La muerte de una inmigrante en el mar de San Diego, un caso por el que aún pelea el gobierno mexicano

LOS ÁNGELES, California.- Graciela López Franco decidió tomar un peligroso camino hacia Estados Unidos por su sueño de abrir un restaurante en Jalisco. Esa tarde del 17 de junio de 2015, ella y 19 personas abordaron una lancha que terminó siendo impactada en el mar de California por un bote de una agencia federal. Sólo Graciela murió en ese accidente del que aún quedan muchos interrogantes por resolver.
Los migrantes que iban en esa embarcación afirman que fueron embestidos frente a la costa de Encinitas, en el norte de San Diego, por una embarcación de la Oficina de Aduanas y Control Fronterizo (CBP) y que así perdió la vida Graciela; mientras que la agencia asegura que se trató de choque "accidental" que se produjo tras una persecución en altamar y subraya que trataron de salvar a la mujer.
" Nos atacaron", dijo a Univision Noticias Edy Ruiz, uno de los que viajaba en la lancha. “Nos pasaron por encima, nos atropellaron; a unos los aventó y a otros los golpeó”, agregó Ruiz, quien ahora vive en Los Ángeles y trata de obtener algún beneficio migratorio tras el incidente.
Casi dos años después de la muerte de Graciela, sus padres, quienes radican en Jalisco, no han dejado de presionar en los tribunales para que se castigue a los tres agentes que tripulaban aquel bote del CBP. En una demanda interpuesta en agosto de 2015 ellos alegan que dichos elementos incurrieron en uso excesivo de fuerza, el cual provocó el fallecimiento de su familiar.
El gobierno de México, en tanto, no ha quitado el dedo del renglón en este caso. “Queremos determinar que se hizo lo posible para que no falleciera (López Pérez)”, mencionó Marcela Celorio, cónsul de México en San Diego, quien indicó que a la fecha las investigaciones han fallado a favor de los agentes.
Este caso se ha convertido en una prioridad para el gobierno del vecino país, luego de que se resolvieron por medio de indemnizaciones los procesos judiciales de Anastacio Hernández, quien falleció tras la golpiza que le propinaron agentes federales en esa ciudad en mayo de 2010, y de Cruz Marcelino Velázquez Acevedo, un adolescente que perdió la vida luego de que bebió metanfetamina líquida frente a elementos del CBP en la garita de San Ysidro en noviembre de 2013.
Sus familiares aceptaron compensaciones separadas de un millón de dólares, sin embargo no lograron que se aplicaran castigos ni sanciones administrativas contra los oficiales acusados.
En el caso de Graciela, sus padres buscan asimismo que el gobierno federal les indemnice con una cantidad no especificada y que se penalice legalmente a los agentes Christopher Hunter, Arian Linscott y Craig Jenkins.
Si bien el CBP aseguró en un principio que sus agentes no chocaron deliberadamente contra la lancha, uno de sus voceros indicó este miércoles a Univision Noticias que la agencia no podía proporcionar más detalles ni comentarios sobre este proceso por tratarse de un litigio pendiente.
La trágica ruta de Graciela
El plan de Graciela, a quien sus familiares y allegados llamaban de cariño 'Chela', era reunirse con uno de sus 12 hermanos en Atlanta, Georgia. Su objetivo era trabajar y ahorrar el dinero suficiente para abrir un establecimiento de comida en su pueblo natal, Arandas.
En un principio trató de venir legalmente a EEUU pero le negaron la visa de turista. Después se animó a cruzar con la ayuda de algún traficante de personas, aunque le tuviera que pagar miles de dólares.
Graciela y los otros 17 inmigrantes fueron llevados a un poblado de Ensenada, México, y se hicieron a la mar en una panga de 26 pies de largo. Su destino era San Diego. Fue un agobiante recorrido nocturno que tomó siete horas. Iban apretujados y en algún momento los dos 'coyotes' perdieron la ruta.
Casi al llegar a Encinitas, alrededor de las 2:00 de la madrugada del 18 de junio de 2015, la embarcación fue interceptada por un bote del CBP. Los agentes les ordenaron detenerse usando un altavoz, pero los traficantes de personas aceleraron hacia altamar, desatando una persecución.
“Los ‘coyotes’ le dieron más recio y después los agentes le tiraron balazos al motor de la lancha”, contó Edy Ruiz. Este relato coincide con la versión oficial sobre que los oficiales realizaron disparos al aire y después hacia el motor de la lancha, una práctica común para detener las pangas. Este sistema es cada vez más popular también para el trasiego de droga a EEUU.
El choque y las versiones opuestas
La agencia federal aseguró el día del incidente que la persecución ocurrió a alta velocidad y que en algún punto se cruzaron ambas embarcaciones y terminaron chocando. Pero Ruiz y otros migrantes alegan que su lancha se detuvo porque el motor se averió debido a los disparos y que la lancha del CBP se mantuvo unos minutos a la expectativa.
Poco después, contaron, el bote-patrulla, de 38 pies de largo y 18,000 libras de peso, se dirigió a gran velocidad hacia los migrantes y les pasó por encima. La panga terminó hundida y sus pasajeros, luchando por no hundirse en un mar embravecido.
“Mi conclusión es que lo hicieron a propósito, porque ya estábamos parados, no había problema”, dijo Ruiz, originario de Jalisco.
Hasta que los oficiales subieron a los migrantes a su bote-patrulla se dieron cuenta que faltaba Graciela. “Les pedimos que se arrimaran para que voltearan la lancha, pero no quisieron. Entre todos nosotros lo hicimos y fue cuando salió el cuerpo de ella”, contó Ruiz.
Un helicóptero ambulancia trasladó a la mujer a un hospital, pero los esfuerzos para reanimarla fueron en vano. El consulado mexicano ha dicho que la causa oficial de muerte de la mexicana es ahogamiento, pero quienes iban con ella creen que quizás quedó inconsciente tras ser golpeaba por el bote del CBP.
“Claramente fue un exceso en el uso de fuerza y hubo negligencia, porque una lanchita no ponía en peligro a los oficiales de inmigración”, expresó el abogado Alex Gálvez, quien representa a cinco inmigrantes que iban a bordo de aquella panga.
Casi han pasado dos años de este trágico incidente, pero Edy Ruiz sigue recordando con claridad la conversación que tuvo con Graciela y el momento en que la vio flotando en el mar.
“Sentí mucha tristeza cuando la vi muerta, porque cualquiera pudo haber estado en su lugar”, dijo.