Adela murió y Miguel sobrevivió para sufrir: la tragedia se adueñó del final de El Dragón
Miguel enfrentó una batalla definitiva que tuvo un trágico final. Después de convertirse en uno de los hombres más poderosos del mundo, El Dragón terminó hundido en una profunda pena. A continuación te contamos cómo fue el desenlace de la serie más importante de la televisión moderna.
El agradecimiento al peor enemigo
Miguel aprovechó el encarcelamiento de Epigmenio para visitarlo. Al estar cara a cara con su enemigo, le mostró la grabación que provocó una gran tragedia en el pasado. Epigmenio no pudo negar que él la había alterado haciéndole creer a don Lamberto que su propio hijo lo había traicionado.
Así, el narcotraficante se regocijo de haber causado la muerte de los padres de Miguel, quien no mostró ni una señal de rencor. Al contrario, le agradeció por quitarle un peso de encima a su familia, pues ahora podía descansar al saber que su abuelo y su padre jamás fueron enemigos, y que simplemente fueron víctimas de un engaño.
El escape de prisión
Epigmenio utilizó todo su poder para recuperar la libertad. Dentro de las rejas puso en marcha un plan par huir y acabar con su eterno rival. Para lograrlo contrató a un abogado y a dos hombres que lo acompañaron en su peligroso objetivo.
Tras comprar las voluntades de un juez y de varios policías, el criminal saltó desde una ventana para caer en una camioneta acondicionada con colchones. Una vez lejos de la cárcel, preparó un nuevo ataque contra Miguel, pero ahora usaría el amor para herirlo.
El duelo final
Luego de huir de la cárcel, Epigmenio golpeó a su esposa para que llamara desesperada a Adela en busca de ayuda. Al enterarse de la emergencia, la novia de Miguel corrió de inmediato a rescatar a su supuesta amiga. Sin embargo, al llegar al lugar pactado descubrió que todo era una trampa.
Con Adela en sus garras, Epigmenio llamó a Miguel para que se apresurara a salvarla. El Dragón no lo pensó dos veces y apareció para luchar contra su archienemigo. Cuerpo a cuerpo demostró que era un guerrero de pies a cabeza. Epigmenio no pudo doblegarlo y terminó abatido sobre el piso.
Pero todo era un engaño. El narcotraficante fugitivo aprovechó un descuido del samaurái, quien trataba de calmar a Adela asegurándole que todo terminaría, para encajarle un cuchillo cerca del abdomen. Sabiendo que la policía le pisaba los talones, Epigmenio tomó a Adela como rehén y emprendió una nueva fuga. Mientras, Miguel se debatía entre la vida y la muerte.
Una tragedia más
La vida de Miguel estuvo rodeada de muerte: sus padres, su prometida Asya y su hermana Chisca. Ahora Adela era quien luchaba por sobrevivir, pues Epigmenio conducía una camioneta a toda velocidad para perder a la policía que lo perseguía. Por su parte, el financiero se repuso del ataque y se colocó delante del volante de un automóvil para rescatar al amor de su vida.
Lamentablemente, todo se teñiría de sangre nuevamente. Al ver que Epigmenio no pensaba rendirse, Adela decidió sacrificarse. A pesar de estar atada de las manos, logró golpear al delincuente con sus piernas para desestabilizarlo. Tras el golpe, la camioneta terminó por estrellarse.
Miguel venía solo unos metros atrás y atestiguó cómo explotó el vehículo. De inmediato las llamas se propagaron por todos lados imposibilitando la supervivencia de Adela.
Así fue como Miguel nuevamente perdió un amor, pero ahora con Adela también sus sueños se iban por un abismo.
El llanto solitario
Días después El Dragón resurgió para enfrentar la pérdida. Además, tenía que verse cara a cara con su maestro Tadamichi, quien se quitó la vida al confesarle que él aconsejó a su abuelo para que organizara un ataque contra su padre como venganza de la supuesta traición.
Luego de saltar todas las cuentas pendientes, Miguel viajó a la isla donde pensaba vivir el resto de sus días al lado de Adela. Al verse solamente acompañado de los recuerdos, rompió en llanto como alguna vez su amada se lo aconsejó. Rodeado de mar y arena, el rostro de Miguel se convirtió en lágrimas.