Las desventajas académicas por mudarse de un lugar a otro debido al trabajo en el campo no son el único problema que afecta a los estudiantes migrantes.
Muchos estudiantes hijos de trabajadores migrantes viven separados de sus padres. ¿Qué repercusiones puede traer esto y cómo se pueden superar?
La separación familiar puede tener consecuencias tanto académicas como emocionales. Las escuelas ofrecen recursos que las familias de bajos recursos y que enfrentan situaciones familiares difíciles pueden aprovechar.

Algunos, como los hermanos César y Evelyn Rodríguez, de 17 y 18 años, deben crecer separados de sus padres, quienes viven en México. Esta situación les genera preocupación, al igual que a su primo Roy Córdoba, quien está en la misma situación.

“Me pongo a pensar qué pasaría si mi mamá pudiera estar conmigo y pues es bastante difícil porque sí la extraño”, le dijo Roy a Univision Noticias.
Los tres jóvenes viven en la ciudad de Las Cruces en Nuevo México con su tía Nancy Vejar. Este ajuste ha creado un desbalance emocional para los menores. El problema es tal que se ve reflejado en su progreso académico y en sus vidas personales.
“A mí me hubiera gustado haber nacido allá y criarme allá y todo” le dijo Evelyn a Univision Noticias. “Estudiar allá para no tener que estar con esto, batallar así como estoy batallando ahorita”.

Ellos están al cuidado de su tía, Nancy Vejar. Aunque no tienen internet en la casa, ella se las arregla para ayudarlos con sus tareas y que tengan acceso a lo necesario para la escuela. Vejar asegura que hay muchos recursos y maneras de proceder para ayudarlos.
Por ejemplo, ella recurrió a asesoría profesional de un psicólogo para aprender a lidiar con la situación de sus sobrinos. Dice que su hogar es humilde y no tienen internet, pero las tareas de la escuela las hacen en la biblioteca. Allí tienen acceso a computadoras con muchos programas.
Otra técnica que emplea Vejar es estar en constante comunicación con los maestros. Conversa con ellos “lo más que se pueda”, dice. Además, va a las juntas de padres y maestros, de este modo sabe qué sucede con los jóvenes y como los puede apoyar. Dice que poco a poco ello han avanzado y ya saben más inglés.
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Rompiendo las barreras del lenguaje
Los niños que trabajan en el campo, debido a las largas horas laborales, se salen de la escuela a una tasa cuatro veces mayor que el promedio nacional, según un reporte de Human Rights Watch de 2010. HRW entrevistó a 59 menores en 19 estados, y encontró que algunos habían repetido años escolares, algunos varias veces, y que nadie en sus familias se había graduado de high school.
Pero los retos no son solo académicos. También hay una carga emocional que es difícil de manejar sobre todo cuando la familia cercana está lejos. Vejar trata de que los chicos vean a sus padres regularmente para que el proceso no sea tan difícil. Cada fin de semana, si es posible, maneja una hora hasta la ciudad de El Paso, Texas, para que crucen la frontera y vean a sus familiares que los esperan en Ciudad Juárez en México.
Estos esfuerzos tienen recompensa, dice Vejar: los jóvenes avanzan académicamente y también saben más inglés. Vejar lo hace todo con el objetivo de crearles un ambiente saludable para que logren ir a la universidad y convertirse en profesionales.
El sacrificio es grande, según estos estudiantes migrantes. Pero aun así prefieren enfrentar las barreras para lograr el éxito que no pueden alcanzar en sus países.


















