La sal es sólo una, pero la forma en que la utilizas según la variedad que escojas podría ofrecer resultados diferentes a tus comidas
¿Has estado condimentando mal tus comidas? Así es como deberías usar la sal fina y la gruesa


A pesar de que todas las sales son iguales (sal de mesa, sal kosher, y sal marina y químicamente hablando), sí que es cierto que hay que poner atención a la diferencia de su textura; es decir, por ejemplo a la hora de preparar una receta que lleva una taza de sal no es lo mismo añadir una taza de sal de mesa, que una de sal Kosher. La razón es pura lógica, cuando la sal es en granos ocupa más lugar por lo que el sabor será inferior al que se obtiene con la misma cantidad de sal en gránulos o gruesa.
Dicho esto, podemos decir que básicamente no hay diferencia entre utilizar una y otra sal siempre y cuando, se tenga en cuenta el hecho de compensar las cantidades en el caso de usar un tipo de sal diferente al indicado en una receta. Sin embargo, hay una excepción a la regla y se trata de cuando necesitamos que la sal se disuelva rápidamente en un líquido. En éste caso, siempre es mejor utilizar sal de mesa o fina ya que la sal gruesa toma más tiempo en disolverse debido a que sus cristales son más grandes.
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Qué tipo de sal prefieren los Chefs

La sal marina y la Kosher son las preferidas por los cocineros profesionales debido a que es más fácil de agarrar con los dedos y además al esparcir sus escamas sobre los alimentos hace que queden más salados por partes, sin conseguir tanta uniformidad como puede ofrecer la sal común de mesa. Hay quienes prefieren ésta última a la hora de hornear los alimentos y dejar la sal kosher para cocinar y el resto de las sales para utilizar a la hora de servir los platos y así otorgarles un toque distintivo y decorativo.

