“Houston nunca quiere ser como Austin”, dice Kate Vickery, directora ejecutiva de la organización Houston Immigration Legal Services Collaborative (HILSC), que trabaja apoyando a inmigrantes. “Austin siempre está peleando con el gobierno estatal”, explica Vickery.
Lo que Houston ha hecho para promover a la diversidad (y lo que todavía le falta)
Calificada como la localidad más diversa de EEUU, uno de cada cuatro residentes de Houston son nacidos en el extranjero. Aunque la ciudad hace mucho para apoyar a sus comunidades inmigrantes, todavía puede mejorar. Y una de esas mejoras pasa por enfrentarse al gobierno estatal.

Esta lucha se está viendo en la postura decisivamente antiinmigrante del gobierno estatal, en contraste con el perfil liberal de Austin. Bajo la nueva ley SB4, que el gobernador Greg Abbott acaba de firmar y entrará en vigor el 1° de septiembre, los agentes de policía locales pueden preguntar a las personas sobre su estado migratorio durante una parada rutina, como un alto de tráfico. Las entidades locales que prohíben la aplicación de las leyes de inmigración podrían ser multadas hasta con 25,500 dólares al día. “Mientras que Austin toma la iniciativa y dice ‘nosotros somos una ciudad santuario, vamos a luchar en contra SB4’, Houston se paraliza”, agrega Vickery.
Sin embargo, los resultados del censo de 2010 mostraron a Houston como la metrópolis más diversa del país. A diferencia de otras ciudades grandes en la lista, Houston tiene gran cantidad de cada uno los cuatro principales grupos raciales, con ningún grupo pasando un 50% del total de la población. Ahora la diversidad se celebra como un ejemplo de éxito de la ciudad y es un punto de orgullo ciudadano tanto para residentes como para la alcaldía. “Houston se está mostrando como ciudad modelo en cuanto a inmigración”, dice Terence O’Neil, director de Oficina de Comunidades Internacionales y Asuntos de Refugiados.
En un artículo, el Los Angeles Times destacó esta diversidad, mostrando a la localidad texana como una ciudad del futuro, dentro de un estado conservador y tal vez atrasado. Pero esto no implica que Houston tenga sus problemas resueltos. “Hablamos de la diversidad, pero no hablamos del trabajo de integración y cómo podemos trabajar en las desigualdades que afectan nuestra población nacida en el extranjero”, dice Vickery.
María González-Trevino, la presidenta de la organización Youth Empowerment Alliance ve estas desigualdades que existen de vecindario a vecindario en Houston. “Si te fijas, por ejemplo, las áreas con muchos hispanos se ven diferentes. No tienen los mismos recursos. Las calles tienen hoyos”.
De acuerdo a un estudio de Brookings Institute, Houston quedó en el número 64 de entre 100 ciudades estadounidenses en términos de inclusión, sin embargo se clasificó en segundo lugar en términos de prosperidad. Esto quiere decir que, aunque hay crecimiento económico y que el promedio de sueldo ha crecido, los recursos —trabajos y sueldos, por ejemplo— no son distribuidos equitativamente y hay altos niveles de pobreza. De acuerdo a un estudio hecho por el Centro de Investigación Pew, entre las 10 ciudades más grandes de los Estados Unidos, Houston se clasificó como la ciudad con el mayor puntaje del Índice de Segregación Racial Residencial (conocido como RISI, por sus siglas en inglés). Y la pobreza sigue siendo un problema serio. De acuerdo a cifras del American Community Survey de 2015, casi un 28.6% de la población latina vive en pobreza, mientras que sólo un 8.9% de blancos no latinos viven en pobreza.
“Sí, se ve que la ciudad es diversa”, dice González-Trevino. “Pero los pocos recursos que provee la ciudad no son bien distribuidos.”
