Cuando en la década de 1950 Chuck Berry cobró popularidad por revolucionar la música popular estadounidense, redefiniendo elementos del blues y el R&B, pasándolos por su propio filtro personal e introduciendo la estética y la actitud que luego pasarían a ser sinónimos del rock and roll como estilo musical y de vida —la predominancia de la guitarra, sus riffs y sus solos, las letras de espíritu festivo pero también crítico, cierto espíritu rebelde y joven, la teatralidad, el baile, el humor—, todavía faltaban veinte años para que existiera la palabra y el concepto de punk.
El día que Chuck Berry reseñó canciones clásicas del punk

Pero podría decirse que su música y su actitud tuvo mucho de punk, en su esencia.
En todo caso, el punk no podría haber existido sin Chuck Berry.
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Sin embargo, los grandes representantes del punk rock que llegaron para revitalizar el mundo del rock con una furia enérgica y rebelde a mediados de los 70, los Ramones, los Sex Pistols y los Clash principalmente, venían con un espíritu de parricidio cultural y artístico inseparable de su filosofía, con la convicción de que la Historia comenzaba con ellos y que todo lo que había habido antes debía ser eliminado y superado, por anticuado, conservador, mainstream u obsoleto.
Eso iba tanto para Chuck Berry, el primer eslabón del rock (el abuelo, para la generación punk), como para sus herederos directos, los Rolling Stones, los Beatles, The Who y The Beach Boys (los padres).
En 1980, en medio de la fiebre punk, el creador de “Johnny B. Goode” dio una entrevista a la revista musical Jet Lag y le pidieron una mini reseña de algunos de los grandes himnos del punk de la época.
Esto fue lo que escribió:
Sobre “God Save the Queen” de Sex Pistols:
“¿Con qué está tan enojado este joven? El trabajo de la guitarra y la progresión se parece a lo mío. Buen ritmo de fondo. Pero no entiendo la mayor parte de lo que canta. Si vas a enojarte al menos déjale saber a la gente con qué estás tan enojado”
Sobre “Complete Control” de The Clash:
“Suena parecida a la anterior. El ritmo y los acordes funcionan bien juntos. ¿Este tipo tenía la garganta irritada cuando cantó la canción?”
Sobre “Sheena is a Punk Rocker” de The Ramones:
“Un pequeño buen salto musical. Estos tipos me recuerdan a mí mismo cuando recién empecé. Yo tampoco sabía más de tres acordes”
Sobre “What I Like About You” de The Romantics:
“Por fin algo con lo que se puede bailar. Suena muy a los sesenta, con algunos de mis riffs agregados, por si acaso. ¿Dices que esto es nuevo? He escuchado cosas como ésta muchas veces. No entiendo por qué tanto escándalo”
Sobre “Psycho Killer” de The Talking Heads:
“Una linda canción funky, eso seguro. Me gusta mucho el bajo. Una buena combinación y un fluir realmente bueno. El cantante suena como si tuviera un grave caso de pánico escénico”
Sobre “I am the Fly” de Wire y el álbum Unknown Pleasures, debut de Joy Division:
“Así que esto es lo que se llama nueva música. No es nada que no haya escuchado antes. Suena como una vieja zapada de blues que B.B. [King] y Muddy [Waters] habrían llevado a cabo en el backstage del viejo anfiteatro de Chicago. Los instrumentos podrán ser diferentes, pero el experimento es el mismo”
Así como un adolescente que se rebela contra sus padres no puede modificar sus lazos sanguíneos, ni evitar sus conexiones con la generación que lo precede y lo ve nacer y crecer, el punk tenía una deuda con Chuck Berry, lo quisieran o no.
Y él lo sabía.









