecto continúa arrojando buenos resultados, la experiencia se trasladará a más público, pudiendo utilizarse además para campañas sobre otras enfermedades o problemas sociales, que requieran la transmisión y fijación de la información.
Como ves, las redes sociales también son generadoras de ideas aplicables a buenas causas. Aunque por otro lado, el comportamiento humano parece ser más predecible y manejable de lo que podríamos esperar... ¿Tú qué opinas al respecto?






