Brujas buenas y malas, seres extraordinarios, una ciudad capital nombrada como una piedra preciosa y un camino de baldosas amarillas que nos dirige a ella.
El mago de Oz: ¿cómo surgió el nombre de esta mágica tierra?


Así es Oz, el país de hadas del universo creado por Lyman Frank Baum que inició con un simple cuento de una niña de Kansas arrastrada por un ciclón hasta estas tierras que se ha expandido con numerosas historias alternativas, aunque ninguna es tan conocida como la original.
La historia fue publicada en 1900 y en 1939 llegó a la pantalla grande con Judy Garland en el papel principal. Ya en esos tiempos los más curiosos no dejaban de preguntarse sobre las influencias y musas del autor al crear tanta fantasía.
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¿Respuesta edulcorada?

Corto, pegadizo, sencillo y evocativo. Así es descrito Oz, la tierra legendaria donde todo puede ocurrir.
Pero ¿cómo surgió esta idea? El mismo autor lo explicó en una entrevista:
«Tengo un pequeño archivero justo frente a mi escritorio. Pensaba y me preguntaba sobre el título de mi historia y me había decidido a que "mago" era parte de él. Mi mirada quedó atrapada por las letras doradas de tres cajones del gabinete. El primero era “A-G”, el siguiente era “H-N” y en el último estaban las letras O-Z. Y Oz se convirtió en el título».
La versión fue confirmada por el hijo del autor en una entrevista en 1965 al Chicago Daily News, pero algunos investigadores apuntan a que se trata de una historia un tanto rosa para responder con algo más creativo que «no significa nada» o «no lo recuerdo».
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Otras musas de inspiración

La duda surgió cuando se reveló que durante el proceso de publicación y compra de derechos registrados el autor sí empleó la palabra Oz, no así mago.
Hay quienes sugieren que Oz es un guiño a Boz, el seudónimo que Charles Dickens usaba y a quien Baum admiraba. También se menciona el poema Ozymandias, de Percy Bysshe Shelley, como fuente de inspiración.
Otras teorías aluden a que en la Biblia se menciona a la tierra de Uz como el hogar de Job, bastante similar a Oz, o que el autor disfrutaba de crear historias que causan un ¡oh! en el lector.
Lo que sí es cierto es que se trata de un nombre completamente original, tal y como lo reveló la esposa del autor a un amigo: «La palabra Oz vino de su mente, tal y como ocurrió con los personajes. Nadie sugirió nada».
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