Lo que debió haber sido el día más feliz de su vida terminó en la peor tragedia
Gladys Ricart, una dominicana de 37 años, había conocido a James Preston, su príncipe azul en marzo de 1999 en Nueva York. Ambos se enamoraron y al poco tiempo decidieron casarse, pero un amor del pasado acabó con su felicidad.
Lo que debió haber sido el día más feliz de su vida terminó en la peor tragedia
Gladys Ricart, una dominicana de 37 años, había conocido a James Preston, su príncipe azul en marzo de 1999 en Nueva York. Ambos se enamoraron y al poco tiempo decidieron casarse, pero un amor del pasado acabó con su felicidad.