Para las familias norteamericanas que ganan menos de 40,000 dólares al año, el acceso consistente a la comida está lejos de ser una realidad. La comida, ni qué decir, es un gasto necesario, pero si este se compara con los expendios en vivienda y servicios públicos, es algo más flexible.
Así mejoraría un salario mínimo de $15 la alimentación de las familias trabajadoras
Un nuevo informe sostiene que un mayor poder de compra podría contribuir muchísimo a aliviar el hambre en Estados Unidos.

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Como promedio, la comida comprende entre un 13.7 % y un 15.3 % de los gastos anuales de una familia en Estados Unidos. Pero cuando los presupuestos se aprietan para las familias de bajos ingresos, a menudo asoma el hambre. Alrededor de 17.4 millones de familias norteamericanas reportan no disponer de los recursos necesarios para abastecer de suficiente comida a sus miembros, quienes no siempre permanecen saludables. Los índices de inseguridad alimentaria se dispararon durante la Gran Recesión, y la lenta recuperación de la economía apenas han aliviado esta preocupación.
Si bien unos quince programas domésticos de asistencia alimentaria y nutritiva actualmente ayudan a familias con problemas de este tipo, un nuevo informe de The Century Foundation propone bases más fuertes para esa red de seguridad: subir el salario mínimo federal hasta 15 dólares.
Durante los últimos siete años, el salario federal ha permanecido fijo en 7.25 dólares por hora. Siguiendo el modelo propuesto a principios de este año por David Norcross (congresista por Nueva Jersey), William Rodgers, autor del informe de The Century Foundation, examina los efectos de aumentar gradualmente, con meta en 2023, el salario mínimo hasta 15 dólares.
El análisis de Rodgers halló que con el incremento salarial, aproximadamente 1.2 millones de familias pudieran alcanzar la seguridad alimentaria desde ahora y hasta 2023. Aquellos con padres solteros, quienes pertenecen a comunidades minoritarias, y los que no tienen más que un título de secundaria –quienes constituyen el grueso de los trabajadores con salario mínimo– representarían la mayor parte de la reducción en un 6.5% del número de familias alimentariamente inseguras. Como se muestra en el mapa a continuación, los efectos de una subida del salario mínimo se harían sentir en todos los estados.
Para llegar a esta conclusión, Rodgers empleó los datos, de 1995 a 2014, del Current Population Survey Food Security supplement (una encuesta nacional sobre gastos familiares en comida, suficiencia alimentaria y preocupaciones derivadas) y dividió los estados en dos categorías: aquellos donde el salario mínimo se ajustó al límite inferior federal, y aquellos donde era ligeramente superior, cerca de 7.50 dólares la hora. Los perfiles demográficos de los estados fueron muy parecidos: la cantidad de mujeres y de personas que formaban parte de minorías era la misma, como lo era el desglose por nivel educativo. La única diferencia sustancial, sostiene Rodgers, fue la política de salario mínimo, y aquellos estados donde este, incluso, excedía ligeramente el límite inferior federal reportaron mayor seguridad alimentaria.
“La conclusión razonable es que si la economía es la misma y las características de los trabajadores también, entonces unas familias tienen mayor seguridad alimentaria, respecto de otras, porque disponen de un mayor poder de compra”, apunta Rodgers.
El modelo predictivo de este autor refleja una tendencia similar. El informe comprueba la inseguridad alimentaria de las familias a través de una serie de preguntas que piden a los residentes, entre otras cosas, responder a afirmaciones como si ellos “se preocupan por que se les acabe la comida antes de que consigan el dinero para comprar más”. El siguiente gráfico muestra los efectos de un incremento del 10% del salario mínimo. Bajo estas condiciones, las probabilidades de que una familia nunca acabe sin comida antes de ganar más dinero aumentaron en 0.773 respecto de un punto porcentual.
Fuente: Cálculos del autor/ The Century Foundation
De acuerdo con el informe, “los incrementos del salario mínimo pueden reducir, considerablemente, la situación de familias que permanecen alimentariamente inseguras pese a trabajar bastante”. El modelo de Rodgers indica que aumentos incluso tímidos del poder de compra mitigarían el problema en familias a veces forzadas a hacer compensaciones entre gastos en comida y otras necesidades.
Hacer que estos hogares alcancen estadios de seguridad alimentaria, añadió el informe, permitirá un despliegue mucho más eficiente de programas de asistencia de esta naturaleza. Estos podrían ayudar a satisfacer las necesidades de las familias con inseguridad alimentaria que trabajan menos horas, las cuales serían "menos propensas a beneficiarse de un aumento del salario mínimo”, escribieron los autores.
El aumento del salario hasta 15 dólares es un concepto profundamente debatido. Un puñado de estados como Nueva York y California ya han promulgado leyes en favor de este, y Arizona, Colorado, Maine y Washington votarán proyectos similares el próximo noviembre, según The Atlantic.
En cierto sentido, señala Rodgers, el informe conduce a navegar en “en aguas desconocidas” por medio del re-examen del salario mínimo federal, estático desde 2009. Aunque, para los hogares que se benefician, “la recompensa es obvia”.
Este artículo fue publicado originalmente en inglés en CityLab.com.









