¿Por qué los padres de las gimnastas no sospecharon del médico? 5 pasos para prevenir y detectar el abuso sexual infantil

Durante más de 20 años Larry Nassar aplicó a más de 156 gimnastas su "tratamiento especial": introducía los dedos en la vagina de las niñas sin guantes, en ocasiones cerraba los ojos y jadeaba. Aparecía en las habitaciones de hotel de las gimnastas cuando estaban de viaje para darles un masaje a solas en el que abusaba de ellas, pero también llegó a hacerlo en su consulta con madres presentes en la habitación. Muchas niñas callaron entonces porque tenían miedo, otras porque no supieron identificar el abuso, otras hablaron y no las creyeron.
La jueza Rosemarie Aquilina ha condenado a Nassar a un máximo de 175 años de cárcel tras un juicio de una semana en que se han podido escuchar los testimonios de más de 150 supervivientes.
Aly Raisman, la excapitana del equipo de gimnasia de Estados Unidos, lo dejó claro en su testimonio durante el juicio al médico deportivo Larry Nassar: "adulto tras adulto lo protegieron y hasta nos hacían sentir culpables, volviéndonos víctimas otra vez". Toda una estructura de organismos deportivos y universitarios permitió que el médico se convirtiera en un depredador sexual. Por eso se pide la dimisión de Lou Anna Simon, presidenta de la Universidad de Michigan. Ya han dimitido tres miembros de la directiva de US Gimnastics y la propia Raisman ha exigido que se investigue a Comité Olímpico de Estados Unidos.
Pero muchos otros adultos no se dieron cuenta. Durante el juicio contra Nassar se pudo ver a adultos devastados por haber confiado en él. El entrenador Thomas Brennan hasta subió al estrado para mandar a Nassar al infierno –"go to hell", le gritó–. Gimnastas contaron como el médico las abusó con sus madres presentes en la habitación, algo que estas jamás se perdonaron. Y aún peor, el caso de Kyle Stephens, de quien Nassar abusó desde los 6 a los 12 años y a quien sus padres no creyeron.
El caso de Nassar se perpetuó gracias a una cadena de fallos malintencionados (acallar acusaciones, detener investigaciones), pero también a la falta de prevención y entrenamiento para detectar las señales del abuso sexual infantil.
Katelyn Brewer es la CEO de la asociación Darkness 2 light (de la oscuridad a la luz), organización nacional especializada en abuso sexual infantil. "Unos 400,000 niños nacidos este año serán abusados antes de cumplir 18 años, uno de cada diez", dice a Univision Noticias. Por eso su asociación ha puesto en marcha un entrenamiento para adultos de dos horas de duración que consiste en 5 pasos para prevenir y detectar cuando un niño está siendo abusado.
1. Conoce los datos: 1 de cada 10 niños sufrirá abusos
"Este es el primer paso, familiarizarse con las estadísticas. 1 de cada 10 niños sufrirán abusos y el 90% de los abusadores son personas conocidas por el niño o por la familia. Es importante recalcar que la idea de que los extraños son un peligro ( stranger danger) es una falacia, solo representa el 10% de los abusos", dice Brewer. De hecho, en el 60% de los casos el niño es abusado por alquien en su círculo y en el 30% de los casos es un familiar, un padre o un miembro de la familia extensa. En el 60% de todos los casos el perpetrador es un adulto y en el 40% es un joven más mayor o que ejerce poder sobre la víctima. El 20% de los niños serán abusados antes de cumplir 8 años. Y lo más importante, "solo entre un 4% y 8% de las confesiones por abuso sexual infantil son falsas y normalmente se enmarcan en procesos de separación y custodia", apunta Brewer.
2. Minimiza las oportunidades
"Enseñamos a los padres y cuidadores a saber reconocer situaciones que no son seguras para los niños. Por ejemplo, si un entrenador está con los niños a puerta cerrada en una habitación sin ventanas, si un pediatra pide a los padres que salgan de la habitación para examinar a los niños".
3. Habla sobre abuso sexual con tu hijo
"Sé que muchas culturas condicionan a las familias y a los educadores a no hablar de nada relacionado con el sexo, mucho menos sobre el abuso infantil, pero debemos alentar a los adultos a hablar sobre ello con los niños cuanto antes, cuanto más jóvenes mejor", dice Brewer.
