Protesta armada en el Capitolio estatal fue pequeña y transcurrió sin incidentes

Las autoridades de Utah mostraron un despliegue de fuerza sin precedente en anticipación a la protesta armada anunciada para el domingo en el capitolio de Utah, por parte de los partidarios del presidente saliente Donald Trump.
Los partidarios de Trump creen en su mayoría en las denuncias sin pruebas de un supuesto fraude electoral, que el presidente y algunos de sus aliados han venido haciendo desde noviembre, y querían demostrar el contra de la próxima ascensión del presidente electo Joe Biden al poder el próximo miércoles.
Los alegatos del presidente han sido desechados por más de 50 procesos judiciales incluyendo uno introducido por el fiscal general de Texas ante la Corte Suprema de Estados Unidos, del cual se hizo parte Utah a través de su fiscal general Sean Reyes, en contra de la opinión de los entonces gobernador y gobernador electo de Utah Gary Herbert, y Spencer Cox, respectivamente.
Sin embargo, el resultado de la jornada demuestran que las autoridades sobreestimaron tanto el entusiasmo como el número de los manifestantes armados que eventualmente participarían en la manifestación.
El día domingo, los agentes de los cuerpos policiales estatales y locales, así como los miembros de la Guardia Nacional de Utah apostados para defender el Capitolio estatal en Salt Lake City, superaron cómodamente el número de los manifestantes armados que se hicieron presentes.
Al mediodía, cerca de una docena de partidarios del presidente Trump armados se reunieron en el jardín que se encuentra cerca de la entrada sur del Capitolio, dando inicio a la protesta.
Al pasar del tiempo, la manifestación creció pero nunca llegó a los 500 a 1,000 participantes previstos por las autoridades de seguridad del estado. La misión era evitar una repetición de los sucesos del pasado 6 de enero cuando una turba de partidarios de Trump intentando impedir el proceso de la certificación del triunfo de Joe Biden en los colegios electorales, tomó violentamente el Capitolio Nacional, con un saldo de cinco muertos, entre los cuales se cuenta un oficial de la policía del Capitolio, y una infinidad de destrozos en el recinto.
A las 2 p.m. ya no quedaban vestigios de la manifestación.