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CityLab Trabajo

La altísima vulnerabilidad de mucamas y empleadas domésticas frente al acoso sexual

En Chicago, una encuesta reveló que casi un 60% de las trabajadoras de hoteles han sido objeto de acosos por parte de huéspedes. Algunas ciudades ya están actuando para apoyarlas en sus denuncias.
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5 Ene 2018 – 03:07 PM EST
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Las mucamas y las trabajadoras domésticas son especialmente vulnerables a los abusos, pero algunas ciudades están trabajando para apoyarlas.

Durante diez años, Tina ha estado limpiando habitaciones en un hotel en el centro de Chicago. Su turno generalmente es de 8 am a 4 pm, pero, de vez en cuando, trabaja horas extras hasta altas horas de la noche. "No hay nadie alrededor mío", dice. "Si algo sucede y gritas, no creo que alguien te escuche".

Y sí le han sucedido cosas. De vez en cuando, los huéspedes masculinos han abierto la puerta sin ropa. Pero, dado que son huéspedes, Tina no ha podido expresar que ella se siente incómoda o alejarse. Últimamente ha estado especialmente nerviosa, ya que una de sus colegas fue atacada físicamente mientras limpiaba una habitación.

"Voy al trabajo a trabajar, no a tener que sentarme allí y preguntarme si me van a atacar", dijo Tina, que no quiso dar su nombre completo por temor a represalias. "Me sobresalto cada vez que oigo una puerta cerrarse o, si escucho a alguien hablando en el pasillo, tengo que levantarme y mirar".

Los trabajadores como Tina aún están excluidos en gran medida de la campaña nacional #MeToo que está ayudando a revelar las acusaciones de agresión sexual. Pero sufren tasas particularmente elevadas de abuso, impulsadas en parte por la naturaleza de sus lugares de trabajo y la dinámica de poder con sus empleadores y clientes. Esto puede verse exacerbado por su raza, ingresos y estado migratorio. Pero, a pesar de su vulnerabilidad, las protecciones federales y estatales a menudo no las incluyen. Por lo tanto, la lucha para hacer que sus lugares de trabajo sean más seguros se está desarrollando principalmente a nivel local.


"Ha habido esfuerzos verdaderamente interesantes a nivel local y a nivel estatal para resolver este problema cuando sale a la luz", dijo Bernice Yeung, periodista de Reveal en el Center for Investigative Reporting y autora del libro In a Day's Work: The Fight to End Sexual Violence Against America's Most Vulnerable Workers, que se publicará próximamente. "Hubo muchos centros de trabajadores, organizaciones de trabajadores y sindicatos que han impulsado realmente estas campañas legislativas y han persistido en serio".

En la primavera de 2016, Tina participó y ayudó a realizar una encuesta sobre agresión sexual en el lugar de trabajo, con el sindicato UNITE HERE Local 1, el que representa a los trabajadores de la hotelería en el área de Chicago. Las conclusiones, publicadas posteriormente en, fueron asombrosas. De las 500 mujeres consultadas, un 58% de las trabajadoras de hoteles reportaron comportamiento no deseado por parte de los huéspedes, como exhibicionismo, manoseo o coacción sexual. De las trabajadoras de casinos y camareras de cócteles, un 77% dijo que las habían manoseado, pellizcado, agarrado o tocado sin consentimiento. Solo un 33% de las trabajadoras dijo que se quejaron ante la gerencia. El resto sintió que sus preocupaciones no serían atendidas.

"Me sobresalto cada vez que oigo una puerta cerrarse, o si escucho a alguien hablando en el pasillo, tengo que levantarme y mirar".


Hay aspectos particulares del trabajo de mucama que lo hacen inseguro para estas mujeres. Les exige trabajar dentro de espacios cerrados, lejos de la vigilancia de cámaras de video y, a menudo, con huéspedes varones que tienen mucha más influencia. "En las discusiones sobre el acoso sexual, a menudo todo se trata de poder", dijo Sarah Lyons, analista de investigación en UNITE HERE Local 1. "Existe un desequilibrio de poder muy notable entre una mujer que está limpiando una habitación y el hombre que a menudo puede gastar cientos de dólares por noche en esa habitación".

En Chicago, utilizando el informe de UNITE HERE como una plataforma de lanzamiento, la Federación del Trabajo de Chicago impulsó la legislación que les pide a los empleadores que establezcan mejores protecciones. La ciudad aprobó una ley en octubre que, entre otras cosas, obliga a los empleadores a proporcionar un botón de pánico que los trabajadores del hotel pueden usar para llamar a la seguridad del hotel si se sienten inseguros. Los trabajadores hoteleros de Nueva York recibieron uno después de las acusaciones de agresión contra el entonces jefe del Fondo Monetario Internacional (FMI), Dominique Strauss-Kahn.