La CEO de Darkness 2 light enfatiza que a los niños pequeños hay que enseñarles el nombre anatómico de las partes de cuerpo, hay que hablar de vagina y pene. Esto es importante y Brewer lo explica con un ejemplo: "una niña fue donde su profesora a decirle que su padre se había comido su cookie. La niña se refería a la vagina y a una situación de abuso pero la profesora no pudo detectarlo".
¿Pero cómo hablar con niños pequeños que aún no entienden bien? "Hay que ponerse al nivel de sus ojos para no intimidarles y explicarles que la vagina y el pene solo se los pueden tocar ellos o sus cuidadores cuando les bañan o les limpian y que si alguien les toca en esas zonas tienen que decirlo porque les vamos a creer". Además, hay que extender ese mensaje a todas las personas que se relacionan con él. Por ejemplo, es perfectamente normal e incluso recomendable después de hablar con los niños sobre abuso explicarle a la babysitter, a los profesores o al entrenador que hemos hablado con los niños sobre su seguridad corporal, no solo la seguridad física de no dañarse, sino sobre la seguridad sexual y decirles que no se sorprendan si el niño habla de eso pues está cómodo con esa conversación.
¿Y los niños más mayores, esos que se sienten incómodos al hablar de sexo con sus padres? "Hay que intentar que hablen con un adulto en quien ellos confíen, con un mentor, y explicarles que es correcto mantener esa conversación", explica Brewer.
El objetivo es pasar de ser una sociedad que tiene miedo de hablar sobre abuso sexual infantil a una sociedad que tenga miedo de no hablar sobre ello.
4. Reconoce las señales
Las señales físicas no son tan comunes, pero pueden incluir, como detallan en la Organización Mundial de la Salud, heridas en la zona ano genital, vulvovaginitis recurrente, secreciones en el pene o la vulva, no controlar los esfínteres, quejarse de dolor en el ano (fisuras, dolor, sangre), dolor al orinar e infecciones del tracto urinario. Aunque ninguna de estas señales físicas son evidencia de abuso nunca deberían pasarse por alto. Y hay que tener en cuenta que muchos casos de abuso sexual no dejan ninguna marca física.
Las señales psicológicas o de comportamiento tampoco son evidencia de que el niño esté sufriendo acoso, pero son pistas para los padres y cuidadores. Cambios drásticos en la personalidad o el desarrollo intelectual del niño deberían llamar la atención de los padres. La OMS aconseja poner el foco en: regresión en el comportamiento (comportarse como un niño más pequeño), retroceso en el aprendizaje y en la escuela, respuesta traumática aguda, irritabilidad, problemas de sueño, desórdenes alimenticios, problemas en el colegio, baja autoestima o comportamientos sexuales inapropiados y recurrentes y dar nuevos nombres a los genitales.
5. Maneja la confesión
Se estima que solo el 38% de los niños abusados lo confiesa. "Es muy difícil para los niños revelarlo y se sabe que si los adultos no están a la altura el niño no lo volverá a decir. Nunca se puede cuestionar al niño, hay que decirle siempre: "Te creo, esto no ha sido culpa tuya". Hay que lidiar con responsabilidad y dar confianza al niño", dice Brewer.
Los niños no hablan a veces por miedo a que no les crean, aunque la cifra de falsos reportes es mínima: entre un 4% y un 8%. Otras veces no hablan porque no saben reconocer el abuso o creen que hay que pasar por ese trance. Este es el caso de Nassar: "es lo que se conoce como un perpetrador pilar de la comunidad, un hombre respetado, en el que los adultos confiaban y la gente, tanto los adultos como los niños, tiene miedo de cuestionar la jerarquía".
Una vez el niño accede a hablar, el siguiente paso es denunciarlo a la policía o a los servicios sociales que emprenderán una investigación. Si esta prospera se presentan cargos. El problema es que solo el 50% de los casos llega a ser investigado. "Los niños son inconsistentes en su relato y es la palabra de un adulto contra la de un niño. Debemos reescribir el guión del sistema", dice Brewer. Además hay casos que caen por el camino porque los padres no quieren exponer a sus hijos a más sufrimiento. Pero de los casos que acaban en juicio el 80% de los juzgados por asalto sexual terminan condenados.
El siguiente paso es llevar al niño a un grupo especializado en programas de terapia para víctimas de abuso sexual donde tratarán sus traumas, hablarán de sus experiencias y "servirá de gran ayuda para dejar el abuso atrás y seguir desarrollándose de forma normal".
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