Ciencia y Tecnología

¿Cómo se hace una vacuna?

26 Ene 2015 – 11:16 AM EST

El tema de las vacunas y sus efectos adversos lleva siempre a diversas discusiones, pero lo cierto es que ningún estudio científico ha logrado comprobar que provoquen otras condiciones médicas, mientras que si nos salvan de padecer enfermedades antes mortales.

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Para que nuestro sistema inmunológico pueda repeler un virus, necesita las armas para hacerlo. Si tuviste varicela de niño, sabes bien que, aunque te expongas a ella no vas a enfermar de nuevo, ya que tu cuerpo creó anticuerpos, lo mismo pasa con las vacunas o inyecciones.

Una vacuna fortalece el sistema inmunitario al otorgarle el antígeno para responder y repeler los virus de diversas enfermedades antes de que estas nos ataquen. A diferencia de la varicela, que generalmente no es grave, las vacunas se crean para virus más peligrosos y que antes dejaban fuertes secuelas o incluso la muerte. ¿Pero te has preguntado cómo se hace un vacuna? Hoy te vamos a contar todo lo que ocurre desde que éstas son formuladas hasta que están listas para su aplicación.

Primera etapa: Generar el antígeno

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En la primera etapa de la elaboración de una vacuna, los científicos deben crear un antígeno que, una vez dentro del cuerpo, va a generar una respuesta inmunológica y por lo tanto, inmunidad en el cuerpo al exponerse a los virus, ya que nuestro sistema está preparado. Para lograrlo se trabaja con el patógeno que genera la enfermedad, es decir el mismo virus. Este es aislado y se le hacen cambios para impedir que se replique. A ese virus, se le quita su efecto patógeno, ya no puede producir daño.

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Ese virus modificado, ya sea muerto o desactivado, se cultiva en laboratorio. Puede ser en recipientes especiales o dentro de un huevo, ya que aumentan su velocidad de replicación viral. Las vacunas que están dirigidas a bacterias (son pocas), no se cultivan en huevos y cada vez son menos las vacunas contra virus que usan ese método. Una vez que pasa el periodo de cultivo, se extrae el antígeno, quedando aislado del resto del virus o bacteria. 

Segunda etapa: Purificar el antígeno y hacerlo más fuerte

Con el antígeno ya listo, se realizan diversos procesos de purificación, eliminando restos o recombinando proteínas. Una vez el antígeno está lo más depurado posible, se añade cierta cantidad de auxiliares, para hacerlo más potente, y  preservantes, que permiten que la vacuna se mantenga bien o se puedan combinar antígenos. Así, con una sola inyección, se inocula contra varias enfermedades.

Es importante señalar que los preservantes utilizados, como el tan polémico Thiomersal, no son dañinos. Si bien lleva mercurio, se trata de etilmercurio, que no es tóxico, a diferencia del metilmercurio, que no se utiliza en ninguna vacuna.

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Se ha ido eliminando el Thiomersal de las vacunas, a favor de otros preservantes más modernos. 

Alistar la vacuna

Con todos los elementos listos y la mezcla preparada, se crea la vacuna que luego se dispondrá dentro de la jeringa y que luego será aplicada a la persona en su medida justa, ya que muchas veces vienen en frascos medidos o hasta dentro de la misma jeringa para evitar errores. El traslado y almacenaje de las vacunas se realiza con mucho cuidado, bajo estrictas medidas de seguridad que impidan que una vacuna pierda eficacia o se dañe.

Existen otras formas de aplicación, como las vacunas nasales (a través de un aerosol), pero no son muy frecuentes, pues su eficacia disminuye. Puede ser que una vacuna requiera varias dosis separadas por cierto periodo de tiempo o que la persona necesite un refuerzo en su adultez, ya que las vacunas más importantes se aplican en la niñez con un calendario creado para obtener buenos resultados sin complicar al organismo.

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Una vacuna no provoca una efecto de protección inmediato, puede demorar entre 2 y 3 semanas, así que es imposible que te de gripe tras vacunarte contra la gripe, lo más probable en esos casos es que te hayas contagiado antes. Tal como con cualquier otro medicamento, pueden existir efectos secundarios, los que en su mayoría son leves. Los graves son escasos, por lo que aplicar la vacuna siempre es mejor que exponerse a la enfermedad.

Con respecto a las vacunas y las alergias al huevo, las vacunas cultivadas en su cáscara no deberían causarles problemas, pero como forma de prevención, se les vacuna en presencia de un médico para estar alertas a cualquier efecto.

¿Tienes todas tus vacunas al día?

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