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"El enemigo del pueblo": por qué es peligroso que Trump use esa frase con ecos sangrientos

Mientras en EEUU hay consternación por el mortal ataque antisemita en una sinagoga de Pittsburgh y el envío de paquetes explosivos a opositores del presidente, Trump, lejos de mandar un mensaje de unidad, insiste en enviar un mensaje incendiario.
30 Oct 2018 – 11:31 AM EDT
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Históricamente, luego de eventos trágicos o que causan consternación, son los presidentes los que dan palabras de unidad y consuelo a la población. Tras los acontecimientos de esta semana en EEUU muchos esperaban eso del presidente Donald Trump.

En apenas días, figuras del Partido Demócrata, empresarios alineados con ese partido y la cadena CNN recibieron paquetes con explosivos, mientras que este sábado una masacre en una sinagoga en Pennsylvania terminó con 11 personas muertas.

Pero lejos de las convenciones, Trump pasó de dar un breve mensaje condenando el ataque contra la sinagoga calificado como crimen de odio contra la comunidad judía, a señalar como el culpable del clima de crispación y polarización de EEUU a los medios de comunicación, uno de sus blancos preferidos.

En un tuit, el presidente se volvió a referir a la prensa con una de sus frases más incendiarias: "los enemigos del pueblo", enunciado asociado con el período más sangriento de la Unión Soviética.

"Existe un gran enojo en nuestro país causado en parte por la información inexacta e incluso fraudulenta de las noticias. Los medios de Fake News, el verdadero Enemigo del Pueblo, debe detener la hostilidad abierta y obvia e informar las noticias de manera precisa y justa. Eso hará mucho para apagar la llama...", dijo el mandatario.


Lejos de bajar el tono de su retórica, Trump reforzó el ataque contra la prensa apenas días después de que la cadena CNN recibiera explosivos enviados por Cesar Sayoc, un acérrimo seguidor suyo.

¿Por qué esa frase es tan tóxica?

La frase "enemigo del pueblo" fue utilizada varias veces en la historia, pero fue en la Revolución Francesa cuando comenzó a ser usada políticamente por los revolucionarios para referirse a cualquier opositor.

A fines del siglo XIX, en 1882, el escritor noruego Henrik Ibsen tituló una obra 'Un enemigo del pueblo', que trataba sobre un hombre que se oponía a las autoridades en una pequeña ciudad, (la historia fue llevada al cine en 1978, protagonizada por Steve McQueen).

Sin embargo, la mayor asociación que se hace a esa frase es la utilizada en la Unión Soviética. En 1917, tras la Revolución Bolchevique, el líder Vladimir Lenin habló también de los "enemigos del pueblo", en referencia a las élites contra las que insurgió su movimiento.

Pero fue Josef Stalin quien, como líder soviético hasta los años 50, expandió el uso del término "enemigos del pueblo" con el que apuntó a militares, civiles, funcionarios de su propio partido y personalidades de su entorno. Y ser apuntado con esa etiqueta significaba el confnamiento a los helados campos de trabajo de Siberia o la muerte.

La frase está tan asociada a fondo al más brutal stalinismo -que llevó a la muerte a millones de personas en 'purgas' sistemáticas que buscaban eliminar cualquier atisbo de oposición- que Nikita Khrushchev, sucesor de Stalin, determinó que se dejara de usar porque fue esgrimida, dijo, con el propósito de aniquilar a personas que no estaban de acuerdo con el líder.

Cuando Trump usó aquella frase opr primera vez, Mitchell Orenstein, experto en historia rusa de la Universidad de Pennsylvania, comentó:

"Khrushchev: La fórmula 'enemigo del pueblo' se introdujo específicamente con el propósito de aniquilar físicamente a tales individuos".


Por otra parte, Mao Zedong, líder de la China comunista, también usó ese término en ocasiones, pero se refería a 'enemigos' externos de su país.

Un presidente incendiario

Trump comenzó a utilizar esa fórmula para referirse a los medios apenas llegado a la Casa Blanca, en 2017. Y desde ese mismo momento, salvando las distancias, hay quienes señalaron lo peligroso de la carga simbólica de tales palabras.

