La 'guerra del bistec': Trump enoja a sus seguidores con el plan de importación de carne argentina

¿Qué tienen que ver Argentina, México y Brasil con el precio del bistec? Un anuncio casual de Trump sobre un posible cambio en las importaciones de carnes ha provocado una feroz oposición de los ganaderos estadounidenses. ¿Qué puede pasar ahora con el altísimo precio de la carne?

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En un sorpresivo anuncio a bordo del avión presidencial, Donald Trump dijo que Estados Unidos podría comprar carne de res argentina con el objetivo de reducir los altos precios al consumidor en el mercado interno.

El presidente republicano, quien prometió días antes abordar el tema de la inflación, declaró a los periodistas que: "Si hacemos eso, hará que bajen nuestros precios de la carne". Este movimiento se enmarca, además, en los esfuerzos de la Casa Blanca para apoyar la tambaleante moneda argentina, el peso, con una línea de crédito swap de $20,000 millones y financiamiento adicional, en vísperas de las elecciones legislativas en el país sudamericano que enfrenta su aliado, el presidente Javier Milei.

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Pero la idea de la carne argentina ha chocado de inmediato con una oposición de los ganaderos y agricultores estadounidenses, grupos que históricamente han sido partidarios de Trump.

Los ganaderos han criticado la propuesta porque temen que perjudicaría a los rancheros y operadores de corrales de engorde del país. La Asociación Nacional de Ganaderos de Carne de Res y el Fondo de Acción Legal de Ganaderos y Ganaderos Unidos de América (R-CALF) se encuentran entre las agrupaciones que han expresado su rechazo.

Los precios de la carne de res en Estados Unidos han permanecido muy altos debido a múltiples factores. Entre ellos se cuentan la fuerte demanda constante, la sequía y, significativamente, la reducción de las importaciones, apuntan diferentes análisis.

Las importaciones disminuyeron en parte debido a los aranceles del 50% impuestos por Trump a Brasil, un gran exportador, y a las limitaciones impuestas a México por la lucha contra una plaga (gusano barrenador): EEUU cerró el ingreso de ganado mexicano en julio para evitar la propagación de esa larva parasitaria que se alimenta de carne viva, una medida que el gobierno de México calificó de "exagerada". Esta suspensión forzó a los productores mexicanos a volcarse al mercado interno, aunque a precios más bajos.

La lógica de la Casa Blanca: bajar precios

La Casa Blanca argumenta que la intervención es necesaria para controlar los precios, ya que el promedio de la carne molida alcanzó su punto más alto, en $6.32 por libra en el informe más reciente antes de un cierre gubernamental.

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La secretaria de Agricultura de Estados Unidos, Brooke Rollins, aunque reconoció el compromiso de ayudar a los rancheros a prosperar, afirmó que la administración busca reducir la inflación y los precios al consumidor.

Rollins prometió que, además del plan con Argentina, se darán a conocer pronto más detalles sobre un esfuerzo mayor para revitalizar la producción de carne de res en Estados Unidos, incluyendo la apertura de más tierras y nuevas plantas de procesamiento. "Una oferta más grande, incluso alineada con una demanda mayor, permitirá que esos precios bajen", considera.

El rechazo de los rancheros: ¿'America First'?

Pero para los ganaderos, la sugerencia de aumentar las posibles importaciones de Argentina van directamente en contra del propósito declarado de los aranceles de Trump: fomentar más la producción nacional y ayudar a los rancheros estadounidenses a competir. Bill Bullard, presidente de R-CALF, afirmó que la idea es una "contradicción de lo que creíamos que era su nuevo curso de acción".

Los rancheros señalan que, tras años difíciles marcados por la sequía, los bajos precios y los altos costos, ahora están compensando. "Finalmente obtenemos buenos precios. Y comenzamos a hablar de política gubernamental para bajar los precios", dijo a AP, David Anderson, economista ganadero de Texas A&M.

Este miedo a la intervención se reflejó en los precios del ganado se deslizaron inmediatamente después de que Trump mencionara por primera vez su idea de intervenir. Esta incertidumbre generada por la posibilidad de mayores importaciones tiene un efecto paralizador, según el economista agrícola Glynn Tonsor: "Cuanto más incierto es algo, menos probable es que la mayoría ponga dinero en juego" para invertir más en ganado.

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El bistec argentino y el precio de la carne en EEUU

Algunos expertos también han mostrado escepticismo, dudando que la medida de Trump logre el objetivo de reducir los precios en los supermercados. Los economistas agrícolas indican que la carne de res argentina representa una porción muy pequeña de las importaciones totales, solo alrededor del 2%. Por lo tanto, incluso duplicar esa cantidad no alteraría significativamente los precios.

Además, gran parte de lo que se importa es carne magra de recortes que las empacadoras mezclan con la carne más grasa producida en Estados Unidos para fabricar la carne molida. Por ello, cualquier cambio afectaría principalmente la carne para hamburguesas, mientras que los precios del bistec (que promediaban $12.22 por libra) probablemente se mantendrían altos.

Hay quienes consideran que, con este escenario, Argentina no puede producir suficiente carne para compensar las grandes pérdidas de importación, como las causadas por los aranceles a Brasil o los límites a México.

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