Un tatuaje en el lugar equivocado y un oscuro pasado condenan a un hombre por un crimen que no cometió
Un violador con una lágrima tatuada bajo su ojo aterrorizó las calles de Los Ángeles por más de dos décadas. Luis Lorenzo Vargas tenía un tatuaje muy similar. Además había sido pandillero y años atrás, en 1994, fue condenado a prisión por violar a su novia.
Un tatuaje en el lugar equivocado y un oscuro pasado condenan a un hombre por un crimen que no cometió
Un violador con una lágrima tatuada bajo su ojo aterrorizó las calles de Los Ángeles por más de dos décadas. Luis Lorenzo Vargas tenía un tatuaje muy similar. Además había sido pandillero y años atrás, en 1994, fue condenado a prisión por violar a su novia.