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Un inmigrante se enamoró de la dueña de la fábrica donde trabajaba y no dejó que la barrera del idioma se convirtiera en un obstáculo

Después de pasar varios meses en un centro de detención de inmigración, Marco Bonilla logró su libertad gracias a que un primo le pagó un abogado para ayudarlo a solicitar asilo político en EEUU. Comenzó a trabajar en una fábrica donde con la ayuda de su primo que sí hablaba inglés logró contarle a la propietaria su historia. Allí fue donde cupido lo flechó.
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Publicado el 15 abr 19 - 11:42 AM EDT.
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