La mujer negra que pocos conocen detrás del héroe espacial John Glenn

Un grupo de afroestadounidenses que trabajaban en el Sur Profundo segregado no apareció en las fotos que muestran mayormente a hombres blancos en las salas de trabajo desde donde se siguieron las misiones de la NASA en las décadas de 1950 y 1960. Pero fueron clave para que esas complicadas travesías fuesen realidad.

Mary Jackson fue parte del grupo de mujeres negras del Sur Profundo segregado que hizo posible trabajos de la NASA en las décadas de 1950 y 1960.
Mary Jackson fue parte del grupo de mujeres negras del Sur Profundo segregado que hizo posible trabajos de la NASA en las décadas de 1950 y 1960.
Imagen NASA

El astronauta estadounidense John Glenn se convirtió en un héroe nacional conocido por todos cuando en 1962 orbitó la Tierra por primera vez. Sin embargo, pocos saben que quien calculó las trayectorias de la cápsula Friendship 7 en la que iba Glenn fue una matemática afroestadounidense llamada Katherine Johnson.

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Johnson fue parte de un grupo de mujeres negras que trabajaban en el Sur Profundo segregado de ese tiempo que no apareció en las fotos que muestran mayormente a hombres blancos en las salas de trabajo desde donde se siguen las complicadas misiones de la NASA. Pero allí estaban. Eran una especie de 'computadoras' humanas que, desde la Tierra, hacían posible esos recorridos espaciales.

Actualmente, con 98 años, Johnson –y sus colegas– recibirán el crédito a través del libro de la afroestadounidense Margot Lee Shetterly Hidden Figures (Las figuras escondidas), que también fue llevado al cine.

Con cierta modestia, la matemática que ingresó a la escuela secundaria con apenas 10 años describe la misión liderada por Glenn –quien falleció el pasado 8 de diciembre a los 92 años y cuyos restos reciben este viernes los mayores honores en el Capitolio de Ohio– como una "simple tarea", según fue citada por NPR. "Estoy acostumbrada a que me pregunten algo y yo, por supuesto, a responder lo mejor que puedo. Espero que haya sido la respuesta que estaban buscando", agrega la mujer que también trabajó en la misión Apollo.

"Traigan a la chica"

Sin embargo, su trabajo fue inmensamente complejo. Johnson se encargó de construir una red de comunicaciones globales, vinculando estaciones de monitoreo alrededor de la Tierra con computadoras en Washington DC, Cabo Cañaveral y las Bermudas, explica la NASA. Era tan confiable para la gente de la NASA que antes de despegar, el mismo Glenn pidió a los ingenieros que "trajeran a la chica" para que resolviera a mano las mismas ecuaciones que haría una computadora.

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"Si ella dice que están bien, entonces estoy listo para partir", dijo Glenn.

Johnson llegará a la pantalla grande este 25 de diciembre a través de la actriz Taraji P. Henson, quien contó a NPR que en una de sus escenas recreó cómo ella le explicó una difícil ecuación matemática a unos asombrados compañeros. "El mundo la tiene que conocer. Cada vez que veo grabaciones de cualquier cosa de la NASA solo aparecen hombres. Lo que ves es una sala llena de humo (de cigarrillos) y de trajes y corbatas. Nunca ves mujeres", dijo Henson.

Ahora serán visibles de la mano de la autora Shetterly, quien creció ceca del Langley Research Center de la NASA en Virginia pero fue hace unos cinco años que supo del aporte significativo que tuvieron estas mujeres negras en los trabajos de la agencia espacial.

"Educadas, soñadoras y audaces"


"Sabía que muchas de ellas trabajaban en la NASA, pero no sabía exactamente qué hacían", confesó a NPR. Por eso, la escritora se sumergió por unos seis años en todo lo que encontró sobre ellas, desde archivos de la NASA hasta entrevistas con exempleados y funcionarios del lugar.

Otra de esas mujeres pioneras para la época fue Dorothy Vaughan, la primera supervisora negra de la NASA, que debió luchar para que se le reconocieran sus labores. Vaughan es interpretada en el filme por la actriz ganadora de un Oscar Octavia Spencer, quien recuerda que cuando leyó el guión pensó que se trataba de ficción.

"Cuando supe que no lo era fue más imperativo para mí ser parte de ella", afirmó. "Eran sumamente educadas, eran madres, eran soñadoras y audaces", agregó.

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Mary Jackson también fue parte de ese grupo, quien según la NASA "habría sido la única ingeniera aeronáutica afroestadounidense en su campo" durante la década de 1950. Tras haber sido secretaria en la base Fort Monroe del Ejército, Jackson fue contratada para trabajar en el centro de cómputos de un parte segregada del Langley Memorial Aeronautical Laboratory: el Área Oeste, donde reportaba a Vaughan.

Apenas dos años después de haber laborado allí fue cazada por el ingeniero Kazimierz Czarnecki y su túnel de presión supersónica donde se movían vientos dos veces más rápido que la velocidad del sonido. Fue él quien la alentó a obtener el título de ingeniera.