Esa disposición se agregó después de que la encuesta de UNITE HERE en Chicago descubriera que un 96% de las mucamas se sentirían más seguras con un botón de pánico. En la actualidad, no están autorizados a llevar más que sus productos de limpieza, dijo Tina, por lo que tener un dispositivo inalámbrico que solicita de inmediato ayuda en el lugar contribuye mucho a aliviar su ansiedad. Sin embargo, la recepción del hotel se opone a ellos, según el Huffington Post, argumentando que es solo una 'hoja de parra' que enmascara otros cambios en la política laboral.

Pero el botón de pánico es solo parte de una campaña más amplia "para romper el silencio en torno a la idea de que los huéspedes pueden ser acosadores sexuales", dijo Lyons. La campaña y la ordenanza resultante resaltan la necesidad de adaptar las protecciones a determinados tipos de trabajos y la demografía de los trabajadores que los realizan.

Al igual que muchas mujeres que realizan trabajos de bajos salarios, las personas de la industria de la hostelería no pueden darse el lujo de renunciar cuando enfrentan el acoso porque viven de cheque en cheque. Si hablan, temen que puedan ser despedidos en lugar de que les crean sus quejas. O peor aún: si son indocumentados, temen ser deportados. "La falta de una red de seguridad financiera crea una dinámica diferente a la que podríamos tener en los medios o la política cuando intentamos abandonar ambientes de trabajo realmente abusivos", dijo Yeung, quien ha estado escribiendo sobre las agresiones sexuales en profesiones de bajos salarios desde 2012. "Entonces hay que considerar cuestiones que son bastante lógicas: barreras de idioma y conocimiento de las leyes de acoso sexual".


El trabajo doméstico, que históricamente ha sido realizado especialmente por mujeres esclavizadas y oprimidas, puede tener condiciones de trabajo aún más explotadoras con protecciones seriamente limitadas para los empleados que trabajan para un individuo o familia. "Desde que surgió el trabajo doméstico, nunca ha sido considerado un trabajo digno", dijo Juana Flores, exempleada doméstica que dirige Mujeres Unidas y Activas (MUA), un grupo que brinda apoyo y servicios a mujeres inmigrantes en el Área de la Bahía. " Las trabajadoras domésticas son consideradas un receptáculo para cualquier cosa: son un vertedero para los pensamientos de muchos, pero también para sus necesidades sexuales. Las usan de esa forma", dijo Flores en español.

Las agresiones sexuales son parte de un paquete más grande de funestas condiciones laborales para muchas trabajadoras domésticas: acuerdos informales, robo salarial, y tráfico desenfrenado. Las protecciones laborales que ofrece la Comisión de Igualdad de Oportunidades de Empleo de Estados Unidos (EEOC, por sus siglas en inglés) solo se aplican a los lugares de trabajo con 15 o más empleados. Y las protecciones a nivel estatal a menudo se elaboran de forma similar, por lo que no incluyen a las trabajadoras domésticas. Incluso cuando existen protecciones, no siempre se les comunican a los trabajadores de una forma culturalmente competente, dijo Flores. Es por eso que organizaciones como MUA tienen que intervenir, brindando capacitación sobre los derechos, líneas directas y servicios de asesoramiento para trabajadores que han sufrido acoso o agresión.

Muchas organizaciones de trabajadores también han impulsado la legislación a nivel municipal. La división de Seattle de la Alianza Nacional de Trabajadores del Servicio Doméstico (NDWA, por sus siglas en inglés), por ejemplo, lanzó recientemente una campaña para una carta de derechos, que exige contratos formales y el fin de las agresiones sexuales, entre otras cosas. El condado de Montgomery, Maryland y la ciudad de Nueva York ya tienen legislaciones similares a nivel local. Ocho estados hasta el momento, incluyendo California y Nueva York , también tienen protecciones en vigor.

Son batallas políticas ganadas con mucho esfuerzo, dijo Yeung, porque muchos de los trabajadores que hacen estos trabajos a menudo no pueden votar. Y, sin embargo, impulsan el cambio de abajo hacia arriba, a pesar de tener mucho que perder.

"Yo denuncié porque ya es hora de que nos sintamos a salvo", dijo Tina. "Es hora de que dejemos de escondernos, de que dejemos de fingir que nunca sucede nada".

Este artículo fue originalmente publicado en inglés en CityLab.com.

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