Todos amamos a Groot y Rocket, y ya descargamos el soundtrack de los cassettes de Peter Quill (una de las mejores cosas de sus películas son los soundtracks), pero, ¿sabías que (casi) ninguno de los personajes que vimos en pantalla es miembro original del equipo?

Existen personajes icónicos con atuendos que ya se han convertido en clásicos, cuyo estilo evoluciona a través de las décadas, pero que esencialmente no cambian. Hay otros personajes que tanto en personalidad como en imagen son completamente olvidables, como… ese villano que salía en ese cómic… ese Capitán no se qué…

El cine mudo ha tenido su éxito, gracias al movimiento, los textos entre escenas, y la música que enfatiza las acciones. Sin embargo, los cómics también han dado personajes que parecen salidos de ese tipo de películas, y que por una u otra razón, no emiten ni una sola palabra.

Para muchos aficionados que recién se iniciaron en el noble pasatiempo de gastar su dinero en cómics, el aspecto del personaje de Nick Fury, es el que su mente invoca al pensar en Samuel L. Jackson, pero hay algo más de historia en el líder de S.H.I.E.L.D. que ahora todos conocen con esa imagen.

De Steve Ditko a Humberto Ramos, pasando por Romita y McFarlane hasta llegar a Ryan Stegman. Han sido muchos los artistas que han trabajado para la franquicia de Spiderman, pasándose la antorcha sagrada durante más de cincuenta años y contando.

Ahora que ya hemos visto 10 películas del Universo Cinematográfico de Marvel (MCU, por sus siglas en inglés), y comprobado el gran atractivo de tener un vasto universo interconectado, poblado de superhéroes, supervillanos y fantásticas historias, parece mentira que se haya tardado tanto tiempo en trasladar a la gran pantalla esta característica esencial de los cómics, que fue la base de su popularidad desde hace décadas: la de un universo único que se retroalimenta.