No es ninguna broma: payasos profesionales no están muy contentos con el remake de It

Una nueva versión cinematográfica de la clásica novela It de Stephen King ha despertado el entusiasmo en casi todo el mundo: en los miles de fanáticos del escritor más popular y prolífico de la literatura de horror y ciencia ficción, en los interesados en el cine de horror o meramente en los grandes y prometedores blockbusters hollywoodenses, y en todos los que recuerdan con una mezcla de nostalgia y horror infantil aquella vieja versión en miniserie de la historia, con el aterrador Pennywise interpretado por Tim Curry.

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La novela, publicada en 1986 y convertida rápidamente en un bestseller, junto a su adaptación a la pantalla de 1990, son posiblemente las piezas de la cultura popular mayormente responsables por instalar ese miedo generalizado a los payasos, esa noción extendida y común de que no son más que diabólicas criaturas que se esconden detrás de esa fachada de alegría fingida y de su mueca de sonrisa pintada, que engañan niños con artilugios como globos y una apariencia graciosa, vaya a saber con qué macabros propósitos.

Un fenómeno que ya tiene incluso su propio nombre: coulrofobia.

Todo esto había quedado tal vez un poco olvidado, o al menos resguardado y seguro pero cada vez más al fondo de la memoria cultural colectiva, a medida que pasaba el tiempo y la sensibilidad moderna se encargaba de proyectar otros miedos.

Sin embargo, el miedo a los payasos volvió a cobrar impulso, a ser explotado y promovido, primero en forma de misteriosos fenómenos de aparición de bromistas en todas partes del mundo (o incluso no tan bromistas) y ahora ante la expectativa de la película It.

Hay un grupo que se ha visto perjudicado por todo esto: los payasos profesionales.

Esas personas que se ganan la vida disfrazándose de payasos y tratando de divertir a los niños, de animar fiestas y cumpleaños infantiles o de trabajar en circos (¿todavía existen los circos?).

Una profesión en decadencia

Según reporta la revista Mel Magazine, la comunidad de payasos está bastante molesta con el lanzamiento de It, ya que temen que vaya a reavivar el miedo y la aversión a los payasos, perjudicando todavía más, y probablemente de manera definitiva, un oficio que ya de por sí viene decayendo desde hace un tiempo en el rubro del entretenimiento.

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“Será algo muy malo para nosotros” dijo refiriéndose a la película Guilford Adams, un hombre de 42 años de Los Angeles que ha actuado como el payaso Gilly por 20 años.

“Están arruinando nuestro negocio” se sumó su colega Nick Kane, también conocido como el payaso Mr. Nick.

Otro experiente payaso, Roger Fojas, de 48 años, aseguró que el impacto negativo de la película ya se está sintiendo y que, tras el lanzamiento del primer tráiler oficial de It la semana pasada, el tráfico de su página web decayó considerablemente.

Nunca fue tan arduo ser un payaso, aseguran todos, recordando amargamente que en otros tiempos eran vistos como una pura fuente de diversión y entretenimiento, imagen de la que han sido despojados por culpa del retrato que se ha hecho de los payasos en la ficción, de la que It es la más célebre, pero solamente una de tantas.

“Es una profesión en vías de extinción” reconoció Adams, a.k.a. el payaso Gilly, lamentando el hecho de que la nueva película It terminará por asustar a los niños de ahora y alejarlos de los payasos, haciendo que sus padres ya no los contraten. “Los niños se perderán esta forma de arte que es en esencia placentera y simpática y no tiene nada que ver con las Kardashians y el Minecraft” concluyó, el hombre que se inspiró en figuras como Charlie Chaplin, Buster Keaton y los hermanos Marx para adoptar esta profesión.

¿Qué será de los payasos, entonces? ¿Cambiarán de profesión? ¿Será este el resurgir de la carrera de mimo?