Antes de llegar a los Estados Unidos y convertirse en un ídolo, José era un niño como cualquier otro. Vivió una infancia tierna, rodeado de amigos y desde pequeño supo que su destino estaba ligado al béisbol. Durante su adolescencia, pasó momentos muy difíciles, pero nunca se dejó vencer. La amarga experiencia de ser encarcelado reafirmó sus deseos de escapar y encontrar la vida con la que tanto soñaba.