Se concentran en su calidad y fuerza vocal y nosotros no los juzgamos, porque sabemos que estos frontmen logran tal sincronía con sus compañeros de banda, que no necesitan poner sus manos en un instrumento para lograr un buen resultado.

Alza la mano si te mandaron a clases de música cuando eras niño. El deseo paternal de que los hijos toquen algún instrumento es más común de lo que crees: es una buena actividad para activar el oído y mover las neuronas, además que (seamos sinceros) los pequeños pasarán unas buenas horas fuera de casa (aunque después se vengarán practicando a toda hora).

Un grupo de músicos y técnicos puertorriqueños se dio a la tarea de reinventar este instrumento puertorriqueño.

Empezaron tocando la guitarra, entre acordes y rasguidos, pero por alguna razón dieron con el bajo eléctrico en sus vidas. Cambiaron la guitarra por el bajo. Dejaron las 6 cuerdas y tomaron las 4, o las 5 o alguno quizás también probó con 6 y más. Dejaron unas cuerdas menos graves y agarraron el ritmo de las más graves para expresarse.

No hay que ser músico para saber que cada instrumento musical encarna una visión del mundo y resume un tipo singular de persona. Algunos son más populares, otros más exóticos. En definitiva, canalizar el alma de un instrumento musical es como ponerse una de las 12 armaduras de los Caballeros dorados del Zodíaco. No podría haberse dicho mejor. Relájate, conectate con tu ritmo interior y responde siguiendo tu primer instinto.

Grabar un álbum de calidad es cada más sencillo (si tienes mucho dinero). Con herramientas como el autotune, una mala voz puede pasar por excelente, y es en las presentaciones en vivo que se mide el verdadero talento (al menos que seas como Milli Vanilli y engañes a todos por un buen rato).