Carta de la madre de Anna y Olivia, las pequeñas secuestradas por su padre: "Deseo que su muerte no haya sido en vano"
Beatriz Zimmermann, la madre de las dos niñas secuestradas y asesinadas por su padre en España, escribió una carta pública para agradecer el apoyo que ha recibido durante los más de 40 días de búsqueda de las pequeñas y para pedir leyes más duras para proteger a los menores.
"Deseo que la muerte de Anna (1 año) y Olivia (6 años) no haya sido en vano. Y que aunque ahora sintamos el mayor odio, desesperanza y dolor, no sea para traer más sufrimiento al mundo sino lo contrario. Que trascienda en amor para los niños en forma de protección, educación y respeto", escribió Zimmermann, de 35 años.
El pasado jueves la Guardia Civil española halló a 1,000 metros de profundidad en el mar el cuerpo sin vida de Olivia, de 6 años, la hija mayor. Las labores de búsqueda en el mar continúan con la hipótesis de que Tomás Gimeno se suicidó en el agua después de matar a sus hijas y lastrar sus cadáveres a un lugar muy profundo.
Contra Gimeno, expareja de Zimmermann, hay una órden de búsqueda y captura internacional aunque la investigación del caso está convencida de que no se fugó sino que terminó con su vida tras asesinar a las niñas.
Durante los más de 40 días de búsqueda, Beatriz Zimmermann expresó siempre su esperanza de que Gimeno, como le había hecho entender en sus últimas llamadas, hubiera viajado a otro país con las niñas pero sin hacerles ningún daño.
"Con todo el dolor de mi alma, les quiero escribir una carta de agradecimiento. A todos ustedes que han estado en corazones y rezos con ellas y conmigo acompañando todos los días desde que desaparecieron, ofreciendo todo el amor y ayuda para que tuviera un final feliz", dice en su carta.
Y añade: "Desgraciadamente no fue así, sufriendo en dolor el acto más monstruoso que una persona puede cometer: matar a sus propios e inocentes hijos".
"Gracias a ellas se conoce la violencia vicaria"
Beatriz Zimmermann, en su carta, pide sobre todo que la muerte de sus hijas sirva que se proteja mejor a los menores en los casos de maltrato hacia la madre.
"Gracias a ellas, muchos padres miran ahora a sus hijos de otra manera y valoran mucho más el amor y los momentos diarios de las cosas simples. Ese maravilloso día a día que tanto echo de menos. Lo que yo daría por peinarles el pelo… Ese simple acto ahora mismo es lo que más desearía...", escribe.
Y añade: "Gracias a ellas se conoce el significado de la violencia vicaria. Espero que las leyes se pongan más duras protegiendo a los niños. Ellos no tienen porque cargar con esa mochila, y si el amor se acaba lo más importante es el bienestar de los hijos".
La jueza a cargo del caso escribió en el auto judicial que el acusado quería “ provocar a su expareja el mayor dolor que pudo imaginar, al colocarla de forma deliberada en la incertidumbre acerca de la suerte o destino que habían sufrido en sus manos Olivia y Anna”.
La violencia vicaria o "por sustitución" es la violencia instrumental que ejerce el agresor sobre los hijos para hacer daño a la madre. Uno de sus escenarios más comunes es tras una separación: cuando ya no tiene acceso directo a su expareja, el agresor le causa dolor a través de sus hijos.
" Si hay maltrato en los progenitores hay que ser muy tajantes porque los niños no pueden estar creciendo viendo violencia. Los niños son el futuro y es muy importante que crezcan observando un ambiente de respeto, paz, amor y tranquilidad...", pide Zimmermann.
Y añade: "Ellas son ahora dos ángeles que han venido al mundo enseñando una gran lección a costa de su vida... Y yo... siendo su madre, voy a luchar en contra de estas injusticias y el bienestar de los niños. Por ellas y por todos los niños. Anna y Olivia estaban llenas de amor, todos los días yo les decía a cada momento que las amaba muchísimo".
"Ojalá yo hubiera estado en ese momento junto a ellas"
Beatriz Zimmermman cuenta en su carta el dolor que le produce no haber podido salvar la vida a sus pequeñas Anna y Olivia.
"Los niños son nuestra responsabilidad y yo como madre me duele en el alma no poderles haber salvado la vida. Ojalá yo hubiera estado en ese momento junto a ellas de la mano y morir juntas... Pero eso no pudo ser porque Tomás quería que sufriera buscándolas sin descanso y de por vida", dice.
Y añade: "Esa fue la razón por la que dejarme a mí con vida...Y por supuesto, él no quedar como el mayor asesino de la historia. Aquí la justicia salió a la luz".
Zimmermman, en el mismo tono tierno y cariñoso en el que se ha pronunciado desde que comenzó el caso, termina su carta con un mensaje de amor.
"Olivia y Anna, ahora los angelitos de los niños, piden que les den todo el amor a sus hijos, dedicación, respeto, y que se les inculquen valores para un mundo mejor. Ellas habrán muerto en cuerpo, pero su alma está con todos nosotros para siempre, ayudando a tener más conciencia, amor y respeto por nosotros. La gran mayoría de las personas son seres increíbles, lo han demostrado en este acto tan cruel con la compasión y el dolor".
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