Tras el paso del huracán Matthew, el empresario haitiano Maarten Boute se lanzó a Twitter con algunos consejos: "Cómo ayudar a Haití: conseguir asistencia local, comprar nuestras exportaciones al extranjero, visitar nuestras playas, invertir en Haití y en su pueblo", escribió nada más llegar de un vuelo de reconocimiento aéreo para inspeccionar los daños.
¿Cómo ayudar a Haití? El gran dilema tras el paso de Matthew
Las autoridades llamaron a una "respuesta masiva" de la comunidad internacional por los daños causados por el huracán, que dejó cientos de muertos. Pero ¿cuál es la mejor manera de ayudar? Algunos voluntarios advierten sobre las lecciones aprendidas en el terremoto de 2010.


Como presidente de Digicel, el mayor servicio de telefonía inalámbrica de Haití, Boute estaba ansioso por poner en funcionamiento cuanto antes las dañadas torres de antenas de la compañía.
Pero también tenía una mayor preocupación: cómo evitar una repetición del tristemente célebre esfuerzo de ayuda que se produjo tras el terremoto de Haití en 2010 que sacudió la capital, Puerto Príncipe, que dejó más de 200,000 muertos. Conforme el mundo empieza a entender la enormidad de la más reciente catástrofe natural que le ha sucedido a Haití, muchos donantes se preguntan cuál es la mejor vía para ayudar al país más pobre del hemisferio.
El mensaje de Boute en Twitter fue en gran parte concebido como un recordatorio de las lecciones aprendidas del terremoto y las cuestiones planteadas posteriormente sobre la forma en que los grandes organismos internacionales de socorro utilizaron las vastas sumas de dinero donadas a Haití.
Boute forma parte del Haiti Resilience System (HRS), un grupo de decenas de voluntarios de socorro en casos de desastre dentro y fuera de Haití que se conectaron a través de Whatsapp después del terremoto. Rápidamente se pusieron en acción después del huracán Matthew, contratando pilotos para volar a las regiones más afectadas, aisladas por la crecida de los ríos y los puentes dañados.
Un empresario de negocios de Miami, Michael Capponi, voló a la asolada ciudad de Jeremie con suministros de alimentos comprados localmente y en una camioneta se lanzó a las laderas fangosas a entregar alimentos y agua por sí mismo.

Capponi fundó su propia organización benéfica después del terremoto de Haití, la Global Empowerment Mission. "No tenemos ningún presupuesto. Ni renta, ni sueldos, ni empleados, sólo voluntarios", dijo.
Este belga unió fuerzas con una paramédica australiana que también reside en Miami, Alison Thompson, para entregar un camión con 12,000 libras de alimentos y agua el miércoles a L'Asile, una comunidad de montaña donde residen 45,000 personas, a 11 horas de Jeremie en auto a través de caminos inundados y fangosos. Los suministros – todos adquiridos en Haití – fueron la primera ayuda recibida en la región desde el paso del huracán hace nueve días, después de que las crecidas de los ríos la aislaran.
Thompson, un veterano voluntario humanitario y fundador de Third Wave Volunteeers, trabajó con el actor Sean Penn en Haití en 2010, y también después de la catástrofe del tsunami en Sri Lanka y la crisis de refugiados sirios en la isla griega de Lesbos.
"Salen la luna y las estrellas", escribió por Whatsapp tras llegar a L'Asile el miércoles por la tarde, junto con un vídeo de la descarga de suministros en la oscuridad.
"Nuestra esperanza es que vengan otros grupos de ayuda … (hay) cientos de casas e iglesias dañadas", dijo ella, "Necesitan urgentemente láminas de zinc para sus techos. Mañana contactaremos a más vecinos para distribuir los alimentos - todos los cultivos fueron arrasados y estaban viviendo de los plátanos que recogían de la tierra".
Thompson dice que ella intentó en vano conseguir que las autoridades de gobierno, incluidas las Naciones Unidas y un grupo operativo del ejército estadounidense en Haití, organizaran un esfuerzo de socorro para L'Asile después de que un pastor local solicitó ayuda internacional.

