Pensemos en un conductor de autobús escolar, verdaderamente la tarea más ingrata de todas. Brutalmente mal remunerada. Sujeto a niveles históricos de hostigamiento cotidiano. En el mejor de los días, los conductores de autobuses tienen que aguantar el horrible tráfico diario.
El presupuesto de Trump generaría más desamparo y profundizaría la crisis de vivienda
Los grandes recortes en el Departamento de Vivienda y Desarrollo Urbano (HUD) podrían generar índices de personas sin casa similares a los de la era Reagan, cuando se aplicaron ajustes de este tipo.


Pero, además, en la mayoría de los casos, los conductores de autobuses escolares viven de sueldo en sueldo. En ninguna de las 210 áreas metropolitanas de Estados Unidos, los conductores de autobuses escolares pueden darse el lujo de vivir en el lugar donde trabajan. Están sujetos a decisiones difíciles, según la Conferencia Nacional de la Vivienda—por ejemplo, extenuantes viajes al trabajo o viviendas precarias—o crueles concesiones, como renunciar a la atención médica, a fin de pagar el alquiler.
Los conductores de autobuses escolares son sólo una clase de trabajadores mal pagados y desfavorecidos a quienes les va a ir mucho peor bajo el presidente Donald Trump. El jueves, la administración Trump publicó detalles de su presupuesto planeado y, como cabía esperar, incluye grandes recortes a una amplia gama de gastos de la red de seguridad social. La asistencia de vivienda recibió un golpe particularmente drástico. La propuesta de Trump pide eliminar categorías enteras de ayuda para el alquiler para algunas de las familias más vulnerables del país.
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El presupuesto de la administración incluye 6,200 millones de dólares en recortes al Departamento de Vivienda y Desarrollo Urbano de Estados Unidos. Con relación a los niveles de financiación necesarios para el HUD en el año fiscal 2017, los recortes equivalen a una reducción de un 15%. Se trata de los mayores recortes en ayuda de vivienda desde la administración Reagan.
El presupuesto de Trump eliminaría varias categorías básicas de asistencia de vivienda del HUD. Las subvenciones globales para el desarrollo comunitario, el Programa de Sociedades para la Inversión de Vivienda (HOME), el Programa de Autoayuda para Oportunidad de Vivienda Propia y varios otros programas de ayuda del HUD serían rechazados. Como resultado, más de 200,000 familias, ancianos y personas con discapacidades que se benefician de la asistencia de vivienda estarán en riesgo inmediato de desamparo, según Diane Yentel, presidenta y directora ejecutiva de la Coalición Nacional de Viviendas de Bajos Ingresos. "Esta propuesta de presupuesto no debe permitirse", dice ella.

Los recortes del presupuesto afectarían a una amplia gama de trabajadores y familias estadounidenses. El presupuesto de Trump eliminaría el Consejo Interinstitucional sobre Personas sin Hogar de Estados Unidos, el cual el ex Secretario del HUD Julián Castro describió como "vital" para la reducción del desamparo entre los veteranos. Bajo el gobierno de Obama, el desamparo de veteranos cayó en un 47%, en parte gracias a la labor realizada por el Consejo Interinstitucional.
El presupuesto de Trump también incluye grandes recortes en el Departamento de Agricultura de Estados Unidos, específicamente a las partes del programa que proporcionan ayuda para el alquiler a las familias rurales. La asistencia para alquileres a familias rurales sufrió grandes recortes durante la presidencia de Obama. Trump se compromete a hacer permanentes esos recortes en la ayuda de vivienda, lo cual afecta esencialmente a sus más fervientes partidarios.
Los fondos federales de vivienda asequible podrían exprimirse aún más a corto plazo, a fin de cumplir el objetivo del presidente de aumentar el gasto en defensa. Los recortes a la ayuda de vivienda agravarán los costos en otros rincones de la economía. Para miles de familias vulnerables, la única alternativa ante la falta de ayuda de vivienda es el desamparo. La nación, ya en las garras de una crisis de viviendas asequibles, podría sufrir un aumento del número de personas sin hogar como el que no se ha visto desde la administración Reagan.
Los defensores de las viviendas asequibles ya han lanzado la primera andanada de promesas para combatir la propuesta de presupuesto, destacando su impacto potencial sobre otros gastos federales. "Vivir en un hogar saludable y asequible afecta directamente la capacidad de los niños para tener éxito en la escuela y la salud de los adultos mayores y las personas con discapacidad", dijo Chris Estes, presidente y director ejecutivo de la Conferencia Nacional de la Vivienda, en un comunicado. "El acceso a hogares estables de calidad es un componente clave en la reducción de los costos de atención de la salud, especialmente en Medicare y Medicaid".
En un mensaje de correo electrónico a CityLab, el ex secretario del HUD, Castro, fue sorprendentemente severo en su evaluación: "Esta propuesta de presupuesto merece una F", escribió. "Beneficiaría a los más ricos y a los contratistas militares a expensas de la clase media y los pobres de Estados Unidos. Al recortar los fondos para la oportunidad para la vivienda, este presupuesto aumentaría el desamparo de veteranos, familias y jóvenes. El congreso debe rechazarlo".
Mientras tanto, en Detroit, el nuevo Secretario del HUD Ben Carson acaba de lanzar una gira para escuchar a las personas. Dondequiera que vaya, seguramente va a recibir muchas quejas por parte de los defensores de las viviendas locales sobre los efectos que las drásticas reducciones presupuestarias tendrán en su trabajo: En todo el país, ningún condado tiene suficientes viviendas asequibles como para satisfacer las necesidades de sus residentes de ingresos más bajos.
Este artículo fue publicado originalmente en inglés en CityLab.com.























