La presencia de James Cameron en los Premios Oscar de 1998, en los que arrasó con su película Titanic, dejó para la posteridad un momento tan emblemático como ridículo y desmedido: en su discurso de aceptación del premio a mejor director, inyectado de entusiasmo y amor propio, exclamó la misma frase pronunciada por el personaje de Leonardo DiCaprio en la película, «I’m the King of the World» («Soy el rey del mundo»), generando desconcierto e incomodidad en el público presente y en los millones de televidentes.
El día que James Cameron casi golpea a Harvey Weinstein con su Premio Oscar por defender a Del Toro

Pero en esa misma ceremonia, hubo otro momento digno de ver y tal vez igual de incómodo, que sucedió sin embargo fuera de cámaras. Lo acaba de contar James Cameron en una entrevista que dio a Vanity Fair precisamente con motivo de la cercanía del 20º aniversario de Titanic.
Duelo de estatuillas

La anécdota tal vez volvió al recuerdo del director tras el sonado escándalo reciente, ya que involucra al productor Harvey Weinstein, ahora caído en la desgracia y el oprobio tras la serie de acusaciones de abuso sexual y acoso en su contra.
Pero en esa época Harvey Weinstein era un afamado y prestigioso productor que había fundado el estudio independiente Miramax y había hecho toda una carrera abriéndole la puerta de Hollywood a algunos de los grandes talentos cinematográficos jóvenes, incluyendo a Steven Soderbergh y Quentin Tarantino.
En esa ceremonia del 98, Weinstein estaba presente como productor de Good Will Hunting, la película de Gus Van Sant que un rato más tarde sería premiada con dos Premios Oscar, el de mejor actor de reparto para Robin Williams y el de mejor guion para unos jóvenes Matt Damon y Ben Affleck.
Se puede decir que la reputación y el éxito de James Cameron como director en 1998 eran análogos a la reputación y el éxito de Harvey Weinstein como productor.
Pero ambos tuvieron un encontronazo durante la ceremonia, un altercado que se originó cuando James Cameron se sintió obligado a respaldar a su amigo Guillermo del Toro.
Así lo recordó Cameron.
¿Qué recuerdas de aquella noche en que Titanic ganó los Oscars?
Recuerdo casi tomarme a golpes de puño con Harvey Weinstein y querer golpearlo con mi estatuilla.
En retrospectiva probablemente mucha gente hubiera querido...
Que yo llevara a cabo esa intención... Pero todo esto estaba ocurriendo en la sala principal del teatro, y justo empezó a sonar la música que indica que todos deben volver a sus asientos. La gente que estaba alrededor nuestro nos gritaba “¡aquí no, aquí no!”, como si lo correcto hubiera sido pelear en el estacionamiento pero no allí y en ese momento, en el que sonaba la música y se preparaban para volver a emitir la ceremonia en vivo.
¿Qué fue lo que discutías con Harvey que llevó a ese altercado?
Es una larga historia, pero involucra a Guillermo del Toro y lo mal que lo trataron en Miramax cuando hizo su película Mimic. Harvey vino a estrecharme la mano falsamente y a hablar de todo lo bueno que era él para sus artistas, así que yo le di con lujo de detalles toda mi opinión sobre lo bueno que me parecía con sus artistas basado en la experiencia de mi amigo, lo que condujo a ese altercado.
(Des) afortunadamente, el regreso del corte comercial puso fin abrupto a un potencial enfrentamiento físico entre James Cameron y Harvey Weinstein.
Mimic, también lanzada en 1997, fue la primera película en inglés de Guillermo del Toro, que hasta entonces había dirigido un par de cortos de horror y su primer largometraje Cronos.
En efecto, del Toro no quedó conforme con el corte final de la película que decidió estrenar Miramax, sin permitirle lanzar su propia versión. El director’s cut de Mimic fue lanzado recién en 2011.
Con esta curiosa anécdota, mientras tanto, James Cameron se ubica a sí mismo como un temprano enemigo de Harvey Weinstein, un pionero del desprecio ahora generalizado, con la intención, tal vez, de volver a probar que es, en efecto, el rey del mundo.