Algo único de Houston: la coordinación de los servicios legales
Obviamente, las desigualdades no son culpa de Houston, sino de muchos más factores. Algunos inmigrantes que llegan a Houston vienen con altas niveles de educación formal y recursos para una transición más fluida. Otros llegan con poco dinero, sin educación y con ninguna forma de llegar a la ciudadanía. Pero, para ellos, en esta ciudad existe un gran número de organizaciones no gubernamentales y apoyo de la alcaldía.
“Diría que tenemos una red de servicios legales muy fuerte. Es algo que me da mucho orgullo”, dice Jodi Berger Cardoso, profesora e investigadora de Trabajo Social en la Universidad de Houston. “Los recursos son reunidos en el Houston Immigration Legal Services Collaborative (HILSC) y contamos con un gran red de abogados que trabajan probono”.
Las primeras semillas del HILSC se plantaron a principios de 2013, reaccionando a la propuesta de la ley S.744, que abriría un camino a la ciudadanía y daría más recursos para la protección de la frontera (algo que finalmente nunca se aprobó). Mientras esperaban el establecimiento de esta ley “los proveedores de servicios locales y ONG que proporcionaban servicios gratuitos y de bajo costo a los inmigrantes de bajos ingresos, sintieron que no estaban preparados para satisfacer las demandas de servicios potenciales”, dice Vickery. Uno de cada cuatro houstonianos es nacido en el extranjero, por lo que la demanda es enorme. “Por lo tanto, dijeron a los organizaciones proveedoras de fondos y financiamiento, si les podían ayudar a reunirse y averiguar qué es lo que tenían que hacer colectivamente para empezar a construir capacidad dentro de nuestra comunidad de servicios”.
Rápidamente esto llamó la atención de instituciones proveedoras de fondos y financiamiento y para el año 2014 ya existía existía un trabajo de organización y reunión de servicios, por parte de HILSC. “Hacemos la capacitación y ayudamos para que se aprenda a buscar fondos. Nuestra meta es aumentar la calidad y la cantidad de servicios legales de inmigración en Houston”, dice Vickery.
También están conectados a una red más amplia de organizaciones de apoyo y de la comunidad empresarial y la ciudad de Houston. Vickery explica que desde la elección han tenido que hacer más trabajo activista, por ejemplo contra leyes como SB4, y que ha sido difícil que las organizaciones no tomen una posición política.
La Oficina de Comunidades Internacionales y Asuntos de Refugiados forma parte de esta red más amplia, la cual coordina servicios para este público y entrega asesorías al alcalde Sylvester Turner. Esta agencia fue creada por el alcalde Lee P. Brown en los años 90 para ayudar a los trabajadores migrantes. Reúne a servicios, como clases de inglés como segundo idioma y clases de ciudadanía, y actúa como un centro de información de beneficios.
O’Neil dice que una de las cosas que impide que la oficina pueda hacer todo lo que quiere es la falta de recursos. Para el año 2017, la oficina tuvo un presupuesto 209,444 dólares (en contraste con el 1,402,493 dólares que la ciudad dedicó a sus esfuerzos antipandilla, por ejemplo) pero esto no impide la acción en Houston. "Sólo significa que necesitamos ser creativos. Significa que trabajamos colectivamente como socios con organizaciones comunitarias sin que alguien asume el mando".
Lo que falta: terapia y salud para inmigrantes jóvenes
“Las necesidades de inmigrantes recién llegados son muy complejas, legalmente y socialmente”, dice Cardoso. Houston es la ciudad que ha recibido el número más grande de niños inmigrantes (de acuerdo a Pew, son alrededor de 4,000) que llegan a la frontera sin acompañamiento de adultos.
A Cardoso le preocupa la manera en que Houston está manejando la seguridad de nuevos inmigrantes, específicamente estos menores de edad, que enfrentan riesgos de este tipo al ser instalados en nuevos hogares. Otro desafío es la salud mental, un tema importante para muchos inmigrantes que huyen lugares de alta violencia o inestabilidad social. “Sabemos que la Oficina de Refugiados y Reasentamiento no examina los niños de la misma manera en que examinan a los niños ciudadanos cuando los ponemos en hogares de crianza ( fostercare). Y ha habido muchas instancias al nivel nacional de niños que enfrentan más peligro al mudarse a casas de familiares o conocidos en los Estados Unidos”.
