Después de volver, quizá innecesariamente, a uno de sus viejos éxitos y uno de sus roles más famosos, con Dumb and Dumber To (2014), Jim Carrey se alejó por completo de la vida pública y de la actuación, presuntamente impulsado por difíciles situaciones de su vida personal.
¿Jim Carrey está rememorando a Andy Kaufman y construyendo una elaborada broma?

En estos momentos, su carrera está, se podría decir, en suspenso.
Lentamente ha vuelto a aparecer, aunque no sabemos si esto significa que definitivamente buscará revitalizar su carrera y volver a actuar, si se dedicará de lleno a explorar su nueva faceta artística o si, simplemente, después de este breve relapso, volverá a refugiarse en una vida más reservada y personal.
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De todas maneras, el alejamiento momentáneo del foco público lo llevó a un terreno introspectivo y retrospectivo. Retrospectivo porque una de las noticias recientes sobre Jim Carrey, la primera vinculada a su trabajo en mucho tiempo, fue que sería productor de una nueva serie de TV, I’m Dying Up Here, inspirada en sus propios inicios como comediante.
E introspectivo porque en un video difundido recientemente por él mismo, que se hizo viral, se lo puede ver explorando su faceta como pintor, una expresión artística en las que Carrey parece haber encontrado el camino para salir adelante, para superar sus momentos más difíciles.
«Necesitaba color» confiesa desde el título del video.
¿Pero si todo esto es una broma? Después de todo la figura del artista atormentado que encuentra luz a través de su arte ya es casi un cliché.
Ciertamente Jim Carrey ha pasado momentos duros, pero su pasado como comediante, y sobre todo uno de sus papeles más recordados, permiten al menos pensar en esta hipótesis.
La gran broma

Siguiendo con su línea retrospectiva, de mirar hacia atrás en su carrera, en estos días Jim Carrey estuvo en el Festival de Cine de Venecia para presentar el documental Jim & Andy: The Great Beyond, un vistazo detrás de cámaras a la realización de Man on the Moon (1999), la película biográfica de Andy Kaufman.
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Aquel papel representó un nuevo punto alto de la carrera de Jim Carrey, un punto de inflexión que, inmediatamente después de The Truman Show, volvió a probar que el actor podía interpretar otra clase de personajes más complejos y sutiles que aquellos excéntricos e histriónicos de las comedias que lo habían hecho célebre.
Pero, sobre todo, Man on the Moon acercó a Jim Carrey de manera irremediable y definitiva a la figura de Andy Kaufman, el bromista más sofisticado y comprometido de la industria del entretenimiento.
Andy Kaufman cautivó al público menos por su talento como comediante (él ni siquiera se consideraba uno, y los pocos chistes que contaba en sus rutinas eran deliberadamente sin gracia) que por crear un personaje público demente, indescifrable y sorprendente, muy original pero casi siempre incomprensible.
Como una suerte de encarnación exenta de maldad del Joker, Kaufman llevaba la broma siempre un paso más allá, haciendo que, salvo para él, pierda la gracia para todo el mundo, que muchas veces ni se enteraba si se trataba de una broma o no. Un chiste sin remate.
Kaufman, además, se caracterizó por interpretar a sus personajes hasta las últimas consecuencias: según la misma película protagonizada por Jim Carrey, ni siquiera su representante supo hasta mucho después de haber negociado un inédito contrato con la cadena ABC en su nombre, que el misterioso y desagradable Tony Clifton era el mismísimo Andy Kaufman.
Jim Carrey ha revelado, con motivo del documental del detrás de cámaras de Man on the Moon, ciertos detalles de su interpretación de Andy Kaufman, que llevan inevitablemente a pensar en una suerte de fundido entre ambas figuras, un juego de cajas chinas de personalidades, que nos lleva desde Andy Kaufman creando un personaje público llamado Andy Kaufman y otro llamado Tony Clifton, a Jim Carrey poniéndose en la piel de Andy Kaufman para recrear a ambos, pero también llegando a la conclusión de que él mismo, Jim Carrey, es un personaje.
¿Quién es Jim Carrey?

