8 cosas graciosas que nos suceden a las mujeres en los buses de Bogotá

La mayoría de mujeres en Bogotá montamos bus, eso no es un secreto para nadie. Nuestra rutina diaria arranca con la bendita alarma que nos despierta, seguida de la pelea sagrada con la cama porque aún tenemos sueño y a esta receta le agregamos una pizca de la maratón que enfrentamos para bañarnos, vestirnos, desayunar, medio peinarnos y dizque maquillarnos en tiempo récord.

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Lo anterior para una mujer soltera, ahora imagínense las que son mamás: Despiertan al niño, lo bañan, lo arreglan, le dan comida, que el uniforme, que las tareas, que los libros, que la merienda… ¡Dios, definitivamente las mujeres somos unas superheroínas!

Pero, ¿saben cuál es el ingrediente que le falta a esta rutina? El increíble momento en el que las mujeres promedio, esas que no tenemos carro, que no podemos pagar taxi todos los días o que no somos del estilo relajado de ‘me voy en bicicleta’, nos toca la odisea de montar en bus de servicio público en la capital de Colombia.

¿Qué nos pasa a las mujeres en los buses bogotanos?

La pregunta debería ser qué NO nos pasa en este medio de transporte, aquí les enumero una pequeña lista:

1. La que ventila toda su vida hablando por celular

“No amiga ese tipo es una porquería, no te imaginas todo lo que me dijo, estoy en una tusa horrible”

Imagen Thinkstock

Todo el bus se entera de lo que está hablando, porque es típico que haya alguien usando su celular y que no hable sino que grite.

¿Por qué no entienden que no están solos? Aunque bueno, esto hace menos aburrido el recorrido.

2. La típica pelea del señor conductor con una pasajera

El otro día iba en un bus repleto –como cosa rara en las horas pico de Bogotá- camino a mi trabajo y una señora se subió, pero su bolso quedó atrapado en la puerta.

La mujer le gritaba al conductor que por favor detuviera el bus para ella poder sacar su bolso, pero el señor la ignoraba.

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En ese momento empezó el ' diluvio universal' en ese bus y toda la gente empezó a gritar como si estuvieran en una montaña rusa, obviamente, al escuchar el alboroto el conductor frenó.

Pero allí no termina la historia, lo mejor fue la pelea de la que fui testigo entre el conductor y la mujer:

  • Dice la señora: “Señor, qué gamín, por eso es que es busetero, gamín, gamín”
  • Y le responde el conductor: “Yo seré busetero, pero peor usted que monta en bus, perdedora, eso es que no tiene carro ni plata para un taxi”.

Obviamente y como típicos colombianos, todos en el bus íbamos escuchando la pelea y después muertos de la risa.

¡Cosas que solo pasan en nuestra tierra querida!

3. La felicidad de que alguien desocupe un puesto y la espera para que salga el ‘airecito’

Yo soy costeña y quedo muy impresionada con la cultura bogotana de esperar a que se enfríe el puesto recién desocupado para poder sentarse.

Esta es la descripción:

Un hombre se levanta del puesto y la mujer está muy feliz porque lleva más de 20 minutos de pie, se acerca a la silla y queda parada encima de ella alrededor de un minuto, para después sentarse.

Por favor que algún 'cachacho' me explique por qué lo hacen, en mi tierra nos sentaríamos enseguida.

Entiendo que el puesto queda caliente, pero he escuchado respuestas tan extrañas como que así evitan el mal de orina o el contagio de enfermedades, ¿será esto posible?

4. La mujer que se queda dormida y hasta ronca

Una señora está en un sueño tan placentero que no se percata de que está en un lugar público y de que sus ronquidos se escuchan en todo el bus.

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Claramente los pasajeros vamos muertos de la risa y pensando, “¿será que ya se pasó del lugar a donde iba?, lleva como media hora roncando”.

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5. La manchada de maquillaje al compañero de al lado

A las mujeres el tiempo no nos alcanza, por eso la mayoría nos maquillamos en el carro, en el taxi o en el bus.

Una amiga que tengo, iba aplicándose la pestañina en el bus y al lado de ella estaba un hombre muy elegante con una chaqueta blanca, pues, ¿qué paso?

Que el bus pasó por uno de los tantos huecos de la ciudad y en el brusco movimiento, el pincel de la pestañina se cayó y terminó en la impecable chaqueta blanca del señor causándole una gran mancha negra, ¡qué vergüenza!

A mí lo que una vez me pasó fue que me estaba aplicando polvo facial, que el día anterior se me había caído y estaba vuelto migajas, y claro, cuando lo abrí no solo me cayó el polvo a mí, sino también a la señora que tenía al lado, ¡qué horror!

6. El desafío de pintarse las uñas

Necesito saber el secreto para esto, ¿cómo lo hacen? Si maquillarse es complejo, ahora imaginen pintarse las uñas.

El otro día vi a una chica hacerlo, pero debo confesar que no le estaban quedando nada bien, es que esto es desafiar la gravedad, solo les falta hacerse decoraciones de punticos y rayas en el bus, ¡qué desastre sería!

7. Llevar el afán del siglo y que justo el bus se vare o le rompa el espejo retrovisor a otro carro

Esto al principio causa mucha ira, ya después toca reírse porque para qué amargarse, ¿alguna vez les ha pasado que tienen mucha prisa y justo el bus se queda varado?

Imagen Thinkstock

O peor aún, que como cosa rara los buses en su afán de meterse le partan el espejo retrovisor a algún carro, ¡típico! 

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8. La gente que se transforma en Transmilenio

En esta lista no nos podía faltar Transmilenio, les cuento que mi misma amiga de la pestañina, un día estaba esperando en una estación de Transmilenio del norte de la ciudad y como cosa rara el bus nada que pasaba, todos decían que estaban en tránsito.

Pues un hombre que también estaba esperando dijo, “¿y nos vamos a quedar así? Y mi amiga respondió, verdad, ¿no vamos a hacer nada?

Y el espíritu del Che Guevara entró en ellos porque se metieron en el carril de Transmilenio gritando: “queremos un bus, queremos un bus”.

Y de la nada, toda la gente que estaba esperando en la estación se unió a la manifestación, obviamente a los pocos minutos les pararon un Transmilenio que iba en tránsito y se pudieron ir, valió la pena, ¿no?

¿Qué ha sido lo más gracioso que te ha pasado en un bus de Bogotá? Cuéntanos tu experiencia.