Aunque haya muchos recursos legales para estos niños, en los casos de asilo que se aceptan, los niños pueden pasar años dentro del sistema de justicia. En esos 3 ó 4 años no tienen acceso a los recursos sociales necesarios que existen para niños autorizados. “Sin los servicios médicos y terapéuticos, el problema de síndrome de estrés postraumático o trauma actual se puede convertir en un problema más grande”, dice Cardoso.
Los servicios médicos y terapéuticos, según Cardoso, deben empezar lo más pronto posible. “Sabemos que [la Oficina de Reasentamiento de Refugiados de Houston] sólo sirve a alrededor de un 9% de los niños”, dice la experta. Mientras tanto, un 91% de los jóvenes quedan desatendidos, de acuerdo a ella. “Ciertamente tenemos mucho menos infraestructura en estas áreas que en el ámbito legal”, concluye.

ICE y el miedo
“Antes de las elecciones, nuestras comunidades no tenían relaciones antagónicas con autoridades del estado”, dice Angela Blanchard, CEO de BakerRipley (anteriormente Neighborhood Centers), una organización comunitaria que trabaja con inmigrantes y la ONG más grande de Texas.
“ Somos muy abiertos sobre el hecho de que servimos a personas indocumentadas”, dice Blanchard. “Trabajamos muy duro para crear estos tentáculos de confianza y un sentido de seguridad con nuestras comunidades.” Blanchard tiene más de 30 años trabajando con comunidades inmigrantes en Houston y dice que la política antiinmigrante de Texas “es realmente la antítesis de la región. Houston no quiere criminalizar a sus ciudadanos”.
Aunque Houston ha declarado públicamente su apoyo para inmigrantes, lo ha hecho con cuidado de no enfrentarse al estado. Han resistido a las órdenes del gobierno estatal acerca de la política migratoria y desde hace más de 25 años la policía local no pregunta por el estatus migratorio de las personas que detienen. Sin embargo, dice Vickery, “nunca oirás al alcalde decir ‘ciudad santuario’”. Hace poco, Welcoming America y The New American economy, dos organizaciones nacionales, empezaron a trabajar con los gobiernos municipales para que se declaran oficialmente como Welcoming Cities (‘ciudades de bienvenida’). “Estamos viendo este cambio en el lenguaje que se aleja de la ‘ciudad santuario’”, dice Vickery. “Nuestro alcalde ha sido muy cuidadoso”.
Hay otros cambios que se tendrán que tomar y muchos que irían contra los deseos de ICE o el estado. El sheriff de la zona terminó el acuerdo 287 G con ICE, en el que se ponen en acuerdo formas de colaboración. Sin embargo, el condado de Harris siguió colaborando con los llamados ‘detainers’ de ICE, es decir, las peticiones de que se mantenga en la cárcel a personas que ICE solicite por 48 horas extra. El sistema carcelario de Houston forma parte del condado de Harris y en el año 2016 este condado tuvo el tercer número más grande de ‘detainers’ de todo el país. La región cuenta con tres centros de detención y construirán un cuarto el año próximo.
“En ningún momento he escuchado que el liderazgo de la ciudad diga que necesitamos reducir el número de personas que son deportadas en el condado de Harris”, dice Vickery.
Muchas ciudades, como Los Ángeles, siguen haciendo el trabajo de ciudad santuario sin declararlo públicamente, lo cual viene con una serie de consecuencias legales y económicas. Tal vez no sea necesario que Houston sea como Austin si esté haciendo el trabajo de apoyar a sus comunidades inmigrantes, pero para otros, como González-Trevino, en la época de la ley SB4 es obligatorio que el alcalde declara su apoyo públicamente y que resista la política estatal. “Porque una cosa son las palabras y la otra es sus acciones”, dice González-Trevino. “Todavía tenemos miedo”.




















