Cualquiera que haya visto al menos algunas temporadas de Los Simpson sabe que Moe es de los más amargados de la ciudad. No nos decidimos si tiene que darnos lástima o debemos reprobar todos sus actos...probablemente las dos cosas. Un poco acosador para Marge, suministrador de cerveza para los borrachos de Springfield y blanco de los chistes telefónicos de Bart, es de los pobladores más viejos de la serie. ¿Cuál es su pasado? Ahora sabremos un poco más.

En 1998 Joe Pesci apareció en Arma Mortal 4 interpretando, por última vez, a uno de sus más célebres personajes, el frenético y entrañable Leo Getz, y desde entonces se autoimpuso un exilio de la actuación, apenas interrumpido después en algunas ocasiones excepcionales.

Están al margen de la ley, van a la contra, pero tienen una carga de humanidad tan grande que los espectadores no podemos más que identificarnos. No son héroes, pero como si lo fueran, y montamos en sus coches o en sus caballos… o, según los casos, los odiamos profundamente. En cualquier caso son personajes inolvidables.

En 1990, Goodfellas marcó la diferencia después de la saga de Godfather, dando una visión mucho más realista del cine de mafiosos. Un grande del cine como Martin Scorsese dirigió —con el brío y el ritmo electrizante que le caracteriza— la primera gran película sobre la mafia que brota de la vida cotidiana, de los barrios de clase media y se eleva como una forma de vida para ser rico a toda velocidad, conseguir las mujeres más guapas y desbarrancarse en la cuesta final. Y todo inspirado en numerosos hechos reales.

En el cine de terror son imprescindibles los buenos personajes para que el miedo que pasemos tenga fuerza, nos circule por todo el cuerpo y nos haga estremecer. Cuando los actos criminales son mecánicos se produce otro tipo de tensión, pero sin la emoción que surge cuando la víctima nos ha caído muy bien o el asesino resulte especialmente interesante.

Películas donde la capacidad de crueldad del ser humano encuentra cauces de imaginación ilimitada, lo mismo con argumentos bien desarrollados en indiscutibles obras maestras del cine, que llevados al paroxismo del sadismo.