El aumento del salario mínimo no afectó la oferta de empleo y sí mejoró los sueldos

A pesar de que suele decirse que una medida así afecta negativamente a la economía, la evidencia en 18 estados de EEUU muestra lo contrario.

Sindicatos piden un aumento del salario mínimo a 15 dólares
Sindicatos piden un aumento del salario mínimo a 15 dólares
Imagen Getty Images

El argumento que más se dice en contra del aumento del salario mínimo es que, cuando este sube, termina por disminuir la cantidad de empleos. Suele decirse que, si se le paga más a cada trabajador, se incrementaría el costo de producción de bienes y servicios. El mismo argumento sostiene que los empleadores trasladarían ese costo a los consumidores (subiendo precios) o bien buscarían vías de ahorro por otros medios (invirtiendo en equipamiento antes que en empleados o reduciendo las horas laborales de estos). De cualquier manera, siguiendo esta lógica, la demanda total de trabajo caería.

PUBLICIDAD

Pero esta explicación está basada en una muy simplista y estática concepción de la fuerza de trabajo. De hecho, otros modelos económicos han ofrecido conclusiones alternativas. “La última prueba [de si esto ayuda o perjudica], no es una conjetura teórica, sino la evidencia”, escribe David Neumark, de la Reserva Federal de San Francisco. Y estudiosos del Centro para la Investigación Económica y Política han proporcionado justamente esa prueba.

Hace muy poco, ellos reseñaron un análisis del Consejo de Asesores Económicos de la Casa Blanca (CEA, por sus siglas en inglés) sobre el efecto de aumentar el salario mínimo por encima del índice federal de 7.25 dólares. Indagando en los 18 estados (más el Distrito de Columbia) que habían incrementado sus salarios mínimos tras 2014, los investigadores arribaron a la siguiente conclusión: en esas áreas, los trabajadores de bajos ingresos, quienes se suponía salieran beneficiados del aumento, lo hicieron, sin ningún perjuicio colateral.

“Los incrementos de salario mínimo implementados durante los últimos tres años en 18 estados y el Distrito Columbia han contribuido a subidas sustanciales de los salarios medios de empleados en puestos poco remunerados, ayudando así a revertir un patrón de estancamiento o de caída del salario real en los años precedentes”, escriben los expertos en el documento. “Entretanto, esto ha ocurrido sin ningún indicio de impacto sobre el empleo o las horas trabajadas”.

PUBLICIDAD

Específicamente, el CEA examinó datos económicos de la Oficina de Estadísticas Laborales referidos a trabajadores en los sectores recreativo y hotelero, quienes figuran entre los peores pagados del país. En los estados en que subió el salario mínimo, los salarios por hora y semanales crecieron al menos un 6.6% más que en los estados que no realizaron alzas salariales.

“Si bien 2014 fue el año en que comenzó a notarse un interés nacional por el aumento sin dilaciones de los salarios, estos subieron significativamente más rápido en los sectores hotelero y recreativo, sobre todo allí donde las políticas económicas se decantaron por el alza de los salarios mínimos respecto de donde no lo hicieron”, dice el reporte.

Promedio de ganancia en dólares por hora en empleos hoteleros y recreacionales. La línea superior muestra la situación con cambio del salario mínimo y la inferior sin este cambio. (CEA).

Promedio de ganancia semanal en empleos hoteleros y recreacionales. La línea superior muestra la situación con cambio del salario mínimo y la inferior sin este cambio.

Al mismo tiempo, los patrones de los niveles de empleo en estos estados fueron similares a los de aquellos que no experimentaron alza alguna en los salarios mínimos; y similares, además, a los del sector privado en general:

Cantidad total de empleados a través de los años. El aumento del sueldo mínimo no afectó las tendencias.

Pero cuando se trata de reducir la pobreza, a quienes se oponen a los programas de asistencia les fascina sostener que los llamados food stamps (bonos de comida) y otras iniciativas afines desincentivan el trabajo duro (pese a la evidencia de lo contrario). Sin embargo, no deja de ser paradójico que, a menudo, el mismo grupo que clama en contra de salarios mínimos más altos, como lo muestra el análisis previo, puede contribuir a que los trabajadores reciban más por las horas que entregan, fomentando de hecho el trabajo, sin afectar a las economías locales.

PUBLICIDAD

Si bien el próximo secretario de trabajo se opone al aumento del salario mínimo, y, por tanto, los esfuerzos locales por incrementar estos podrían enfrentarse a mucha más hostilidad, los resultados del análisis anterior, en ese algo más que hipotético contexto, se antojan particularmente pertinentes.

Este artículo fue publicado originalmente en inglés en CityLab.com.