"Solo por ser hispano" lo asesinaron frente a su hijo de 2 años: el criminal pasará el resto de su vida en prisión

Una década después del asesinato de Francisco Cornelio en el sur de California, un juez federal condenó a su asesino, un pandillero negro, a cadena perpetua. La justicia tardó en llegar porque el caso había sido desechado en otros tribunales.

La Policía de Los Ángeles y el FBI lideraron la investigación del asesinato de Francisco Cornelio.
La Policía de Los Ángeles y el FBI lideraron la investigación del asesinato de Francisco Cornelio.
Imagen David McNew/Getty Images

LOS ÁNGELES, California.- Francisco Cornelio llevó a su hijo de dos años a lavar su auto en el sur de Los Ángeles cuando lo sorprendió la muerte. Sin mediar palabra, un pandillero negro lo abatió a balazos. Paramédicos los transportaron a un hospital, pero allí perdió la vida horas después. Tenía 23 años.

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Su asesino, Rondale Young, alias ‘Pueblo Grump’, entró enfurecido al territorio de la banda hispana 38th Street (Calle 38) y buscó a una víctima que saciara su sed de venganza. Unos minutos antes habían matado a tiros a uno de sus asociados, un integrante de la Pueblo Bishop Bloods, formada por afroestadounidenses.

Cornelio no era miembro de ninguna pandilla y cuando fue baleado estaba aspirando el interior de su vehículo frente a su hijo pequeño en un negocio de lavado de autos. “Fue atacado simplemente porque era latino y estaba en territorio de pandillas rivales”, señaló la Fiscalía federal en un comunicado.

Este crimen ocurrió el 12 de agosto de 2009, hace poco más de una década, pero recién fue resuelto: el 18 de noviembre un juez federal sentenció a Young a cadena perpetua, más 10 años de prisión.

“La gravedad del delito (de Young) se encuentra entre los más atroces en el código penal federal, entre los pocos castigados con la pena de muerte”, escribieron los fiscales en el memorándum de sentencia.

“Las últimas consecuencias del asesinato (...) incluyeron: quitarle su esposo a una joven mujer, quitarle su padre a un niño pequeño y aumentar aún más las tensiones raciales y entre pandillas en el sur de Los Ángeles, lo que pone en riesgo a toda la comunidad”, agregaron los funcionarios en el escrito.

Rondale Young.
Rondale Young.
Imagen Departamento de Justicia (DOJ)


La justicia tardó en llegar para la familia Cornelio. Las autoridades locales originalmente acusaron a Young en 2009 de matar al hispano, pero fue absuelto por un jurado estatal.

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En 2013, Young fue condenado por cargos de crimen organizado, incluyendo el homicidio de Cornelio y fue sentenciado a cadena perpetua en una prisión federal. Pero ese castigo fue anulado en 2017 por el Tribunal de Apelaciones del Noveno Circuito, que citó errores probatorios durante el primer juicio.

El caso fue enviado de vuelta a una corte federal para un nuevo proceso judicial y, en mayo, después de un juicio de diez días, un jurado lo encontró culpable de delitos de crimen organizado, entre estos quitarle la vida al joven hispano. Young ha estado bajo custodia federal desde la acusación de 2010.

Finalmente, el 18 de noviembre, el juez federal James Otero lo sentenció a pasar el resto de su vida tras las rejas.

Una pandilla en la mira de las autoridades

Con esta condena, un total de 45 pandilleros de la Pueblo Bishop Bloods han sido sentenciados por ser miembros de una organización criminal que se dedica al narcotráfico, contrabando de armas de fuego, intimidación de testigos y robo a mano armada con el fin de “controlar y aterrorizar” en su territorio.

La justicia federal también los ha encontrado culpables de varios asesinatos en beneficio de la banda.

El día del asesinato de Cornelio, Young, acompañado por otros miembros de la pandilla, condujo el auto Chrysler 300 negro de su madre a territorio de la banda rival 38th Street, buscando vengarse por el reciente homicidio de uno de los suyos. El asesinato de Cornelio ocurrió cerca de la esquina de la calle 54 y la avenida Long Beach, cerca de una zona industrial del sur angelino.

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El homicidio sucedió “dentro de una hora después de que McWayne (otro pandillero) fue asesinado”, aseguró en el juicio Michael Brown, agente de la Policía de Los Ángeles (LAPD).

Brown testificó en la corte que el 12 de agosto realizaron una redada policial dentro del complejo de vivienda pública Pueblo del Río, ubicado en el sur de Los Ángeles y cuyo territorio reclama la Pueblo Bishop Bloods. Ese día detuvieron a Young, quien portaba el arma con la cual asesinó a Cornelio.

Los detectives interceptaron unas 3,000 llamadas telefónicas y espiaron las redes sociales de los integrantes de esta violenta pandilla. También filmaron una reunión a la cual acudieron unos 300 miembros solo veinte días después del fallecimiento del hispano.

El agente Brown describió que en el encuentro hablaron sobre “asegurar los ‘proyectos’ (complejos de vivienda pública de la zona) y tener control de Pueblo del Río, actuar con más violencia, realizar más actos de venganza, tener más armas disponibles”.

Pero se enfrentaron a la ofensiva de las autoridades, que sacaron de las calles a decenas de pandilleros en esa zona. Varios de ellos jamás regresarán al vecindario.

Este caso fue investigado por la Policía de Los Ángeles, el FBI, el Departamento de Correccionales y Rehabilitación de California (DCRC) y la Fiscalía del condado de Los Ángeles.

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