La isla de Rikers ocupa un lugar preponderante en el imaginario Nueva York. Es la sede de un tristemente conocido complejo de prisiones, cuyos excesos siguen discutiéndose en los medios y en las cortes. Muchos quisieran que cerraran a Rikers Island (como es conocido por los locales) para siempre. Otros hablan de, por lo menos, cambiarle el nombre a uno que no le rinda tributo a un dueño de esclavos.
La campaña de guerrilla para criticar la cárcel más importante de Nueva York
Mediante un autoadhesivo en los mapas del metro, diseñadores están llamando la atención sobre la prisión de Rikers, una de las más controversiales de EEUU.


Pero un grupo de diseñadores tiene otro objetivo con Rikers Island, y es fácilmente alcanzable. Su problema: en uno de los mapas más prominentes de Nueva York, Rikers Island no aparece correctamente. En los mapas del la MTA (Autoridad Metropolitana de Transporte), la isla existe, pero sin nombre. Estos son los famosísimos mapas del metro, que se encuentran en cada vagón de los trenes. La solución “guerrilla” de los diseñadores es ponerle una etiqueta, mapa por mapa, en cada lugar que sea necesario.
“Como está tan cerca de [el aeropuerto] LaGuardia y El Bronx, fue sorprendente para nosotros enterarnos [que Rikers no está etiquetada]. Diez mil personas viven allá y sin embargo no está marcada en el mapa”, le dijo a CityLab Estefanía Acosta de la Peña, una de los diseñadores detrás de #SeeRikers. “Muchas personas ni siquiera lo pueden encontrar en el mapa”.
Acosta de la Peña, Laura Sánchez y Misha Volf —estudiantes de posgrado en Parsons The New School for Design y colaboradores en la empresa Artifice — inventaron una corrección sencilla. Para el proyecto #SeeRikers, diseñaron una etiqueta similar haciendo referencia a los “Usted está aquí”, de otros mapas públicos. Sin embargo, ésta ilustra dónde está Rikers Island. El proyecto es una intervención tipo guerrilla para etiquetar la isla en mapas que están dentro de los vagones del metro de Nueva York y también resaltar la crisis en el sistema penitenciario de Nueva York.

Los diseñadores de Artifice inventaron el concepto como parte de una de sus clases en The New School: “Curating Global Dialogue: Incarceration” (Curar el diálogo global: encarcelamiento). El curso sirve como el componente local neoyorquino de Humanities Action Lab, una coalición de veinte universidades que colaboran para crear nuevas soluciones para problemas sociales crecientes, entre ellos el encarcelamiento masivo. De hecho, durante este mes el Humanities Action Lab está inaugurando “States of Incarceration” (Estados de Encarcelamiento), una exhibición nacional de veinte proyectos diferentes sobre prisiones de sus veinte socios diferentes en el New School.
Sánchez dice que el proyecto #SeeRikers es un ejemplo de la misión del programa de estudios sobre diseño en The New School: “¿Cómo podemos usar el diseño que se centre en algo más allá de hacer que la gente compre cosas?”.
Cabe notar que la acción es totalmente innecesaria en la mayoría de los mapas de la MTA. Los mapas en plataformas, los mapas impresos, los mapas en solicitudes y otros mapas sí designan a Rikers Island y a otros vecindarios. Es la falta de etiquetas identificando específicamente a Rikers en los mapas de los vagones del metro la que hace que esta intervención de guerrilla se destaque.
Desde muy temprano al equipo se le ocurrió la idea de apropiarse del idioma visual de la misma MTA para la orientación en el mapa. Les costó más trabajo crear uno prototipo evidente, según Volf. “Muchas veces la gente no sabía qué hacer con las [etiquetas]. A veces la gente ni siquiera sabía lo que era Rikers, mucho menos de que se encuentra (o no se encuentra) en el mapa” dice Volf. “Nos dimos cuenta que necesitábamos unas instrucciones muy explicitas” (el prototipo de diseño final incorpora una explicación en la parte de atrás de la etiqueta).

Se trata de un caso problemático para una intervención de diseño: la obra tiene que explicar un problema y a la vez motivar a los usuarios a hacer algo con el diseño para solucionar el problema. Cuando funciona, en parte se debe a la fuerza del diseño original del mapa de plataformas de MTA que siempre emplea el “Usted está aquí”. Por instinto, los que viajan en el metro lo entienden.
Sánchez dice que la gente puede imprimir sus propias etiquetas en casa si así lo desean. Agrega que, hasta la fecha, los diseñadores no han recibido ninguna retroalimentación de la MTA sobre el proyecto. Pero las tres diseñadoras notan que los mapas en el metro no son el único blanco de sus críticas.
“Por supuesto, estamos señalando a la MTA por la omisión. Pero la injusticia de hacer que Rikers —así como las prisiones y las cárceles en general— sean invisibles va mucho más lejos que la MTA”, dice Volf. “Estamos apuntándoles tanto a la MTA como a los que viajan en los metros por participar en hacer que [las prisiones] sean invisibles, junto con todos nosotros”.

Este artículo fue publicado originalmente en inglés en CityLab.com.









