Razones para defender a Planned Parenthood: el acceso a la salud sexual y reproductiva está en juego

Los intentos por eliminar el financiamiento federal a Planned Parenthood atacan el derecho a la salud sexual y reproductiva de las mujeres en Estados Unidos. Planned Parenthood es un proveedor seguro, confiable, reconocido y a veces el único disponible para personas de bajos recursos de servicios como: exámenes de despistaje del cáncer de seno, de cáncer cervical y de enfermedades de transmisión sexual, así como de métodos anticonceptivos, planificación familiar y abortos seguros, entre otros.
En 2014, 20 millones de mujeres necesitaron servicios y métodos de planificación familiar con financiamiento público, según lo indica un informe del Guttmacher Institute. Mientras, la tasa de abortos en el país ha alcanzado un mínimo histórico: 14.6 abortos por cada mil mujeres (de 15 a 44 años) en 2014, la tasa más baja desde la aprobación de Roe vs. Wade, la decisión de la Corte Suprema que legalizó el aborto en 1973. La disminución ha sido continuada por décadas, luego de un pico 29.3 por cada mil mujeres en 1980 y 1981.

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Esta disminución se debe no a uno sino a múltiples factores que van desde restricciones al aborto en diversos estados, hasta el mayor acceso, uso y comprensión de los métodos de planificación familiar. Eliminar fondos públicos a servicios de salud reproductiva integral atenta contra el derecho a la salud sexual y reproductiva, especialmente para las mujeres de bajos recursos, y además puede resultar en un aumento de los abortos riesgosos e inseguros.
Así como no es sencillo idear un plan de cobertura de salud de un día para otro, tampoco lo es reemplazar a los proveedores de servicios de salud. En su informe anual 2014-2015, Planned Parenthood señala haber proporcionado más de 4 millones de exámenes y tratamientos a infecciones de transmisión sexual y más de 600,000 exámenes de detección de cáncer de seno y de cáncer cervicouterino. Además, calculan que ayudaron a prevenir alrededor de 600,000 embarazos no deseados.
En este trabajo de Vox, se reporta que la Oficina de Presupuesto del Congreso presentó un informe en 2015 donde calculaba que de 130,00 a 630,000 mujeres perderían acceso a asistencia médica de cortarse el financiamiento federal a Planned Parenthood. En el mismo trabajo, se lee que en el estado de Texas, su servicio público de salud femenina ha atendido 9% menos de mujeres desde que sacó a Planned Parenthood de su red de atención. Esa cifra llega a una reducción de 40% de mujeres atendidas en la región oeste de Texas.
Una menor atención a la salud sexual y reproductiva de las mujeres también podría estar resultando en más muertes de parturientas. Estados Unidos no solo es el país desarrollado donde más mujeres mueren a causa de dar a luz, a una tasa de 17.8 muertes por cada 100,000 nacimientos, sino que es una de las apenas ochos naciones del mundo donde esa tasa está en aumento. En el mismo estado de Texas, la tasa de muertes de mujeres por complicaciones en el parto alcanzó las 35.8 por cada 100,000 nacimientos en 2014, el doble de lo que era apenas en 2010.
La mayor parte de los recursos federales que recibe Planned Parenthood provienen de reembolsos a los estados del programa Medicaid, que atiende a pacientes de bajos recursos sin acceso a otros servicios de salud. Para muchas mujeres la alternativa a Planned Parenthood no existe. Los recortes presupuestarios a Planned Parenthood no resultan simplemente en impedir el acceso al aborto de las pacientes que lo requieran, sino en la desmejora en la salud sexual y reproductiva de más de 2 millones y medio de pacientes.
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