Navidad está llena de esos pequeños detalles que suman un toque de magia al conjunto, y uno de ellos reside en el papel con el que envolvemos los regalos que daremos a nuestros seres queridos. Una costumbre que no concebimos sin un papel bonito, a ser posible en color rojo, y cuyo origen es más curioso de lo que pensabas.
¿Por qué envolvemos los regalos?


¿Quieres saber por qué envolvemos los regalos?
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Envoltorios bonitos, mejores reacciones

Como muchos otros elementos que Occidente maneja actualmente, el papel de regalo procede de Oriente, concretamente de China, país cuyo emperador ya repartía a sus políticos de la corte el sueldo envuelto en bolsitas hechas de fibras de bambú y paja de arroz llamadas "chih pho" alrededor del siglo II a.C.. En otros países asiáticos como Corea del Sur comenzaron a envolver los regalos en prendas de ropa de seda alrededor del 67 a.C. y en Japón se entregaban cubierto por una pieza de furoshiki, una colorida tela tradicional del país nipón. Con el paso del tiempo, la bolsita fue perfeccionada en China y sustituída por papel tras la invención del mismo en 105 d.C., un secreto que reservó durante siglos hasta que los egipcios averiguaron el modo de fabricarlo, exportando la costumbre a Europa para principios del siglo XI.
En 1507, Inglaterra se convirtió en el primer país occidental en potenciar el papel como envoltorio, sin embargo, este siempre sucumbía a las típica grietas al realizar los pliegues, por lo que aquella moda fugaz sucumbió al olvido hasta que la Navidad comenzó a instaurarse entre los siglos XVIII y XIX en Europa y, por ende, también en Estados Unidos.
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Alrededor de 1843, las tarjetas de Navidad comenzaron a imponerse y, con ellas, el papel de regalo ya incluía también dibujos de Papa Noel, árboles de Navidad y nieve, algo que se vio potenciado aún más durante el reinado de la Reina Victoria en Inglaterra (1838 - 1901), época en la que comenzaron a imprimirse las primeras piezas de papel de regalo. La costumbre comenzó a seguirse en Estados Unidos, país en el que, como comentábamos hace unos días, el árbol de Navidad comenzaba a causar sensación en las familias norteamericanas durante aquella época.
Sin embargo, la inclusión definitiva del papel de regalo en la sociedad capitalista llegaría en 1917, año en el que los hermanos Hall, propietarios de la tienda Hallmark situada en Kansas, comenzaron a distribuir papel de regalo en colores blancos, verdes y rojos con tal éxito que éste se agotó antes de tiempo. Ante la problemática, ambos decidieron vender el papel francés que utilizaban para forrar sobres en el almacén y los vendieron a 10 céntimos. Visto el éxito que tuvo la idea, al año siguiente vendieron tres por 25 céntimos, introduciendo de este modo la cultura del 3x2 que hoy se ha vuelto tan usual en épocas de consumismo.
Hoy día Hallmark es el mayor imperio del papel de regalo de todo el mundo.
Y es que, según afirman diversos estudios, la existencia de este envoltorio no sólo nos sumerge más fácilmente en el espíritu navideño, sino que crea mayor excitación a la hora de abrir el regalo y compensa la decepción del mismo en caso de no ser de nuestro agrado.
La psicología del papel de regalo trata de volver nuestra Navidad una época más bonita y mágica, aun si la tala de 30 millones de árboles deba contribuir a tal fin durante los doce meses anteriores.
Paradojas de una sociedad capitalista.
El origen del papel de regalo surgió en China hace miles de años, país que encontró en el papel al mejor aliado para desarrollar una industria propia que tardaría siglos en alcanzar a la sociedad europea.
No olvides comprar papel de regalo (a ser posible reciclado) y permite que la naturaleza y la magia navideña puedan seguir conviviendo.
¿Ya tienes listos los regalos de Navidad?









