Donald Trump se convirtió este lunes en el primer presidente estadoundense que visita mientras ocupa el cargo el Muro de los Lamentos en Jerusalén, uno de los lugares sagrados del Judaísmo.
¿Qué busca Trump con ser el primer presidente de EEUU que visita el Muro de los Lamentos?
El presidente rompió una tradición por la cual los mandatarios estadounidenses evitaban visitas a la Ciudad Vieja de Jerusalén, un territorio ocupado militarmente por Israel desde 1967.

Otros presidentes estadounidenses han visitado la ciudad vieja de Jerusalén, pero no mientras estaban en el desempeño de su cargo. Barack Obama, por ejemplo, lo hizo cuando todavía era un senador y candidato a presidente, pero no durante su presidencia de dos mandatos (2009-2017).
¿La razón por la que evitaban esas visitas? La cautela para no descontentar a los palestinos y otros países árabes debido al valor que tiene para la religión musulmana la Ciudad Vieja de Jerusalén.
El Muro de los Lamentos (o Muro de las Lamentaciones) formaba parte del Segundo Templo judío construido por el rey Herodes y destruido por los romanos en el año 70 d.C. Según la tradición judía, es el sitio donde deberá construirse el tercer y último templo en los tiempos del Mesías.
Se encuentra en la Ciudad Vieja de Jerusalén, junto a dos de los templos más importantes del Islam: la Mezquita de Al-Aqsa y el Domo de la Roca, coronado por su emblemática cúpula dorada.
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La ciudad vieja de Jerusalén fue conquistada por Israel en la Guerra de los Seis Días de 1967, junto con el resto de territorios que iban a pertenecer al futuro Estado palestino. La idea de la comunidad internacional era que la ciudad sagrada tuviera un estatus especial, administrado por Naciones Unidas.
Desde entonces, Jerusalén ha permanecido bajo ocupación militar y la comunidad internacional no ha reconocido esa conquista, considerando a Jerusalén un territorio disputado cuyo estatus debería resolverse mediante una negociación final que defina la relación entre palestinos e israelíes.
Los israelíes consideran aquella anexión la reunificación de Jerusalén, ya que hasta entonces solo controlaban el oeste de la ciudad. La reunificación se celebra como una fiesta nacional israelí, el Día de Jerusalén. El 50 aniversario de la reunificación se conmemora este miércoles.
Jerusalén, militarmente "unificada"
Entonces, ¿qué busca Trump con su histórica visita? El consejero de Seguridad Nacional, H.R. McMaster, explicó en rueda de prensa la semana pasada que el motivo por el que el presidente quería visitar el Muro es porque se enmarca en el propósito de su gira por Medio Oriente y Europa de "subrayar la necesidad de unidad entre las grandes religiones del mundo". Trump también visitó este lunes el Templo del Santo Sepulcro, el lugar donde según los Evangelios se produjo el Calvario, Crucifixión, enterramiento y Resurrección de Cristo.
Más allá de esta declaración del gobierno, los analistas han tratado de buscar un significado político. La derecha israelí lo ha visto como un gesto a Israel y su pretensión de que EEUU reconozca a Jerusalén como la capital de Israel.
En realidad, Trump no ha hecho esta concesión a pesar de que había prometido en campaña trasladar la embajada de EEUU en Israel de Tel Aviv a Jerusalén.
La Casa Blanca también rechazó una petición del primer ministro Benjamín Netanyahu para acompañar a Trump al Muro de los Lamentos respondiendo que la visita tendría un carácter "privado". Esa negativa se interpreta como una medida de cautela ya que la foto de Trump y Netanyahu junto al Muro habría contrariado a los palestinos y otros países árabes, quienes la habrían interpretado como un reconocimiento a la pretensión de Israel sobre el territorio ocupado.
Pero Trump permitió otro gesto que contentó a los israelíes. Según el diario israelí Haaretz, este domingo supuso la primera vez desde 1967 que las celebraciones del Día de Jerusalén eran presenciadas en persona por un embajador de EEUU a Israel, con la asistencia de David Freedman, recién nombrado para el puesto.
En la ceremonia parte de los festejos, el primer ministro Netanyahu dijo que la ciudad no había sido "ocupada" sino "liberada".
"Hace 50 años, no ocupamos, nos liberamos, por el heroísmo de nuestros guerreros y el amor de nuestro pueblo, Jerusalén fue liberado", dijo Netanyahu. "Le digo al mundo con una voz clara: Jerusalén fue y siempre será la capital de Israel. El Monte del Templo y el Muro de los Lamentos siempre permanecerán bajo soberanía israelí".
Algunos analistas en Israel creen que esta concesión es mucho menos de lo que esperaba la derecha israelí, que celebró la victoria de Trump en noviembre como un signo de que llegarían tiempos propicios para su causa.
"La conclusión es que no sólo Trump no tiene ninguna intención de poner en peligro sus relaciones con los líderes árabes sunitas moviendo la Embajada de Estados Unidos en Jerusalén, sino ni siquiera es capaz de hacer el gesto más pequeño en la dirección de permitir a Netanyahu unirse a él durante unos minutos en la Ciudad Vieja", escribió en Haaretz el corresponsal Anshel Pfeffer.
Trump "ha puesto su corazón en una gran alianza anti-Irán contra Estado antiislámico, a la que suma a los líderes árabes sunitas, y eso es lo que quiere Netanyahu, también. Por supuesto, Netanyahu querría que el gobierno estadounidense reconozca la soberanía de Israel sobre Jerusalén, pero el frente anti-Irán es mucho más importante para él", concluye el periodista israelí.