"Nuestra urgencia y agilidad nos permite hacer lo que las grandes organizaciones no pueden. Literalmente no saben cómo", dijo Albert Gomez, coordinador del HRS y esposo de Thompson.
"Esas organizaciones tienen que pasar por la engorrosa burocracia gubernamental. No se ponen al nivel de la gente de la calle como nosotros", dijo. "Estamos más descentralizados, trabajamos con ONG locales (organizaciones no gubernamentales) e instituciones de beneficencia, así como alcaldes locales".
Hay una enorme necesidad en Haití tras el paso del huracán Matthew. Se necesita una "respuesta masiva", dijo esta semana la Organización de las Naciones Unidas mientras solicitaba 119 millones de dólares para proporcionar ayuda a un número estimado de 750,000 personas en el sudoeste de Haití. "Algunos pueblos y aldeas han sido casi borrados del mapa", dijo a los reporteros el Secretario General de la ONU Ban Ki-moon.
"La gente no tiene nada en absoluto, solo el cielo azul sobre ellos", dijo Anne Hastings, exdirectora para Haití de Fonkoze Financial Services, la mayor organización de microcrédito en Haití enfocada en el desarrollo sostenible. "Perdieron sus cosechas, sus árboles, sus casas. En algunas partes no queda nada. Es como si hubiera explotado una bomba atómica".
El número de muertos se cuenta en los cientos, tal vez más de 1,000, según Reuters. Hastings y otros señalaron que el suroeste es el granero de Haití, pues produce hasta el 40% del suministro de alimentos, lo que significa que el país entero sentirá los efectos de la tormenta.
La falta de orden institucional en Haití empeora las cosas para los grandes grupos que tienden a trabajar más estrechamente con los gobiernos, advirtió. El país no ha tenido un gobierno estable en más de un año y las elecciones presidenciales tuvieron que ser pospuestas el pasado fin de semana a causa de Matthew.
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"Manténgase alejado de las ONG internacionales", "El gobierno nacional de Haití no es lo suficientemente estable y tiene demasiados problemas financieros", dijo Hastings.
A fin de que las donaciones sean deducibles de impuestos, deben ser canalizadas a través de una organización benéfica estadounidense, aconsejó Hastings, y el envío de efectivo es una forma más rápida de obtener ayuda donde se necesita, aconsejó. "No envíen cosas. Los contenedores tardan siglos en llegar y pasar la aduana".
Sin lugar a dudas, muchos de los grandes grupos fueron elogiados por su trabajo tras el terremoto, como el grupo médico Partners in Health, los programas de alimentación y vivienda Food for the Poor, y el gran campamento de tiendas de campaña de Sean Penn para miles de víctimas.
Menos conocidos son el extraordinario número de pequeñas organizaciones benéficas y grupos de voluntarios que trabajan en todo Haití para enfrentar la pobreza y promover el desarrollo sostenible, desde el cuidado de los niños de la calle, hasta el suministro de agua limpia, educación rural, electricidad a través de energía solar, y velas para los pescadores.

Después de Matthew, Food For The Poor actuó rápidamente para transportar e instalar ocho unidades solares de filtración de agua en pueblos de todo el suroeste, cada una con capacidad de tratamiento de hasta 10,000 litros de agua por día. El grupo envió también alimentos por barcaza a Pestel, al este de Jeremie en la costa norte, que sólo es accesible por barco.
Aunque también prefiere efectivo, en la actual situación de emergencia las importaciones de alimentos son necesarias debido a la pérdida masiva de la agricultura local, informó el grupo.
"La necesidad es tan grande que debemos enviar arroz, frijoles, leche enlatada para salvar las vidas de las personas durante los próximos seis meses o hasta que podamos lograr que se autoabastezcan nuevamente", dijo Kathy Skipper, portavoz de Food for the Poor, una organización benéfica con sede en Florida.
"No hay dónde obtener alimentos y tenemos que enviárselos. Han perdido sus cosechas, sus árboles frutales, sus animales".

Después del terremoto, algunos grupos fueron acusados de malgastar dinero, perjudicando a las empresas locales por inundar el país con mercancías importadas, y pisoteando a la población local.
La Cruz Roja estadounidense gastó una cuarta parte del dinero donado por personas después del terremoto — casi 125 millones de dólares — en sus propios gastos internos, según un informe del Congreso, publicado el año pasado.
Funcionarios de la Cruz Roja defendieron la labor de la organización, diciendo que el gasto de la organización era "totalmente justificable dado el tamaño y la complejidad del programa de Haití".

Antes de la llegada de Matthew, la Cruz Roja dijo que había enviado suministros de socorro a las ciudades de Les Cayes y Jeremie en coordinación con los voluntarios de la Cruz Roja de Haití, según afirmó Lesley Schaffer, directora regional de la organización para América Latina y el Caribe.
Esos suministros – miles de botiquines para la prevención del cólera, productos para la higiene y para cocina – se agotaron rápidamente, dijo Schaffer quien explicó que la organización está trabajando en un plan para enviar nuevos suministros. "Estamos buscando un mecanismo de entrega local", dijo. "Eso es lo que se está estableciendo ahora".
Aunque la Cruz Roja busca hacer sus compras localmente siempre que le es posible, Schaffer aseguró que a veces no existe otra alternativa que la de importar debido a la falta de disponibilidad de cantidades a granel.
Mientras tanto, Thompson y Capponi, que van por su tercera entrega, aseguran no haber visto todavía a la Cruz Roja en los caminos remotos.
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