Durante todo el tiempo en que estaba haciendo la película Man on the Moon, Jim Carrey se mantuvo en personaje, interpretando a (convertido en) Andy Kaufman aún cuando las cámaras no estaban filmando (aunque interrumpiendo el papel los fines de semana que iba a visitar a su hija).
Esto ocasionó molestias y frustraciones en sus compañeros de elenco y en el equipo de producción de la película, lo que nos da el primer paralelismo entre Kaufman y Carrey: en la sitcom Taxi, cuando Andy Kaufman aparecía personificando al conflictivo Tony Clifton, situación que se retrata en la película Man on the Moon, sucedía exactamente lo mismo, generando un clima conflictivo y molesto en el set de grabación.
Hay un curioso juego de transposición entre la vida de Andy Kaufman, sus performances y sus personajes, el retrato de todo esto en Man on the Moon, y las circunstancias reales detrás del rodaje con Jim Carrey.
Habitar el personaje Andy Kaufman, y por consiguiente también a Tony Clifton, de manera tan completa y comprometida, fue para Jim Carrey «una experiencia psicótica», según acaba de confesar.
«Fue también parte de mi viaje espiritual» agregó, «y de un proceso que me llevó a la realización de cierta completitud y al dejar atrás mi ego y la idea mismo de un “yo”».
Una anécdota: al mismo tiempo que cuando estaban haciendo Man of the Moon, Jim Carrey estaba trabajando en la película El Grinch, al mando del director Ron Howard.
Howard se comunicó con el set de Man on the Moon para discutir con su protagonista asuntos relativos a su película, pero Carrey no estaba disponible. El que le devolvió la llamada fue Andy Kaufman, es decir Carrey personificando a Kaufman, que le dijo que Jim no estaba pero que él le transmitiría su mensaje.
En una de las primeras escenas de Man on the Moon, Andy Kaufman, personificando a Tony Clifton, llama a su representante para decirle que no confíe en Andy Kaufman, que está loco.

Otra: en Man of the Moon, vemos cómo Tony Clifton sabotea su propio aparición como invitado en Taxi, al aparecer junto a dos prostitutas, protestar por el guión y armar un escándalo.
En el rodaje de Man on the Moon, Jim Carrey, en el papel de Tony Clifton, llamó al set para informar que llegaría tres horas tarde porque no le gustaba el auto que le habían dado e iba a tener que ir a comprar otro, y si la producción no lo pagaba no iría a trabajar.
Después de terminar la película Man on the Moon, de este desdoblamiento constante de su personalidad, a Jim Carrey le costó volver a encontrarse a sí mismo, pero sobre todo, llegó a una impactante conclusión.
«Me tomó un mes recordar exactamente quién era y en qué creía» le dijo ahora a Deadline, «lo que me llevó a la pregunta: ¿Qué tan real es el personaje de Jim si puedo olvidarme de todo lo que es significativo para él? Es un sacudón definitivo caer en la cuenta de que uno mismo es un personaje».
Hace poco, en su primer aparición pública desde hace dos o tres años, Jim Carrey estuvo en el programa de Jimmy Kimmel.
En él, extrañamente, tantos años después, pareció evocar cierta vibra Kaufmaniana, con su actitud un poco ingenua, como manteniéndose ajeno a todo lo que al público le está resultando divertido, con la mirada un poco perdida e inocente, todo lo que recuerda a algunas famosas apariciones de Kaufman en TV.
Quedarse callado cuando se suponía que tenía que decir algo fue uno de los primeros recursos que utilizó Andy Kaufman para desafiar las expectativas del público e incomodarlo, cuando apareció, por ejemplo, en Saturday Night Live.
Es exactamente lo que hizo Jim Carrey en el programa de Kimmel.
«Quería ver qué sucedía si continuaban aplaudiendo hasta que se cansaran» le dijo a Kimmel. «Es incómodo. Pero encantador». Una definición que encaja con el estilo de Kaufman.
Después, hablando con Kimmel, volvió a la idea de Jim Carrey como personaje, como algo separado de quién es él realmente.
«No me malinterpretes. Jim Carrey es un gran personaje y fui muy afortunado de haber obtenido ese papel. Pero ya no pienso en él como si fuera yo».
Tal vez Jim Carrey realmente ha experimentado un cambio significativo en su vida y esté decidido a dejar atrás al Jim Carrey que todos conocíamos, el personaje público que, podemos suponer, le trajo dolor y sufrimiento. Tal vez realmente haya encontrado en la pintura su verdadera cura.
Pero la idea de que el espíritu de Andy Kaufman esté vivo en él, traído nuevamente a la superficie con la retrospectiva del documental Jim & Andy: The Great Beyond, suena bastante seductora.