La bisnieta de Khrushchev, Nina Khrushcheva, es profesora de temas internacionales en Nueva York. Dijo al periódico The New York Times en febrero de 2017 que era impactante escuchar tal fórmula en un entorno no soviético".

Khrushcheva dijo al diario que, finalmente, el lenguaje de "la autocracia, de nacionalismo estatal, es siempre el mismo independientemente del país, y ninguna nación está exenta". Dijo que Trump seguramente no había leído a figuras autoritarias como Lenin, Stalin o Mao Zedong, sino sus "fórmulas de insulto, humillación, dominación y formación de enemigos".

En la historia más reciente, la frase 'enemigo del pueblo' en realidad ha sido usada para señalar a cualquier opositor al líder. En el caso de Trump, por ejemplo, la usa para catalogar a medios que reportan historias críticas de su administración o noticias que muestran costados menos favorables de su gestión.

Pero utilizarla apenas días después de una masacre y del envío de paquetes con explosivos precisamente al medio que es uno de los blancos de ataques preferidos de Trump, suena más incendiario aún.


"La reiteración de Trump de ese término tras el reciente ataque a la sinagoga de Pittsburgh es particularmente incendiaria", señala a Univision Noticias Kevin Stein, profesor de Comunicación de Southern Utah University.

"En realidad, no culpa al atacante y coloca la responsabilidad en los medios de comunicación por enfurecer a Robert Bowers (el autor de la masacre) y otros como él en todo el país", explicó Stein.


Aunque la Casa Blanca rechaza que el estilo pendenciero del presidente esté vinculado a las expresiones violentas de la semana pasada, Mark Hetfield, jefe de una organización judía de ayuda al refugiado HIAS, dijo a la Radio Pública Nacional NPR, que "las palabras importan".

"Y especialmente importan cuando vienen del presidente de EEUU", dijo Hetfield, cuya organización fue objeto de comentarios racistas por parte del atancate de Pittsburgh antes de llevar a cabo la masacre en Pittsburgh.

Fabricar enemigos, quitarse culpas

La fórmula de Trump parece ser atacar a cualquiera que diga algo desfavorable de él. Desde la Casa Blanca, con este tipo de frases repetidas una y otra vez, Trump parece querer fabricar un enemigo y le dice a su base que cualquiera que reporte algo negativo sobre él es el enemigo del país.

Otros expertos señalan que el presidente quiere agitar las aguas. Orenstein dijo a medios que con estas frases Trump busca alienar o desequilibrar al público. "Su base de votantes ve las comparaciones con Stalin simplemente como una evidencia más de que los medios de comunicación liberales están enloquecidos", indicó.

Pero azuzar la polarización en lugar de llamar a la unidad puede ser un modo de deslindarse de su responsabilidad en este clima de crispación que han llevado a los recientes ataques.

"Este cambio de culpa (en el caso de Trump, de señalar a medios) usualmente ocurre cuando alguien quiere aislarse de posibles ataques. Su estrategia de atacar a medios de comunicación después de los disparos de la sinagoga podría ser una forma para que él de evitar cualquier posible argumento de que fue su propia retórica la responsable de empujar a Bowers por un camino peligroso", indicó Stein.

En agosto de 2017, Trump ya fue criticado ferozmente por republicanos, demócratas y medios en general tras la marcha de supremacistas blancos en Charlottesville, en la que una contra manifestante antirracista resultó muerta.

En esa oportunidad, Trump igualó moralmente a los neonazis con los antirracistas al decir que había gente mala en los dos lados, en lugar de condenar el racismo.

Stein señala que con el 'enemigos del pueblo' de esta semana en un momento sensible que vive el país, Trump está posiblemente anticipándose. Así, con este ataque importado de la Unión Soviética, coloca la responsabilidad en los medios con un "argumento sin mérito" para desviar la responsabilidad de lo que su propio discurso incendiario provoca.

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