EEUU no está recolectado datos suficientes sobre la variante Delta: cómo afecta a la lucha contra el covid-19

Primero fueron la falta de pruebas, en esta nueva fase de la pandemia la inercia de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades por fortalecer su sistema de vigilancia deja al país en una posición delicada, advierten los expertos.

Video Personas totalmente vacunadas contra covid-19 pueden ser transmisoras del virus, según los CDC

¿Qué porcentaje de las personas vacunadas sufre un contagio asintomático o leve? ¿Causa la variante Delta una enfermedad más severa o el aumento de hospitalizaciones simplemente responde a un incremento en contagios?

Es imposible responder a estas y otras preguntas con la información que recolectan actualmente los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC).

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Con demasiada frecuencia y en un momento clave de la pandemia, a falta de un sistema de vigilancia más proactivo y completo, Estados Unidos debe apoyarse en los de otros países como el Reino Unido o Israel, advierten expertos en salud púbica.

“Piensen que vivimos en un país que es incapaz de decirnos el porcentaje de vacunados o no vacunados que requieren hospitalización por covid-19, y mucho menos datos sobre ellos. O de rastrear las breakthrough infections, denunció en Twitter el científico Eric Topol, quien ha criticado la decisión que tomó la agencia sanitaria en mayo de suspender el monitoreo post vacunación, a menos de que llevara a hospitalizaciones o muertes.


Un mensaje similar al del ex comisionado de la FDA, Scott Gottlieb: “En EEUU no tenemos una idea firme de cuántos niños ya se han contagiado de covid. No tenemos idea de si las hospitalizaciones del Sur son la punta del iceberg de alarmantes cantidades de contagios o una señal de que el COVID se ha vuelto más patógeno en los niños. Los CDC deberían recolectar estos datos. No lo están haciendo”.

Un problema de larga data

No es un problema nuevo. Un reportaje de Político revela cómo a lo largo de la pandemia -y especialmente al comienzo- las precariedades del sistema de vigilancia estadounidense han fallado incluso en la simple tarea de identificar y contar los casos: “El covid19 reveló la inhabilidad del sistema para detectar cuándo y dónde el virus se estaba esparciendo para que las autoridades de salud pública pudieran intervenir. Esas fisuras ahora se hacen mayores ahora que la variante Delta hace que la rápida identificación de brotes para controlar el virus sea aún más crucial”.

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“Las vías de datos en EEUU están aisladas, con cada estado liderando la suya para recolectar la transmisión del covid. En ausencia de lineamientos federales, y constreñidos por sus propias limitaciones técnicas”, advierte un reportaje de The Atlantic cuyo equipo lideró el Covid Tracking Project que sirvió de brújula durante gran parte de la pandemia donde la data oficial brilló por su ausencia.

“Nuestro país tuvo un camino de departamentos de salud sin fondos ni personal, mal coordinados y con sistemas retrógrados, ninguno de los cuales estaban equipados a manejar una crisis de salud pública moderna”, reconoció Tom Frieden, quien fue el director de los CDC durante la administración de Obama, durante una audiencia ante el Congreso en marzo.

Pese a los esfuerzos que recientemente se han hecho para mejorar la vigilancia epidemiológica en el país, estos no ha bastado ni ocurrido a la velocidad de un virus que sigue llevando la ventaja.

“Estados Unidos depende de la data de salud pública que sea rápida y precisa. Para entender lo que ocurre a nivel nacional debemos primero tener información completa a nivel local, por lo que los CDC y nuestros aliados estamos implementando soluciones que agilicen el flujo de información de salud precisa”, dijo en un comunicado a Político la directora de la agencia, Rochelle Walensky.

En varias oportunidades Walensky ha defendido su política de rastreo de contagios en los no vacunados pues, en su criterio, esto le ha permitido “maximizar la calidad de los datos recolectados en los casos de mayor importancia clínica y de salud pública”, dijo a ese medio.

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La agencia evalúa la efectividad de las vacunas a lo largo del tiempo mediante estudios de grupos específicos como trabajadores de la salud y adultos mayores. Sin embargo, esa información no se ha hecho pública desde marzo cuando la realidad de la pandemia era otra y la variante Delta no era la predominante. Esto ha hecho que expertos en salud pública deban apoyarse en datos de otros países para tomar decisiones.

“El sistema de salud del Reino Unido y el gobierno de Israel están publicando mucha información, así que desafortunadamente estamos siguiendo la pauta de ellos”, dijo en declaraciones recogidas por Axios Michael Osterholm, director del Centro de Investigación de Enfermedades Infecciosas.

Información necesaria

En un artículo de opinión, el científico Eric Topol, explica que sería muy sencillo saber el status de vacunación de cada estadounidense que sufre un contagio después de la vacunación, así como datos clave como edad, tiempo transcurrido desde la dosis, cuál vacuna y si tiene condiciones preexistentes. También se podría rastrear su carga viral y analizar la muestra genómica para ver si hay una variante y tomar muestras de sangre que evalúen los niveles de anticuerpos neutralizantes.

“Toda esa recolección sistemática de datos sería la base para comprender quién está en riesgo de un contagio después de vacunación, para determinar la efectividad actual de las vacunas y cuándo y quiénes necesitarían un refuerzo”, explica, recalcando que por ahora Estados Unidos está “volando a ciegas”.