Cuando la fortuna llama a tu puerta: los golpes de suerte de 2016

LOS ÁNGELES, California.- Pocos lo conocen por su nombre, ‘Steel Wheat Penny’, pero muchos fueron los que este año vaciaron sus bolsillos y revisaron los cajones de casa tras leer la noticia de que un centavo de 1944 –rareza de la Segunda Guerra Mundial- que cotizaba a más de 100,000 dólares en el mercado de la numismática podía estar en poder de cualquiera sin saberlo.

Este caso no fue el único que este año que termina llevó a prestar más atención a los centavos que muchas veces se desprecian por su escaso valor. El banco en línea Ally Bank puso en marcha en octubre una campaña de marketing consistente en distribuir monedas falsas similares al centavo por diez ciudades de Estados Unidos. Cada una de esas piezas se valoró en 1,000 dólares que serían para quien las encuentre.

Esa caza de los ‘centavos de la suerte’ aún está en marcha hasta el 31 de diciembre. A principios de este mes 65 de las 100 monedas repartidas por EEUU ya habían sido canjeadas.

En total se asignaron diez a cada una de estas ciudades: Austin, Charlotte, Chicago, Denver, Detroit, Los Ángeles, Miami, Nueva York, San Diego y Washington, D.C. En urbes como Los Ángeles solo quedan dos sin ubicar, en San Diego cuatro, mientras que en Miami y Nueva York, cinco y seis, respectivamente.

La atracción por el dinero fácil fue el gancho usado por una empresa fabricante de una aplicación de teléfono para conseguir ampliar su base de usuarios de la noche a la mañana. En septiembre y octubre propusieron una búsqueda de dinero oculto en San Diego y Santa Mónica, en California. Uno de los participantes logró embolsarse 500 dólares.

Los ganadores de lotería

Gracias a un golpe de suerte fue también que una mujer hispana residente en Pico Rivera, en Los Ángeles, pasó de estar a punto de vender su casa sobre la que tenía una segunda hipoteca a poder hacer frente a todas sus deudas.

Ana Avelar había consultado a un agente inmobiliario para estudiar si le merecía la pena desprenderse de su vivienda. Ese ‘broker’ le envió una carta de cortesía tiempo después en la que incluyó un boleto de lotería de raspar (Scratchers) de un dólar. La fortuna quiso que ese ticket escondiera 600,000 dólares de premio.

La mujer pensó que todo era una broma aunque pronto comprobaría que no. Avelar optó por canjear la máxima cantidad posible de inmediato (348,000 dólares) frente al plan de cobrar 2,000 dólares al mes durante 25 años que también ofrecía California State Lottery (Calottery).

Otra afortunada, esta vez en San Francisco, tuvo a principio de año una corazonada que le arregló la vida, al menos económicamente.

Lisa Toton contó a Calottery que tuvo una premonición y fue a comprar varios boletos de Scratchers después de ver una catarina amarilla ( yellow ladybug) que le resultó muy extraña. Uno de esos boletos estaba dotado con 6 millones de dólares al portador, según se supo en febrero.

Más rocambolesca fue la idea que pusieron en práctica un grupo de criminales en Garden Grove, en el condado de Los Ángeles, donde decidieron robar varios establecimientos para arrancar cajas registradoras, cajeros automáticos y llevarse miles de boletos de lotería de raspar.

Los delincuentes descubrieron que entre su botín había tickets premiados y trataron de canjearlos. Semanas después fueron detenidos.

En cuanto a golpes de suerte, sin duda, la noticia del año fue los 1,500 millones de dólares que repartió en un solo día el Powerball, el mayor premio de la historia de la lotería en Estados Unidos. El sorteo se celebró el 13 de enero entre una gran expectación mediática y hubo tres acertantes de la combinación ganadora completa, uno en California, otro en Florida y el último en Tennessee.

Los afortunados en Florida y Tennessee reclamaron el premio a los pocos días, pero en California hubo que esperar seis meses hasta que Calottery anunció el nombre de los agraciados, una pareja de apellido hispano que compró su boleto en un 7-Eleven de Chino Hills, en el condado de San Bernardino. Marvin y Mae Acosta terminaron por embolsarse 327 millones de dólares y tras asesorarse legalmente optaron por gestionar su recién adquirida fortuna a través de un fideicomiso. Parte del dinero se destinará a caridad, dijeron.