La tragedia de un niño hispano de 9 años que murió tras sufrir una "horrible" tortura

“El niño tenía moretones en todo el cuerpo, específicamente en las nalgas, la ingle, las piernas y el torso”, describió una fiscal sobre las lesiones que encontraron en el cuerpo de Emrik Osuna, un menor hispano que falleció el 1 de septiembre en su casa en Idaho.

Video Atado a una cama y sin comida: la tortura de unos padres a su hijo para que no desordenara la casa

Emrik Osuna, un niño hispano de nueve años que presuntamente fue torturado hasta la muerte por su madrastra en Idaho, fue enterrado este miércoles en un cementerio del sur de California. Ella y el padre del menor siguen presos mientras avanza su proceso penal, que ha generado una profunda indignación.

Osuna falleció en la unidad de cuidados intensivos de un hospital local la noche del 1 de septiembre, unas horas después de que la Policía de Meridian lo encontró inconsciente en su casa tras responder a una llamada al 911. Tenía moretones en varias partes del cuerpo y salía vómito de su boca. También notaron que estaba pálido y visiblemente desnutrido.

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“Lo oficiales observaron que la víctima mostraba signos de abuso. La víctima fue transportada por paramédicos a un hospital, donde fue declarado muerto”, señala un comunicado de la agencia.


Al investigar el caso, los detectives determinaron que había evidencia suficiente para arrestar al padre del niño, Erik Osuna Gutiérrez, de 29 años, y a su pareja, Monique Osuna, de 27. Ellos siguen detenidos. Un juez les impuso una fianza de dos millones de dólares a cada uno.

Osuna Gutiérrez es acusado por los delitos de lesiones graves a un niño, lesiones corporales graves y destrucción de pruebas. Mientras que ella enfrenta un cargo de asesinato en primer grado.

Las autoridades alegan que Emrik pasó un verdaddero infierno cuando estuvo bajo la responsabilidad de su madrastra durante la pandemia. Ella trabajaba desde su casa y, en apariencia, estaría pendiente de las clases virtuales que recibía el menor. En cambio, lo sometió a una serie de maltratos físicos que terminaron por costarle la vida, según la acusación penal.

La fiscal Tamara Kelly dijo en la corte el 3 de septiembre que el niño sufrió una tortura “horrible” a lo largo de varios meses, incluyendo que solo lo alimentaban con arroz y agua, y le propinaban golpizas y lo sometían a duros castigos.

"Debido al covid ella estuvo trabajando desde casa y dado que (Emrik) no acudió a la escuela, esencialmente tuvo acceso a él todo el día”, describió la fiscal en el tribunal.

“El niño tenía moretones en todo el cuerpo, específicamente en las nalgas, la ingle, las piernas y el torso”, describió la funcionaria. “Algunos de los moretones eran extremadamente grandes y básicamente cubrían la parte posterior de su cuerpo”, agregó.

"No hizo nada para salvar a su hijo"

Según Kelly, la acusada admitió a los detectives que golpeó varias veces al menor, dándole una patada en la ingle y pegándole con un cinturón, una correa de perro, una cuchara de madera y un palo para rascar la espalda. Fue usando un objeto cada vez “más pesado” para causarle más dolor, describió la fiscal.

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Para castigarlo también lo habría forzaba a saltar repetidamente y a recargarse contra la pared como si estuviera sentado, un ejercicio para fortalecer las piernas que ella le ordenaba hacer para maltratarlo. En esa postura estuvo durante largos períodos y descansó hasta que ella dejó de trabajar, dijo la fiscal.

Además del abuso físico, el menor era obligado a dormir por las noches dentro de un pequeño armario.

El padre del menor “admitió que no hizo nada para salvar a su hijo”, afirmó Kelly.

Osuna Gutiérrez también reconoció que trató de obstruir la investigación para que no acusaran a su pareja, tomando la cámara de vigilancia dentro de su vivienda y dándosela a otra persona para que la escondiera. La Policía ya recuperó esa grabación y ahora es parte de la evidencia en este caso.

Aunque los paramédicos llegaron a la casa a las 9:39 pm, los detectives recuperaron un mensaje de texto que Osuna Gutiérrez le mandó a su esposa alrededor de las 5:00 pm para decirle que necesitaban llevar al niño al hospital. La agonía del menor se alargó, pues llamaron al 911 cuatro horas después.

Los tres hermanos de Emrik, de entre cuatro meses y nueve años de edad, ahora se encuentran bajo la supervisión de las autoridades. Un juez determinó que sus padres no deben tener contacto con ellos.