3 rock stars que convirtieron el micrófono en otra extensión de su estilo

El micrófono, al igual que los demás instrumentos, puede ser utilizado tanto para cumplir su función natural como para formar parte de algo mayor. Quizás eso sea más simple cuando tocas una guitarra, bajo o batería (y todos recordamos a ciertos músicos haciendo de las suyas bajo la excusa del " signature move"), pero ¿se puede lograr lo mismo con un micrófono?

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Estos 3 cantantes te demostrarán que si...

Liam Gallagher (Oasis)

Si tocas el micrófono, pierdes. Eso parece ser a lo que juega el menor de los hermanos, quien ha hecho famosa su postura donde con sus manos atrás y levemente inclinado, evita tomar el micrófono.

Lo que en alguna época fue una postura del momento, se transformó en la forma en que los fans asocian al vocalista, incluso sorprendiéndose de que en los inicios del grupo Liam sí llevara el micrófono en sus manos, como cualquier otro cantante. 

Steve Tyler (Aerosmith)

Si sobre un escenario vemos un micrófono en su "jirafa", podríamos pensar cualquier cosa; pero si ese mismo soporte tiene colgando varios pañuelos de colores, sabemos que el señor Tyler no debe andar muy lejos. El líder de Aerosmith le da al micrófono un poco de su toque glam, con colores estridentes y algún que otro animal print.

Todo comenzó cuando su pañuelo y su camiseta de la suerte se rompieron y en un intento por conservar la mística los acomodó en el micrófono. Sin saberlo, Tyler estaba iniciando una moda que lo haría famoso, siendo imitado por varios otros artistas.

Freddie Mercury (Queen)

Su voz sigue siendo de las mejores de la historia, y vaya si se ha lucido también con el piano. De todas maneras, ya te imaginarás porqué era obvio también nombrarlo en este artículo, y ya recuerdas su clásico micrófono inalámbrico con el soporte recortado.

Hablar de este hombre y todos sus logros sería eterno, pero es que a diferencia de los casos anteriores, tampoco muchos se animan a copiar su recordado estilo en el micrófono... cosa que además le permitía darse el gusto de bailar, correr y saltar cuando se le daba la gana.

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Evidentemente, cuando eres un rock star tienes hasta el don de transformar una simple herramienta de trabajo en toda una leyenda, incluso aunque se trate de un simple micrófono.