El miedo se ha extendido tanto como el virus. Así que, ¿por qué no reírnos de ello? Entre otras cosas, cuando nos reímos se produce una mayor oxigenación, compensación de las hormonas del estrés, disminuye el riesgo de enfermedades cardiovasculares, se bloquean las emociones negativas, actúan las endorfinas y, además, nos sentimos más unidos a las personas que se ríen con nosotros. En estos momentos en los que las autoridades sanitarias recomiendan que mantengamos una distancia física de seguridad con los demás, sentirse cerca de otros humanos por esta vía parece muy saludable.
¿Está bien tomarse el coronavirus con humor? Reírnos de lo que nos asusta es positivo, con precaución
El brote global de covid-19 y su expansión por el planeta no son ninguna broma, pero los memes y chistes a su costa que inundan celulares y computadoras desde hace semanas pueden ser una poderosa vía de escape para aliviar la ansiedad y el miedo.

La cuenta @CoronaVid19, que ha conseguido más de medio millón de seguidores en unas pocas semanas, es un buen ejemplo de cómo se puede combatir el miedo con el humor. Este es su tuit más exitoso, con más de 200,000 "me gusta":
Estoy cerrando la gira mundial con mi representante.
— Coronavirus (@CoronaVid19) February 25, 2020
“El éxito de la cuenta del coronavirus es un ejemplo buenísimo del vínculo profundo entre sentido del humor y miedo. Cuando más nos atemoriza algo, más necesitamos reírnos de ello”, señala la columnista Pilar Jericó en este artículo.
Inspiradas en esta, otras cuentas de Twitter parodian enfermedades como la gripe o el ébola, y mantienen entre ellas conversaciones divertidas y absurdas. "Que sepáis que es una moda pasajera", responde la cuenta de la Gripe al éxito que se le atribuye al miedo al coronavirus:
Que sepáis que es una moda pasajera
— LaGripe (@LaGripe0) February 25, 2020
Los memes y gracias de todo tipo son demasiado numerosos como para tipificarlos, pero algunos productos que se asocian con el coronavirus se convirtieron en memes desde el primer momento, como las mascarillas. Así que podríamos hablar de un subgénero, con opciones caseras tan extrañas que es imposible saber cuáles van en serio y cuáles son una broma, y un nivel de inventiva que no respeta nada, ni siquiera la situación de alarma y caos que continúa viviéndose en los cruceros.
En Australia, la escasez de papel higiénico ha dado pie a una montaña de memes, mientras que en China abundan los vídeos surrealistas como este o el de aquí abajo:
El miedo al #coronavirus se nos está yendo de las manos. Una peluquería en China. #SARSCoV2 #COVID19 pic.twitter.com/WCuXdj7VuS
— Zigor Aldama 齐戈 (@zigoraldama) March 2, 2020
También están quienes consideran que la cosa no está para bromas. El príncipe William, duque de Cambrigde, recibió fuertes críticas cuando bromeó sobre el coronavirus. Y cuando un grupo de estudiantes de la Universidad de Albany, en Nueva York, decidió celebrar una fiesta inspirada en el coronavirus incluyendo, cómo no, la cerveza Corona (en sí misma motivo de un sinfín de teorías de la conspiración y de bromas) y el uso de mascarillas, la organización de estudiantes asiática de la universidad se manifestó en contra del evento, al que llegó a calificarlo de crimen de odio.
El uso de la ironía también puede favorecer la expansión de los bulos y las teorías de la conspiración. Algunos de estos bulos, como la peligrosa idea de que lavarte con lejía previene el coronavirus, comenzó como una idea irónica.
El humor es un consuelo
Según Paul Lewis, autor de un libro sobre el uso del humor en momentos de conflicto, los chistes son tan inevitables como las reacciones contra ellos. “Este virus es una cosa terrible y amenazante, y por lo tanto tenemos que esperar bromas a su costa”, señaló en declaraciones a la revista Wired. El humor es un consuelo de último recurso para el cerebro humano, y cuando algo como esto ocurre, dice Lewis, es natural que asistamos a un despliegue multicolor de bromas. “Las bromas son una manera de triunfar temporalmente por encima del miedo”, señala este autor, que se muestra a favor de usar este recurso excepto cuando las bromas son, como señalábamos, a costa de estereotipar colectivos o inflamar teorías conspiranoicas o falsedades.
El resumen de la cuestión quizá lo exprese bien la famosa máxima: no te tomes la vida tan en serio, no vas a salir vivo de ella.
















