James Barber, el reo condenado a pena de muerte por asesinar con un martillo a una mujer en 2001, fue ejecutado este viernes en la madrugada en Alabama. Se trató de la primera ejecución en meses, después de que una serie de inyecciones letales fallidas llevaran a suspenderlas y ordenar una revisión interna de los procedimientos.
Las últimas palabras de James Barber, el reo ejecutado en Alabama por matar a martillazos a una anciana de 75 años
En una breve declaración antes de su muerte, Barber pidió perdón a la familia y dijo que quería leer una declaración escrita, pero que no se le permitió tener el papel. Horas más tarde sus abogados revelaron el mensaje que había escrito.
El hombre, de 64 años, luchó hasta el último día interponiendo recursos legales para detener su ejecución. Sin embargo, fue declarado muerto a la 1:56 am, después de recibir una inyección letal en una prisión del sur del estado.
La ejecución de Barber se efectuó bajo nuevos protocolos, que incluyen una mayor ventana temporal para realizar el procedimiento.
Desde la reinstauración de la pena de muerte en Estados Unidos en 1976 al menos 1,572 personas han sido ejecutadas, y actualmente hay más de 2,360 condenados a muerte en los casi 30 estados donde ese castigo se aplica.

Cuáles fueron las últimas palabras de Barber
En una breve declaración antes de su muerte, Barber pidió perdón a la familia de Dorothy Epps, la mujer que él mató a golpes en su casa en la localidad de Harvest del condado de Madison.
"Quiero decirle a la familia Epps que los quiero. Lamento lo que pasó. No hay palabras que describan lo que siento", dijo.
Barber también dijo que quería decirle a la gobernadora de Alabama, Kay Ivey, "y a la gente en esta sala que los perdono por lo que están a punto de hacer".
Inicialmente, dijo que quería leer una declaración escrita, pero que no se le permitió tener el papel, ya que estaba atado a una camilla. En la declaración, publicada más tarde por su bufete de abogados, escribió que “las meras palabras no podrían expresar mi dolor por lo que ocurrió en mis manos”.
Después de sus últimas palabras, Barber habló con un consejero espiritual que lo acompañó a la cámara de la muerte. Mientras se administraban las drogas, los ojos de Barber se cerraron y su abdomen latió varias veces. Su respiración se hizo más lenta hasta que ya no era visible.
Los fiscales dijeron que Barber confesó haber matado a Epps con un martillo y huido con su bolso. Barber fue declarado culpable y el jurado votó 11-1 para recomendar una sentencia de muerte, que impuso un juez.
Barber pidió no seguir adelante con la ejecución
En una pelea legal de último minuto, los abogados de Barber argumentaron que la ejecución no debería seguir adelante, citando las dificultades del estado para obtener acceso intravenoso en ejecuciones recientes.
Los abogados de Barber habían pedido al Supremo que impidiera la ejecución, indicando que el estado de Alabama tiene un historial de fracasos "en la ejecución por inyección legal de una manera constitucional".
Pero la Corte Suprema de los Estados Unidos falló en su contra y permitió que se llevara a cabo la ejecución.
La Octava Enmienda de la Constitución prohíbe lo que describe como "castigo cruel e inusual", pero la interpretación del texto ha sido controvertida por dos siglos.



